Alan Greenspan y los excesos de la economía

(OroyFinanzas.com) – Si algo puede asegurar que el oro actuará como claro refugio en esta ocasión es que, precisamente por haber sido despreciado como medio de cambio y unidad de cuenta no se va a ver arrastrado por el descrédito que, inevitablemente, afectará a todos sus sucedáneos.

 Apenas retirado Alan Greenspan ya se están adelantando algunos a comparar su figura en el mundo financiero con la que representó Albert Einstein en el de la Física.

Sin embargo, el hecho cierto es que el ex gobernador de la Reserva Federal mas que resolver el gran problema de nuestros días acabó por aceptar que el problema no tiene solución y, más aún, actuando en consecuencia, emprendió un trascendental cambio de rumbo en el manejo de las finanzas planetarias. Porque hoy ya no existe un solo gobernante capaz de decir a sus votantes que la prosperidad del mañana solo se puede cimentar sobre los sacrificios del presente.

Y así, lo que fue norma y principio básico director de la actuación de los poderes públicos y de la Economía Política durante siglos ha quedado convertido en conocimiento obsoleto, doctrina que duerme el sueño de los justos en el polvo de los viejos manuales.

En todo este tiempo se asumió que los excesos cometidos durante las fases expansivas de la Economía podían corregirse durante la fase de estabilización, realizar las purgas y ajustes necesarios, explicarlo a la población y volver después a la senda de crecimiento sobre una nueva base mas sólida. Ni siquiera los grandes acontecimientos bélicos y políticos, incluidas las dos grandes guerras interrumpieron este ciclo. Mas al contrario, contribuyeron en determinadas ocasiones a hacer mas rápido y efectivo el proceso de saneamiento económico, aunque hoy nos parezca cínico decirlo.

Fue el periodo en que se consolidó el traspaso del poder económico mundial que había estado en manos de las potencias europeas y finalmente del Imperio Británico a la nueva potencia emergente: los Estados Unidos de América.

Sin embargo, nunca en la historia económica de los Estados Unidos, ni tampoco en la del periodo de hegemonía de las potencias europeas, consiguieron ninguna de ellas mantener indefinidamente su expansión económica sobre la base de un crecimiento ilimitado de su endeudamiento. Menos aun de su base monetaria.

Antes o después, los excesos derivados de políticas irresponsables (que en todos los casos y periodos los hubo) desembocaron en una crisis financiera del país en cuestión. Su crédito se agotó, su moneda perdió credibilidad y hubieron de acometerse dolorosas medidas con la población hasta recuperar la confianza perdida.

Alan Greenspan ha demostrado que nada de esto es necesario cuando se dispone de un bono de confianza ilimitado. Esto es cierto. Hasta el momento.

Dicho en otros términos. Ni siquiera Estados Unidos a lo largo de sus mas de cincuenta años de hegemonía mundial se había atrevido a ir tan lejos. Cierto que la proporción actual de su deuda comparada con su PIB no está tan alejada de la que sufrió en determinados momentos del siglo pasado. Cierto también que otros muchos países en el mundo actual presentan ratios aún mas alucinantes que el de USA, pero de lo que no existe precedente es de la obstinación en mantener esta tendencia así como de la total despreocupación ante la misma y la aceleración en los desequilibrios que está generando.

Existe una importante diferencia entre un balance cuyo pasivo se incrementa al mismo ritmo que lo hacen sus activos tangibles que el de otro en el que la contrapartida a los incrementos de deuda no son más que el aval prestado por los acreedores o, lo que es peor, la mera sobre valoración de los activos.

Endeudarse para crecer, empleando el importe de los recursos en la financiación de bienes de inversión que servirán en el futuro para devolver con creces la deuda actual fue la vieja receta de los viejos manuales. Einstein Greenspan ha descubierto que endeudarse para consumir, asumiendo que la deuda del futuro se pagará con mas y mayor refinanciación de dicha deuda o con los mismos activos de hoy valorados en el futuro a un precio muy superior es la mejor receta para seguir creciendo sin molestar a la población ni hacer tambalear a los poderes políticos.

Sin embargo, Greenspan aun no puede pasar a los manuales de Historia. Aunque ya se haya jubilado, aunque su poder haya sido traspasado, aunque nadie, por el momento, se vaya a atrever a corregirle la plana, aun falta el último capítulo.

Si después de Keynes vino el postkeynesianismo después de Greenspan vendrá el postgreenspanismo. Es muy probable que allí descubramos que esta especie de riqueza embotellada en recipientes de activos inmobiliarios o bursátiles tiene bastante de espejismo y mucho de confianza ciega en alguien o algo que no lo justificaba. Si esto es así, lo que las autoridades monetarias se niegan a reconocer serán una vez mas los mercados los que lo hagan.

Mucho se ha debatido si en un escenario de deflagración de los activos supervalorados, el oro, los metales preciosos y en general el conjunto de las commodities seguirán la misma senda. La evidencia es que, a pesar de los fuertes e históricos niveles de precios alcanzados por muchos de estos activos no se acercan ni de lejos a los de los activos inmobiliarios y bursátiles.

La totalidad del oro extraído desde el principio de los siglos, la totalidad de los activos bursátiles de las compañías auríferas, todo ello, expresado en la unidad de medir que es el dólar USA, apenas representa una minúscula fracción de la enorme montaña de los activos inmobiliarios y bursátiles. Si algo puede asegurar que el oro actuará como claro refugio en esta ocasión es que, precisamente por haber sido despreciado como medio de cambio y unidad de cuenta no se va a ver arrastrado por el descrédito que, inevitablemente, afectará a todos sus sucedáneos.

Ignoro si algún día llegaremos a ver expresado en fracciones infinitesimales de una onza de oro el precio pagado por una hamburguesa, pero no me caben dudas de que en algún momento del próximo futuro veremos a muchos banqueros respirar aliviados al recibir un puñado de onzas de oro en pago de alguna de sus innumerables créditos hipotecarios y bursátiles impagados.

Tomasillo

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Sobre el autor

Marion Mueller
Marion Mueller is the an analyst with OroyFinanzas.com.
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