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Alan Greenspan y el patrón oro

(OroyFinanzas.com) – En OroyFinanzas el pasado día 13 apareció un artículo de Alan Greenspan sobre el patrón oro, Gold and Economic Freedom, artículo que da actualidad al tema por cuanto el próximo 21 del actual mes de septiembre se cumplen 75 años del comienzo en Inglaterra del fin del patrón oro.

A este acontecimiento, el más importante económicamente hablando del siglo, se le dedica poca atención, pasa inadvertido y en nuestra elites económicas el hecho y sus importantísimas consecuencias pasa como si no hubiera existido.

Significaba dicho abandono el paso del dinero de cosa valiosa y dato para el gobernante a un simple documento cuya cuantía ya no era un dato sino una variable política.

Alan Greenspan en el artículo citado cita al año 1931 de puntillas sin considerar su trascendencia, tampoco cita el ex gobernador los años clave siguientes, 1944 en Bretton Woods y 1971 cuando Richard Nixon remata para siempre lo poco que quedaba de patrón oro.

La efemérides y el artículo nos llevan a dar el siguiente esquema. El patrón oro según el cual el dinero es oro o billetes convertibles en oro, rige hasta el comienzo de la Iª Guerra Mundial. Intentos de desligar la moneda del oro habían fracasado –John Law en Inglaterra , la Revolución Francesa con sus “asignados”-las gentes no admitían billetes sin respaldo por su importe nominal.

La Guerra 1914-1918 con millones de combatientes y millones de muertos impuso la suspensión generalizada de la convertibilidad del billete y a donde no llegó el sentir de las gentes en tiempo de paz se logró masivamente en base al patriotismo en aquella contienda. No hubo patrón oro durante su duración y al terminar la guerra los gobiernos pensaron volver a la situación anterior, en primer lugar Inglaterra donde Winston Churchill en su primera etapa política se propone restaurar el patrón oro devolviéndole a la libra la convertibilidad que tenía antes de la guerra. Ello exigía retirar de la circulación cientos de millones de libras que habían nacido de la nada y no podía atribuírsele convertibilidad alguna en oro.

Esto imponía una reducción drástica de los salarios a los mineros, cuyos poderosos sindicatos provocaron la famosa huelga general de 1926.

El gobierno cedió e intentó mitigar su plan buscando el respaldo de la libra en monedas extranjeras con cobertura en oro y en la limitación de la convertibilidad sólo a los grandes billetes.

Con estos intentos insuficientes se llega al año 1931 cuando se reconoce la imposibilidad de volver al patrón oro y la imposibilidad de reducir masivamente los salarios. Y para anunciar el abandono del patrón oro se forma un gobierno de concentración nacional cuyo presidente Mc Donald proclama al país y al mundo con lágrimas que la libra no será nunca más convertible en oro y que la cuantía de las mismas se ha convertido en una importantísima y gravísima responsabilidad del gobierno.

Desde el mundo académico John Maynard Keynes daba argumentos a los sindicatos y proclamaba que el patrón oro era “una bárbara reliquia del pasado” y que el procedimiento para financiar la guerra debía mantenerse y aplicarse durante la paz.Se produce una abandono en cascada del patrón oro, las masas monetarias dependen del político y éste dispone para administrar ese nuevo y formidable poder de la doctrina de Keynes que enuncia lo que ahora llamo yo mi principio de financiación creciente: la financiación previa, abundante y barata es condición necesaria y en general suficiente para la abundancia y baratura de las cosas.

Pero la referida quiebra crea un problema que nunca existió: las diversas monedas nacionales quedan desprovistas de lo que determinaba rígidamente los valores de unas respecto a las otras: sus equivalencias áureas.

Sin referencia al oro, los valores relativos de las diversas monedas quedaban en el aire y pronto descubrieron los gobiernos que devaluando sus monedas respecto a las demás exportaban más e importaban menos. Se generaliza la guerra de las devaluaciones competitivas que introduce el desorden en el comercio mundial. Y para poner remedio en plena IIª Guerra Mundial, en 1944, se celebra en Bretton Woods la Conferencia que había de poner base al comercio mundial tras la guerra.
Se impone la prohibición de devaluar las monedas respecto a las demás sin permiso del nuevo organismo que se crea el FMI.
Keynes propone la creación de una moneda universal-el Bancor- y creado por el FMI y distribuido entre los miembros pero el americano White impone una vuelta parcial al patrón oro. Puesto que en los EEUU se ha acumulado el 63% de las reservas de oro del mundo, propone que el dólar se ligue al metal al precio fijo de 35 $ onza de oro con convertibilidad sólo ante las monedas extranjeras y sólo cuando las peticiones de cambio viniesen canalizadas por los Bancos Centrales de los países emisores de la moneda extranjera. El resto de las monedas fijarían rígidamente sus monedas respecto al dólar sin más tolerancia que la autorizada por el FMI.
Este patrón oro restringido no afectaba al interior de los EEUU cuyo gobierno mantenía su libertad para emitir libremente moneda dentro del país. El plan nacía cojo.

El gobierno de los EEUU tenía las manos libres para crear dólares para financiar el desarrollo del país y al emitir en masa y salir muchos de ellos al exterior volvían a través de los Bancos Centrales reclamando la onza de oro por cada 35$. Con las manos libres en el interior y atadas frente al exterior hicieron que la convertibilidad de Bretton Woods se fuera haciendo cada vez más difícil. Por ello Nixon también con lágrimas anunció el 15 de agosto de 1971 la suspensión de la convertibilidad acordada en Bretton Woods.
El fin del patrón oro empieza en Londres el 23 de septiembre de 1931 y acaba en Washington el 15 de agosto de 1971.

Manuel Funes Robert

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