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Demanda apoya el precio del oro

(OroyFinanzas.com) – El crudo invierno, que ayer hizo dispararse los precios del gas natural, en acción. Volvamos al oro entonces. Aparte de un episodio de pánico comprador precisamente en medio de la segunda crisis del petróleo de finales de los 70, que llevó al precio del oro brevemente por encima de los 800 dólares, la mayor parte de los últimos años los ha pasado en un rango entre 250 y 500 dólares por onza aproximadamente.

La penetración de la parte alta de este rango (en el momento de escribir estas palabras cotiza a 530.8 $/onza), ha vuelto a poner en portada al metal amarillo. Desde que el último ciclo bajista marcó mínimos en 1999, el oro ha duplicado su precio. La mayor parte del ciclo de subida se ha producido en medio de un mercado bajista del dólar, de modo que la revalorización del oro ha pasado más desapercibida al considerarse parte del proceso de ajuste del dólar en un momento que el principal peligro para el sistema financiero internacional era la deflación. Sin embargo el último tramo de subida ha coincidido con el cambio de orientación en el billete verde, y cada vez hay más voces que defienden la idea de que, detrás de las compras de oro hay algo más que un ciclo alcista en una materia prima.

Lo cierto es que el oro se ha visto sujeto a un fenómeno similar al de otras materias primas (incluidos el petróleo y el cobre, por ejemplo), en el sentido de que la oferta no ha sido capaz de mantener el ritmo de la creciente demanda procedente en gran parte de Asia. La India es un mercado tradicional para el oro, y la demanda de oro para joyería ha aumentado con fuerza; China -¡cómo no!- es otro foco de demanda incremental. Durante muchos años los bancos centrales han estado disponiendo de parte de sus reservas de oro en el mercado, de modo de tras quince años de ventas sólo queda en poder de estas entidades el 20% del oro que hay en el mundo.

Se estima que en torno a un 75% de la demanda de oro tiene fines industriales. A pesar de que posiblemente el mercado alcista del oro se puede explicar a partir de los fundamentales de su uso industrial, combinados con la reducción en la oferta de los bancos centrales, es innegable también que su relativa escasez y su condición prácticamente indestructible, han proporcionado desde siempre al oro un uso como depósito de valor. Es precisamente a este uso el que una corriente de opinión contemporánea destaca, señalando al oro como única protección posible ante la irremisible pérdida de valor del dinero fiduciario.

También se coloca detrás de las compras de oro a los petrodólares del Golfo Pérsico, cada vez más difíciles de rastrear; algo que tiene bastante sentido porque estas economías están prácticamente dolarizadas (las transacciones de crudo se realizan en dólares y las divisas de estos países están fijadas al billete verde), de modo que no disponen de herramientas monetarias propias para frenar la inflación, que en esta área está en el diez por ciento anual aproximadamente.

En definitiva, el mercado alcista del oro, como todos los mercados en tendencia, no tiene una sola raíz. Es posible que empezase a partir del tirón de la demanda asiática, como otras materias primas, y que, una vez identificada la tendencia, se haya alimentado de “grandes especuladores” (tipo hedge funds), que posiblemente tengan entre sus inversores agencias de inversiones de más de un país exportador de petróleo.

Entre los compradores de oro es muy probable que haya inversores cuya motivación sea protegerse de la inflación, y piensen que ante el excesivo endeudamiento de gran parte de la sociedad occidental, con EEUU a la cabeza, la solución más fácil para los políticos será darle a la maquinita de imprimir dinero. El tiempo da y quita la razón.

Después de esta digresión magnífica, comprobamos con alivio que los principales cruces de divisas siguen estables. En general las divisas europeas han mantenido el tono alcista que las acercó en la sesión de ayer a la parte alta del rango de las últimas veinte sesiones. Por su parte, el yen ha perdido terreno frente a sus dos principales contrapartidas.

Destacamos el comportamiento de GBP/USD, que muestra a la libra como la más agresiva de las divisas europeas frente al dólar, ya que ha sido capaz de volver a los máximos de ayer en 1.7560, situándose por encima de la media de 50 sesiones y amenazando con niveles más ambiciosos, en el entorno de 1.7830-1.79.00.

El cruce más seguido, EUR/USD se mantiene cerca de los máximos de ayer en 1.1850, pero todavía por debajo de la media de 50 sesiones. A corto plazo la zona 1.1875-1.1915 es crítica para definir la orientación del par.

La semana próxima los operadores estarán pendientes de la redacción de la nota de prensa que acompañará el martes la previsible subida de otros 25 bps en los tipos de interés de la FED. Este ejemplar ejercicio hermenéutico no tiene otro objetivo que intentar adivinar el “timing” del final del ciclo de subida de tipos en EEUU. La segunda cita en orden de importancia es la encuesta Tankan que se publica el miércoles en Japón. Así pues, el centro de atención se desplaza de Europa.

Fuente: ACM – Advanced Currency Markets

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