Dólar: Condenado a la caída

(OroyFinanzas.com) – Nada ha cambiado en el Mercado FOREX desde el viernes. El tono positivo predomina entre los inversores, que esperan cerrar el año con fuertes ganancias. Mientras, el dólar continúa cediendo terreno frente al resto de las divisas. Y ello a pesar de que los datos macroeconómicos que se han publicado últimamente en Estados Unidos han sido de corte positivo.

El índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan, por ejemplo, mejoró el viernes mucho más de lo que se esperaba, mientras que las ventas minoristas de octubre se incrementaron también por encima de las previsiones que manejaba el Mercado.

No obstante, el EUR/USD, tranquilo, sigue avanzando y se negocia en estos momentos alrededor de los 1.2950 dólares por unidad, muy cerca de su máximo histórico frente a la divisa estadounidense. Ironías del Mercado, ya que los datos macroeconómicos que se han publicado en el Viejo Continente no conducen al optimismo: la Zona Euro ha crecido por debajo del 2% en el tercer trimestre mientras Alemania se halla cerca del «crecimiento cero».

Las dudas sobre la capacidad europea para aguantar el actual cambio del EUR/USD han tenido su inmediata y más clara respuesta en los datos sobre el crecimiento alemán, que reflejan, efectivamente, que el PIB de la primera economía europea ha subido en el tercer trimestre al menor ritmo en más de un año. ¿El motivo? Las exportaciones, que si bien mantienen una importante magnitud en términos absolutos, han empezado a ceder en cifras relativas como consecuencia de la apreciación de la divisa europea. Asunto peligroso éste, porque si Alemania no arranca, sus socios y clientes comerciales europeos tropezarán a su vez con dificultades para exportar allí sus productos y ello afectará a sus propias tasas de crecimiento.

Esta mañana, el Banco de Francia ha rebajado su previsión de crecimiento hasta el 2.2%, tres décimas menos que hace sólo un mes. El banco central galo asegura que tanto la demanda interna como la externa se han debilitado, y que la actividad industrial, que resurgió con mucha fuerza en septiembre, ha vuelto a estancarse.

Sin duda, a este lado del Atlántico la fortaleza del euro empieza a molestar. Después de que el ministro del Tesoro italiano insinuara la semana pasada la posibilidad de una intervención coordinada de los bancos centrales para quitar fuerza a la divisa comunitaria, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, reafirmó el viernes que sus comentarios contra el euro eran “justos y necesarios”. Por otro lado, un alto responsable del partido de Gehrard Schröder, Ludwig Stiegler, ha pedido públicamente al BCE que “intervenga de forma coordenada con el resto de los bancos centrales para debilitar al euro y ayudar al crecimiento y a las exportaciones”.

Todo ello sin olvidar las declaraciones, la semana pasada, del ministro de Economía de Italia, Domenico Siniscalco, rompiendo tabús y afirmando claramente que una “intervención coordinada en el seno de los países del G-7 para estabilizar las cotizaciones era una posibilidad”.

No obstante, la Administración Bush no se encuentra a disgusto con un dólar débil. Al contrario: está muy bien dispuesta a tolerarlo, ya que le ayudará a reducir las elevadas cifras de déficit comercial que acumula. De hecho, las autoridades estadounidenses no han mostrado ninguna preocupación por la cotización del billete verde, a diferencia de lo que ocurre en Europa y en Japón.

Y es que la carrera alcista del euro es, en realidad, un efecto de los esfuerzos de las autoridades estadounidenses por mantener la cotización del dólar en niveles bajos con el fin de intentar solventar su elevado déficit comercial con Japón o China. Los exportadores europeos están pagando la política de Alan Greenspan y del secretario del Tesoro, John Snow, de mantener un dólar débil frente al yen y al yuan (a pesar de que Snow siga reiterando, de tanto en tanto, su política de apoyo a un “dólar fuerte”).

No deja de resultar irónico, que un euro más débil resultaría más oneroso para la Eurozona. Porque sin el filtro del euro, la fuerte la factura petrolera caería sin atenuantes sobre todos los consumidores.

Sea como sea, mi opinión es que el dólar va a seguir cayendo a medio plazo. Tiene que ser así para que las condiciones macroeconómicas se normalicen en Estados Unidos. Claro, luego volverá a subir, aunque no tanto como hasta ahora. Pero de momento, en los próximos dos/tres años, el dólar va a protagonizar una caída profunda que aquí, en los mercados de divisas, va a generar rentabilidades récord a aquellos que tomen a tiempo esta corrección de gran alcance. Si la política norteamericana no cambia (y no me refiero sólo a la política macro sino también a la exterior), el dólar no podrá mantenerse.

En cualquier caso, es posible que la velocidad de apreciación del euro se ralentice ahora (en el último mes, los inversores se han beneficiado de un 5% de apreciación). Los comentarios de Trichet calificando de « no bienvenido » y « brutal » el movimiento del euro tras la reunión del G10 han contribuído ya a frenar la velocidad de aperciación. Si el euro sube hasta los 1.35 dólares en el plazo de diez días (subida que podemos consierar «rápida»), las posibilidades de que el BCE intervenga son grandes, pudiéndolo hacer junto al Banco de Japón, que también quiere quitar fuerza al yen.

La última intervención coordinada sobre divisas se produjo en otoño del año 2000, cuando la Zona Euro, Estados Unidos y Japón adquirieron cantidades masivas de euros para frenar la caída de la divisa europea, que llegó a cotizar en los 0.8230 dólares. En aquel entonces, los políticos europeos se quejaban de que tenían una divisa débil. Hoy es lo contrario.

Atentos, hoy, al plato fuerte de la sesión: la reunión de los ministros de finanzas de la Eurozona y una conferencia de prensa al término de la misma a las 19.00 horas de Ginebra (horario, también, de Madrid). Los « doce » pondrán hoy a prueba su capacidad para reaccionar ante la reciente escalada de la divisa europea. En contra de los criterios del BCE, que intenta guardar siempre con celo su independencia en las decisiones sobre política monetaria, desde Francia e Italia ya se ha reclamado a los Doce que muevan ficha para no perjudicar más a las exportaciones europeas.

El presidente francés, Jacques Chirac, pidió precisamente, durante la pasada Cumbre de Bruselas, a sus socios que analicen, junto con el BCE, las consecuencias de la tendencia a la baja de la cotización del dólar frente al euro y se produzcan « ciertas reacciones ».

En el BCE, la caída del dólar genera división de opiniones. Unos dicen que permite no subir los tipos de interés. Pero otros, como el presidente del Bundesbank, Axel Weber, sugieren que se acepta la subida en flecha del euro para tapar tensiones inflacionistas, que son el resultado de una crecimiento fortísimo de la cantidad de dinero y de los préstamos.

Esta mañana, hace apenas una hora, Wim Duisenberg, que fue el primer presidente del BCE, ha asegurado que no está preocupado por la fortaleza del euro y que no hay ningún riesgo que pueda derivarse de esta situación. El holandés ha declarado que el tipo de cambio actual entre el euro y el dólar ayuda a controlar la inflación en la Eurozona. El mayor riesgo, en opinión de Duisenberg, es que los déficit presupuestario y por cuenta corriente de Estados Unidos son insostenibles.

A día de hoy se prevé que el EUR/USD se mueva entre los 1.2935 y los 1.2990 dólares por euro, localizándose las resistencias en los 1.2990, 1.3005 y 1.3050 dólares por euro. No obstante, no descarto que se inicie un proceso correctivo puntual en favor del dólar, en cuyo caso debéis prestad atención a los siguientes soportes/objetivos bajistas: 1.2935, 1.2890 y 1.2835 dólares por euro.

Por su parte, el Mercado del USD/JPY, espectacular, está pulverizando soportes sin problemas, entrando en « zona caliente », cerca de los 105 yenes por dólar, como consecuencia de la extraordinaria revalorización del yen. Y ello a pesar de que las cifras del PIB japonés del tercer trimestre han sorprendido negativamente situándose en el 0.3%, cuando las estimaciones se apuntaban un por encima del 2%. En menos de un año veo al USD/JPY entorno a los 95 yenes por dólar.

Los soportes comienzan en la figura del 105, seguido de piso de los 104.75 yenes por dólar. Espero que el Banco de Japón intervenga si se rompe la barrera de los 104 yenes por dólar. La resistencia más cercana emerge en los 106 yenes por dólar, seguida del 106.30 y del 107. Por encima, tenemos el nivel de los 107.75 yenes por dólar, 38% del retroceso de la caída que hubo desde los 111.70 hasta los 105.25 yenes por dólar.

Esta semana el Banco de Japón celebrará su comité de política monetaria, así que habrá que estar atentos al mensaje que de este foro emane. La apreciación del yen ha sido manor que la de buena parte de las divisas asiáticas, dada la amplificación de la presión depreciadora del dólar sobre el resto de monedas asiáticas. Corea incluso ha bajado sus tipos de interés en 25 puntos básicos para aliviar en parte este movimiento de su tipo de cambio.

Finalizo este FLASH de hoy recordando que el barril brent terminó el viernes en 42.31 dólares, el punto más bajo desde principios de septiembre y que el West Texas sigue con el descenso esta mañana en los fuera de hora y se paga a 46.9 dólares, un 1.2% menos que los 47.5 dólares del viernes.

Fuente: ACM – Advanced Currency Markets

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Sobre el autor

Marion Mueller
Marion Mueller is the an analyst with OroyFinanzas.com.
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