El oro y el moro

(OroyFinanzas.com) – Durante las guerras de la Reconquista de España, (ese largo proceso histórico en que los reinos cristianos de la península ibérica fueron retomando el territorio en detrimento del dominio musulmán, entre los años 711, la rebelión de Pelayo, y 1492, final del reino de Granada), un grupo de caballeros jerezanos logró capturar en una incursión afortunada a unos 50 moros notables.

Entre estos se encontraban Abdalá, el alcaide de la ciudad malagueña de Ronda, y un sobrino de este, llamado Hamet. El alcaide obtuvo muy pronto su rescate, mediante el pago de una fuerte suma de dinero, pero no así los demás —ni siquiera su sobrino Hamet—, pese a los enérgicos requerimientos del propio rey Juan II de Castilla.

Los caballeros exigían la entrega de cien doblas (monedas castellanas de oro) por la liberación del cautivo. Entonces el rey ordenó que Hamet fuese trasladado a la corte, pero debido al forcejeo entre el soberano y los caballeros por el cobro del rescate, la malicia del pueblo no tardó en acuñar la frase ‘quedarse con el oro y el moro’, aplicada a la aparente intención negociadora (en su favor) del rey” (Wikipedia).

Así hoy los gobiernos, particularmente el de EU, desde 1971 quieren el oro y el moro. Comerse el pastel y conservarlo. Gastar como locos y no agotar sus arcas. Pedir préstamos al infinito y no tener que pagarlos nunca. Endeudarse y jamás perder su estatus crediticio. Incurrir en déficit permanentes y mantenerse solvente. Ordeñar al erario en alardes populistas, y a la vez bajar impuestos.

Nunca decirle que no a su electorado, por más demenciales que sean sus peticiones. Ay, qué sueños tan gratos. ¡Si tan solo fuera posible tanta belleza! Por desgracia, no se puede. Durante algunas décadas sí, mas no para siempre. Ni siquiera si eres “gobierno soberano”. Ni siquiera si eres el Imperio. Ni siquiera si emites la única moneda de reserva mundial (el dólar, hoy en proceso de descomposición acelerada… menos que otras formas de dinero fiat, pero también en picada a pesar de sus recientes alzas relativas).

Agotados todos sus otros trucos, el Gran Capital Financiero Global está recurriendo —a través de sus operadores de última instancia, los bancos centrales— a la treta más antigua y vulgar de todas: licuar sus deudas vía inflación.

El mecanismo no puede ser más sencillo y perverso: dado que eres insolvente (o sea, no tienes con qué pagar tus compromisos, ni manera decente de llegar a ello), lo que haces es emitir “dinero” (billetes o simples dígitos en computadora) en cantidad suficiente para dizque “pagar” tus deudas con unidades radicalmente devaluadas (esta es la verdadera inflación; el alza de precios es simplemente su consecuencia).

El valor de tus unidades monetarias se desploma y entonces puedes pagar centavos (reales) por dólares (nominales). Eso es ayudar a los deudores a expensas de toda lo sociedad. Y no hay, ni ha habido jamás en la historia, deudor más grande que el gobierno de EU hoy.

El dólar ha perdido 97% de su valor desde 1913, cuando empezó a funcionar el Sistema de la Reserva Federal, supuestamente con la misión de preservar el valor del dólar (?). Puedes apostar, querido lector que esa devaluación, vía inflación, se acelerará fuertemente en los meses próximos (repito: meses, no años).

Guillermo Fárber

Artículo cedido por la Revista Vertigo

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Sobre el autor

Marion Mueller
Marion Mueller is the an analyst with OroyFinanzas.com.
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