Precio del oro: Avistando el Altiplano

(OroyFinanzas.com) – Ahora que parece que el oro entra en su periodo de letargo invernal, “trading range”, en espera de acontecimientos o como se le quiera llamar, convendría hacer algunos cálculos sencillos respecto al futuro que se avecina.

La gran cuestión en todo mercado alcista de largo plazo es la de su techo. La segunda gran cuestión es la del tiempo que ha de transcurrir hasta que lo alcancemos.La combinación de las respuestas a ambas cuestiones, puede darnos alguna idea sobre los ratios de crecimiento; como corolario, la pendiente del chart de largo plazo y, finalmente, alguna conclusión sobre lo que es razonable y lo que no.

Por ejemplo, decir que el oro puede alcanzar tasas por encima de 2.000 dólares la onza al final de la década es perfectamente razonable. Por dos razones:

La primera: porque representaría un objetivo aun por debajo de lo que fueron los máximos históricos de hace mas de veinte años, una vez hecha la correspondiente deflactación por el tiempo transcurrido.

La segunda: porque pasar del actual nivel de 550 dólares la onza, al citado de 2.000, en el espacio de cuatro años, apenas representa un crecimiento del 40% anual acumulativo durante este periodo de tiempo. En términos de crecimiento mensual, un 3% mensual acumulativo.

Ciertamente que crecer un 3% en un mes es habitual en cualquier mercado. Algo mas difícil resulta mantener esta tendencia intacta durante cuatro años. Pero son innumerables los casos en que se han contemplado progresiones de esta naturaleza o muy superiores. Nada que objetar por tanto a esta posibilidad. Ni a la pendiente que se generaría en el chart de largo plazo.

Por otra parte, es evidente que un producto financiero que fuera plenamente liquido, convertible en cualquier medio de pago en todo tiempo y lugar, y que, además, proporcionase una rentabilidad fija del 3% de interés compuesto mensual sería algo así como el mayor descubrimiento financiero de la historia.

Todos los intermediarios, todos los profesionales del sector, todos aquellos que viven del mercado por mucho que ampliaran sus canales de distribución, no darían abasto para atender el flujo masivo de solicitantes de este producto maravilloso.

Esta podría ser una de las razones por la que el oro ha decidido, durante estos meses, tomarse un compás de espera. No hay oro suficiente en las bodegas para atender a una demanda masiva de esta envergadura. Aun no ha llegado ese momento. Seguiremos todavía durante un tiempo hablando de la temporada de celebración de bodas en la península del Indostan y otras curiosidades por el estilo.

Sin embargo, la demanda de oro en los meses venideros, la evolución de su precio, el ritmo de crecimiento del mismo, estará en relación directa con la capacidad del sistema para atender de forma satisfactoria y ordenada las peticiones de los demandantes. Los hedge funds conocen esto perfectamente. También lo saben los banqueros centrales, así como las autoridades monetarias del planeta.

Las grandes burbujas del real estate y de los bonos están a punto de estallar, los mercados bursátiles lo harán al primer síntoma inequívoco de inflación y freno a la expansión incontrolada del dinero fiduciario y del crédito. Llegado este momento solo los activos como el oro y resto de commodities, escasos y líquidos, podrán cumplir con la imprescindible tarea de mantener protegido el valor del ahorro de los particulares.

Pero es evidente que para atender esta demanda masiva van a hacer falta productos. Productos que, a diferencia de aquellos a los que vienen a sustituir, garanticen que no pueden ser adulterados como aquellos. Y en esas estamos.

La resistencia de los banqueros centrales a monetizar el oro que aun mantienen en sus reservas complica enormemente la cuestión. Ya que ellos se niegan a otorgar el cuño oficial, mas allá de las contadas emisiones con destino al mercado numismático, será necesario que otros asuman su tarea y esto abre la puerta peligrosamente a fraudes de segundo, tercer y sucesivos rangos.

Mucho mas grave aun sería la hipótesis, ampliamente divulgada, de que no pueden dar el el cuño oficial no porque no quieran, sino por la sencilla razón de que ya no les queda apenas materia prima en las bodegas sobre la que imprimirlo.

Por todo ello, solo el oro físico o los certificados auténticos de convertibilidad en oro físico pueden ser razonablemente negociados. Pero las instituciones dispuestas o disponibles a otorgar el cuño a tales certificados brillan lamentablemente por su ausencia. Y las pocas que lo hacen inspiran dudas más que razonables. Y en esas estamos.

Fuente: Tomasillo

© OroyFinanzas.com

© OroyFinanzas.com

Sobre el autor

Marion Mueller
Marion Mueller is the an analyst with OroyFinanzas.com.
mencionado en: