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Demanda de oro en el primer trimestre de 2009

(OroyFinanzas.com) – Si a usted le dijeran que en La Moraleja, zona de ricos (en Madrid), hay muchos Rolls Royces, y que la solución para evitar el fenómeno de la pobreza es sembrar los barrios de Lima de Rolls Royces (con cargo a los presupuestos generales del Estado) pensaría que algo le descuadra en ese análisis. Como somos educados nos limitaríamos a comentar que quien tal aserto hiciera confunde las consecuencias con las causas: diríamos que la riqueza trae el Rolls Royce en vez de decir que el Rolls Royce trae la riqueza. Yo llegué a oír de presuntos economistas la aseveración de que fue el Estado de Bienestar sueco el que trajo la prosperidad a ese país.

Uno hubiera pensado que fue la prosperidad previa la que permitió a los políticos suecos el establecimiento de un Estado del Bienestar, y no al contrario. Esta afirmación no es esencialmente diferente de la primera, pero ya notará usted que es mucho más respetable intelectualmente hablando. Incluso es posible que algún amigo suyo progresista se la haya formulado alguna vez con una cierta actitud doctoral.

En este mismo sentido, también oirá afirmaciones igual de respetables y que gozan de mucho crédito: que el milagro económico alemán de la postguerra mundial se debió al alto grado de destrucción que se produjo en Alemania, el cual obligó así a una reconstrucción total. O que fue la entrada en la segunda guerra mundial la causa del relanzamiento económico de los Estados Unidos.

Pero esta no es una tribuna para el debate ideológico, y con esos ejemplos sólo pretendía alertarles de que los mismos hechos históricos se pueden contar de muy distinta forma, y que la historia es un arte, no una ciencia. Y que como en el arte, cabe el disparate con mayor facilidad que en la ciencia.

Viene esto a cuento de que en nuestra muy reciente y menos fundamental historia de los metales preciosos he leído, con cierta insistencia digna de mejor causa, que “los fundamentos” del mercado del oro y de la plata se han deteriorado enormemente. La causa: que en el consumo de ambos metales se ha iniciado una tendencia descendente. Es cierta la tendencia descendente del consumo (neto de reciclaje), que en el caso de la plata tuvo un máximo de 19.340 toneladas en 2003 (el consumo de 2008 fue de 18.382 toneladas). En cuanto al oro, el máximo consumo anual se registró en 2002 (2.205 toneladas), siendo el mínimo desde entonces el de 2008 (1.407 toneladas).

Como ya les he dicho en alguna ocasión anterior, estos hechos no son una muestra del deterioro de los fundamentos de ambos mercados: ante una oferta anual de ambos metales relativamente fija o poco variable, el aumento de la demanda de inversión de un metal sólo puede hacerse a costa de la reducción de la otra fuente de demanda: la de consumo. La oferta siempre será igual a la demanda y si la componente de la demanda de inversión sube, tiene que hacerse a costa de que baje la componente de demanda de consumo (suponiendo una misma oferta). ¿Es un deterioro del mercado de los metales preciosos que los ricos del mundo comiencen a valorarlos en su papel de depósito de valor, y que pujando por hacerse con una parte algo mayor de la producción anual obliguen a la restricción de su consumo en joyería u otras aplicaciones industriales?

Pues bien, parafraseando a algunos de estos comentaristas alarmados, tenemos que decir que el deterioro más brutal del mercado del oro se produjo en el primer trimestre de 2009, según los datos publicados por el Consejo Mundial del Oro el día 20 de mayo de 2009. No piensen que el comentar datos publicados hace más de dos meses respondía al deseo soterrado de poder vender mis escasas existencias de oro y plata sin provocar su alarma, estimados lectores. Les prometo que si algo he hecho durante estos más de dos meses ha sido comprar. Las razones de mi retraso han sido varias, pero las principales han sido las de no mezclar el análisis trimestral (de carácter más coyuntural) con el anual de otros artículos, el cual muestra mejor las tendencias de fondo. Y por otra parte, me parece interesante comentar el primer trimestre de 2009 cuando ya está muy cercana la publicación de los datos del segundo trimestre (estimo que alrededor del 20 de agosto), ya que los datos que se observan son tan extraordinarios, que conviene tenerlos frescos cuando dentro de poco dispongamos de las cifras del segundo trimestres. Veamos las cifras de producción y consumo de oro que nos muestra el Consejo Mundial del Oro:

Hay dos hechos sobre los que les llamo la atención, extremadamente sobresalientes:

1. La demanda de inversión de oro durante el cuarto trimestre de 2008 fue muy fuerte: 406 toneladas, casi el doble del promedio de los cuatro trimestres anteriores (207 toneladas). Pero la cifra verdaderamente extraordinaria ha sido la demanda de inversión del primer trimestre, ¡¡711 toneladas!!, que supone el 127% de la producción de ese trimestre.

2. Naturalmente, según nuestra versión de los hechos, esto ha obligado a los consumidores de oro a algo más que seguir una dieta de oro: ¡¡Su consumo ha sido negativo!!, han consumido -126 toneladas de oro. El consumo puede ser negativo porque estamos hablando de “consumo neto”, lo cual incluye la partida de reciclaje. Por ejemplo: el oro que se recupera en los procesos industriales forma parte del oro reciclado, y computa negativamente en el consumo. Lo mismo ocurre si en una refinería de oro se funden joyas hechas con este metal y se convierten en lingotes: computan como un consumo negativo y como una demanda de inversión positiva.

En resumen: la altísima demanda de inversión de oro (711 toneladas) ha presionado de forma brutal sobre el consumo, de tal manera que la fuerte bajada del consumo en joyería y el fuerte repunte en la actividad de reciclado han provocado que el consumo neto mundial de oro durante el primera trimestre de 2009 haya sido negativo. El detalle del consumo es el que se muestra a continuación:

Es decir: los tiempos revueltos, la crisis económica y las turbulencia financieras parece que alteran la demanda de oro, aumentando su componente de inversión y rebajando el componente de consumo.

Se preguntarán ustedes sobre estos datos referidos a la plata, pero lamentablemente no dispongo de fuentes que los suministren trimestralmente. No obstante, la fuerte correlación entre la demanda de inversión de plata y la de oro parece que está bastante bien establecida.

Lejos de alarmarnos por estos datos de “bajo consumo” de oro, lo vemos como un signo esperanzador de que en este mercado empiecen a entrar con fuerza los inversores, desplazando a los consumidores de productos de lujo, ya que ello constituye la señal inequívoca de un mercado alcista sostenido de los metales preciosos.

Una golondrina no hace primavera, y de igual manera hemos de esperar (impacientemente en mi caso) a ver los datos del segundo trimestre de 2009 para ver si las tendencias de los dos últimos trimestres se sostienen. Pero si esto fuera así, ésas serían las mejores noticias que podemos tener los que invertimos y aconsejamos la inversión en plata y oro.

Aben Jaldun

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