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Diagnóstico: sanear el déficit por cuenta corriente estadounidense

(OroyFinanzas.com) – Los inversores han regresado del fin de semana dispuestos a comenzar la semana que despedirá noviembre y dará la bienvenida al último mes del año. La mañana europea está siendo tranquila en cuanto a referencias macroeconómicas, ya que simplemente se ha conocido un ascenso, por encima de las previsiones, del gasto de los franceses. En el Mercado FOREX empezamos la sesión (para no perder la costumbre) con el euro en zona de máximos frente al dólar, tras superar el viernes, por primera vez en su historia, la barrera de los 1.33 dólares, después de pasarse casi todo el mes de Noviembre encadenando máximos históricos.

Como ocurrió el año pasado, este fin de año también está siendo extraordinarios en los mercados cambiarios. Tras un año de relativa estabilidad, en los últimos meses el EUR/USD ha rebotado fuertemente, a medida que los inversores se han ido dando cuenta de que el desequilibrio externo de Estados Unidos está alcanzando niveles insostenibles.

La cuestión sigue siendo cómo sanear el déficit por cuenta corriente estadounidense. En principio, la respuesta es sencilla: Estados Unidos tiene que importar menos y exportar más. Para importar menos, la demanda interna se tiene que desacelerar. Para exportar más, el resto del mundo tiene que comprar más productos americanos. ¿Cómo se consigue todo esto?

Es cierto que un dólar más débil facilitaría las exportaciones estadounidenses. No obstante, también aumentaría las expectativas de inflación, lo cual favorecería más subidas de los tipos de interés en Estados Unidos, que acabarían ralentizando la demanda interna y, en consecuencia, perjudicando las importaciones.

En otras palabras: si el dólar se debilita pero la demanda interna norteamericana no se desacelera, el déficit por cuenta corriente no se corregirá. Esto es, precisamente, lo que ha pasado en los últimos dos años: el dólar se ha ido debilitando, pero debido a la intervención de los bancos centrales asiáticos los tipos de interés americanos no han aumentado (ahora empiezan a hacerlo) y la demanda interna ha seguido boyante, empeorando, en lugar de mejorar, el déficit por cuenta corriente.

Por consiguiente, el ajuste necesita que se den ambas condiciones simultáneamente : (1) un dólar mas débil y (2) una economía norteamericana al ralentí. Sin embargo, dado el rol de la economía norteamericana como motor del crecimiento mundial, su desaceleración tendría que ser compensada por una aceleración económica en el resto del mundo. Es decir, el resto del mundo tendría que (1º) aceptar una divisa más cara y (2º) generar más demanda interna que sirva de contrapartida al ajuste americano.

Según nos enseña la ciencia macroeconómica, el resto del mundo tendría que enfrentarse, en este escenario, a unas expectativas de inflación menores (derivadas de la apreciación de sus monedas) y, por tanto, a unos tipos de interés inferiores. Esto estimularía la demanda interna y aumentaría las importaciones de productos americanos.

Hasta aquí la teoría. ¿Qué implica este proceso para la Eurozona? Claramente, la Zona Euro está teniendo muchos problemas para generar demanda interna. El mecanismo tradicional por el cual las exportaciones se transformaban rápidamente en demanda interna no está funcionando ahora.

¿Significa esto que la Zona Euro debería oponerse a la apreciación del euro para evitar que se debilite la recuperación económica, como piden Alemania y otros Gobiernos europeos? En mi opinión, NO. El desequilibrio mundial es un problema de todos, también de la Zona Euro. Es muy fácil culpar a Asia y a sus políticas cambiarias del déficit exterior norteamericano, pero no olvidamos que la Zona Euro también tiene un superávit bilateral con Estados Unidos, superávit que ha aumentado en casi un punto del PIB en los últimos dos años. (Efectivamente, si la Zona Euro ha crecido a una media del 1% anual desde 2001, una buena parte de este crecimiento ha provenido del déficit estadounidense). Ahora es el momento de devolver el favor. Además, no olvidemos que las divisas asiáticas se han apreciado contra el dólar más que el euro en lo que va de año. Así pues, Europa tiene que: (1º) aceptar la apreciación del euro y (2º) tomar medidas para estimular la demanda interna.

En mi opinión, el BCE tiene que analizar con cuidado las consecuencias de un euro permanentemente más fuerte y modificar su evaluación de la situación económica, recortando los tipos de interés si fuera necesario, no para frenar la caída del euro, sino para estimular la demanda interna de la Eurozona y compensar el impulso deflacionista de un euro mas fuerte. La Unión Europea tiene que aceptar que el euro es una moneda de reserva y que debe compartir con Estados Unidos el déficit mundial por cuenta corriente.

Hace apenas unos minutos, Jean Claude Trichet ha insistido en lo que ya dijo el viernes: que las recientes subidas del euro frente al dólar no han sido bienvenidas. En la misma línea se ha pronunciado el Ministro de Finanzas Alemán, Clement, quien, curiosamente, la semana pasada decía lo contrario. Esta vez, Clement ha incluso señalado la posibilidad de llevar a cabo una acción concertada (léase: intervención vendiendo euros).

En cualquier caso, ya conocéis mi opinión respecto a las intervenciones en el Mercado FOREX: raramente funcionan si las mismas van en contra de las variables fundamentales de la economía, aunque (todo sea dicho) sí generan momentáneamente rápidos y potentes movimientos en el Mercado, muy queridos por los especuladores debido a las fuertes plusvalías que suelen generar.

Por otro lado, ¿qué le corresponde hacer a Estados Unidos? No caigamos en la « trampa » de pensar que porque su déficit fiscal sea el gran responsable de la caída del dólar, las dificultades desaparecerán automáticamente si los norteamericanos se limitan a poner en orden su casa fiscal (aunque ya sería un gran paso si lo hicisen). Si el déficit fiscal se va a reducir y la economía de Estados Unidos va a evitar una recesión profunda, o el sector privado tiene que expandirse para llenar la brecha que deje el préstamo del gobierno en declive, o el déficit exterior tiene que caer.

Si ocurre lo primero, tendríamos que ver un gran impulso en el gasto privado, para llevar de nuevo el déficit del sector privado hacia el 6% del PIB, donde estaba en 2000. La única forma de lograrlo sería aflojando la política monetaria, lo cuál impulsaría aún más la caída del dólar. Si la segunda variante es la que se opera, también habría necesidad de que se produjera una depreciación adicional del billete verde.

En definitiva, sin una depreciación del dólar, el ajuste de la cuenta corriente de Estados unidos sólo podrá producirse a través de una demanda general más baja. Pero un cálculo precipitado sugiere que una reducción en el déficit de la cuenta corriente norteamericana de un punto porcentual del PIB requeriría una reducción del 6% en la demanda interna real…. en otras palabras, un desplome.

¿Cuál es la conclusión, pues? Primero, que la trayectoria del déficit norteamericano es una consecuencia, como he dicho ya en alguna ocasión, del crecimiento comparativamente mayor de la economía norteamericana. Segundo, una gran depreciación real del dólar es ineludible. Empecemos, pues, a aceptar los que es inevitable.

¿Y cuándo se detendrá la actual tendencia bajista del dólar (me habéis preguntado, también, muchos)? Cuando se resuelva el desequilibrio fundamental de la economía mundial que acabo de explicar. Estados Unidos debe ahorrar más y el resto del mundo debe consumir más. Hasta que esto no ocurra, el dólar seguiá debilitándose.

En estos momentos, el sentimiento existente hacia el dólar es tan negativo en los mercados de divisas que cualquier información es susceptible de acelerar aún más la caída del billete verde, como ocurrió la semana pasada al darse a conocer las informaciones procedentes de China, pese a que después fueron desmentidas oficialmente. Ya sabéis que el Banco Central de China iba a reducir a 180 millardos de dólares sus haberes en bonos del Tesoro. En un posterior comunicado, un responsable chino aseguraba que esta noticia tuvo una « mala interpretación ». En cualquier caso, sea cierto o sólo sea un rumor, todo comentario sobre la reducción de activos en dólares por un banco central genera inmediatas ventas de billete verde en el Mercado FOREX, acelerando el retroceso del dólar.

Este es el motivo del despome que sufrió el dólar el miércoles de la semana pasada cuando el Banco Central ruso aseguró que no excluía aumentar en sus reservas una parte de euros en detrimento del dólar. Desde entonces, otros bancos centrales, como los de Malasia e Indonesia, se han subido al carro de Rusia y China, anunciando su intención incluso de desvincular su moneda del dólar si sigue la caída del billete verde.

El problema es que el déficit norteamericano se financia con las compras de bonos del Tesoro estadounidense por parte de inversores extranjeros. Si éstos redujeran sus inversiones en Estados Unidos, la balanza por cuenta corriente agravaría su déficit, y el dólar se debilitaría aún más.

En fin, todo indica que el dólar va a proseguir su calvario: el próximo objetivo del euro es el umbral de los 1.35 dólares, aunque a corto plazo las probabilidades de corrección están creciendo drásticamente, así que atentos al «reversal» que anuncia la extremada sobrecompra existente. Los soportes más importantes se hallan en los 1.3220, 1.3185, 1.3105 y 1.3075 dólares por euro, mientras que las resistencias emergen en los 1.33, 1.3330, 1.3355 y 1.4160 dólares por euro.

Por su parte, la libra esterlina, tras superar la semana pasada el umbral de los 1.90 dólares (llegó a tocar un máximo de 1.9025), ahora retrocede presionada por el tope que encontramos en el 1.9035. Esta mañana, el par GBP/USD ya ha penetrado el soporte de los 1.8875 dólares por libra. Los análisis intradía apuntan « Sur » y los siguientes soportes se hallan en los 1.8835, 1.8775, 1.8730 y 1.8665 dólares por libra.

Mientras tanto, el yen ha moderado su subida ante las declaraciones del ministro de Finanzas japonés, Sadakazu Tanigaki, sugiriendo que Japón podría vender yenes para frenar su impulso (intervención verbal). En estos momentos, el USD/JPY cotiza por debajo de los 103 yenes por dólar y la siguiente resistencia que encara el Mercado es la de los 103.40 yenes por dólar. De momento, este cruce se halla bien soportado por la base de los 102.15 yenes por dólar.

El potagonista de la agenda macroeconómica de esta semana será el paro de Estados Unidos, aunque compartirá cartel con otras referencias macroeconómicas de primera fila, como la reunión del BCE, la revisión del PIB estadounidense, el IPC de la Zona Euro o la publicación del Libro Beige. Mañana, además, el presidente del BCE, Jean Claude Trichet, comparecerá ante el Comité de Asuntos Económicos y Monetarios del parlamento Europeo.

En general, se espera que los datos macro que esta semana se publiquen en la Zona Euro confirmen el retroceso de la confianza, debido a la escalada de los precios del petróleo y a la revalorización del euro. Así, los pronósticos indican que las encuestas de confianza de la Comisión Europea para noviembre, que se publicarán mañanas, muestren caídas respecto a octubre. Al menos, el retroceso habido por el IFO alemán, el sondeo del Banco Nacional Belga y el índice « ISAE » italiano apuntan a una caída de la confianza industrial en la Zona Euro. Y lo mismo podemos decir de la confianza del consumidor.

De igual manera, se prevé que la cifra de confianza empresarial de Francia para octubre caiga respecto a septiembre, mientras que la confianza del consumidor de noviembre no mostrará variación, en el mejor de los casos. También se estima que los índices de gestores de compra de noviembre, tanto para los sectores manufacturero como de servicios, registren una bajada respecto a octubre.

En lo que se refiere a la inflación, se prevé que el IPC armonizado provisional de la Zona Euro para noviembre muestre un incremento interanual del 2.3%, por debajo del dato de octubre, cuando pasó del 2.1 al 2.4%.

Fuente: ACM – Advanced Currency Markets

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