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Quo Vadis, Oro? I

(OroyFinanzas.com) – Por aquello de la culturilla, os envío un gráfico del oro. En fin vosotros mismos. Con el permiso de la mayoría de los chartistas y sin el permiso de algunos elliottistas y de los commercials lo veo en 371 (dólares la onza) para dentro de poco. No se asusten amigos, este primer párrafo fue escrito por mí, tal y como ustedes lo ven, para un club de inversión en el que estábamos varios amigos. Fue escrito el 17 de enero de 2003, a las 11:47 CET (Central European Time).

Los precios máximos que ven a la derecha, los cuales se nos aparecen inalcanzables como un Himalaya eran los de 500 dólares la onza, y habían tenido lugar en 1987. En azul verán unos comentarios que se refieren a las posiciones de los commercials en los mercados de futuros.

Ahora prefiero hablar de los especuladores, la contraparte de los commercials, pero la cuestión es indiferente. En esos comentarios en fondo azul describía la gran posición corta que tenían los commercials (equivalente a que los especuladores tenían una gran posición larga). Yo estaba optimista respecto al mercado del oro: en aquel momento estaba a 357,7 dólares la onza, hacía pocos meses que había pasado el difícil obstáculo de los 327 dólares la onza, y me permití aventurar la machada de que llegaría incluso a 371 dólares la onza, más de un 13% por encima de una fuerte resistencia que se acababa de superar.

 

Mi comentario sobre los elliottistas se refería a Robert Pretcher, analista técnico de la Onda de Elliott, que por entonces decía que el oro volvería a ver los mínimos de 250 dólares la onza (y me parece que aún sigue diciéndolo). Y los de los commercials, se referían a la peligrosa situación del mercado que se vivía (como ahora más o menos), con los commercials en posición muy corta (o lo que es lo mismo, con los especuladores en posición muy larga). En esa situación los analistas técnicos más fríos y realistas veían una indiscutible tendencia al alza del oro, pero todo indicaba que se detendría en los entornos de 371 dólares la onza, un suelo anterior del oro que muy posiblemente se convertiría en resistencia: muchos de los participantes en el oro habrían quedado atrapados en el año 1996 comprando en ese nivel, pensando que había funcionado como suelo durante 1994 y 1995, y si tenían la oportunidad de volver a verlo, se desharían de su mala inversión de 6 años como de la bicha.

Por lo tanto, el nivel de 410 dólares la onza, ni se me ocurrió comentarlo: una cosa era ser razonablemente bullish sobre el oro, y otra disparatar. Sigo haciendo análisis técnico, pero ahora y entonces sin perder de vista que este tipo de análisis en muy limitado en su validez, y que empequeñece cualquier sueño, por realista que sea. Por eso les sugiero que sean ustedes realistas y sueñen con el oro en 5.000 dólares la onza (las razones las encontrarán en el siguiente artículo).

En el caso del oro, se han ido sucediendo diversos jalones desde 1999, todos los cuales indicaban que lo que había sido el paradigma de inversión en el mundo estaba desplazándose de forma gradual, pero con movimientos tectónicos de muy largo alcance. En este sentido, para mí fue el mes de agosto de 2003 el punto más importante de sus historia reciente, el que me hizo pasar al campo del oro con toda la munición. Hasta entonces, había cometido la imprudencia de tener en el oro alrededor del 30% de mi capital líquido, con lo que rebasaba con mucho el 20% que aconsejaban los analistas más fanáticos del campo del oro. Les transcribo literalmente el correo que envié a mis amigos del club de inversión el 28 de agosto de 2003, a las 10:18 CET, con erratas incluidas:

Creo que la cotización más importante del oro no es la más conocida en dólares, sino la que tiene con respecto al franco suizo (porque ha sido la moneda refugio y más fuerte desde su existencia respecto de cualquier otra que haya existido en la huminad respaldada por el estado, incluída el marco alemán), respaldada por una enormes reservas exteriores (incluido oro) de su banco central y unas cuentas del estado muy ortodoxas.

Una señal de compra del oro respecto al franco suizo tiene por tanto un significado muy especial: el mundo le da la espalda a los instrumentos financieros de papel y se vuelve hacia lo tangible, asumiendo que tiene un coste de almacenamiento del 1% y ninguna rentabilidad, es decir, un coste de oportunidad de cerca del 3%. Esto tendría unas implicaciones enormes. Os envío un gráfico de largo plazo para que apreciéis por vosotros mismos el significado de lo que pasó ayer. ¿Y qué implicaciones debería tener para vosotros?: muy sumariamente, que deberíais aspirar a colocar todo vuestro capital (TODO, aunque de forma gradual) en el oro (y secundariamente por el momento en la plata). He aquí el gráfico al que se refería el anterior comentario:

El oro había dado una importante señal de compra en francos suizos, había superado la importante resistencia de 515 francos la onza de oro, y su objetivo más inmediato era ya la cotización de los 620 francos la onza (hoy está a 1.054 francos la onza). Con eso se completaba una figura técnica que había tardado muchos años en formarse y se podía dar por concluido el mercado bajista del oro en francos suizos y pensar en el comienzo de un nuevo mercado alcista en la moneda suiza. En honor a la justicia, tengo que decir la idea de observar la cotización del oro en francos suizos, y los argumentos, los tomé del analista Cliff Roffey, un analista cuyos artículos se pueden encontrar en http://www.gold-eagle.com/ [1].

A pesar del título del artículo, he hablado poco de hacia dónde va el oro, más bien de un pasado que empieza a hacerse lejano. Pero estoy seguro que han comprendido el mensaje y las lecciones de ese pasado: el acostumbrarnos a unos precios del pasado reciente nos puede hacer perder la cabeza cuando vemos que se han superado en un 70%, pero en el mundo de la inversión hay que contar con objetivos de largo plazo razonados, y si creemos en el método que nos establece esos objetivos, atenernos a sus conclusiones con convicción. Respecto a los objetivos de largo plazo y sus razones, los trataremos en el próximo artículo.

Aben Jaldun

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