La inversión en oro empieza a ocupar un lugar en la economía

(OroyFinanzas.com) – Las grandes compras de oro realizadas por los bancos centrales estimularon en parte la estampida del precio del oro. Pero el caso de China es más enigmático.

En abril de 2009, Pekín admitió por primera vez que en los últimos seis años había duplicado sus reservas de oro, que eran de 454 toneladas en 2003, hasta llegar a mil 054 toneladas.

Ese volumen lo ubicó en el sexto lugar por orden de importancia de reservas, detrás de Estados Unidos, Alemania, el FMI, Italia y Francia (ver recuadro).

El responsable del organismo estatal de cambios, Yi Gang, creó cierto desconcierto durante su intervención en la sesión anual del Parlamento.

INTENCIONES OPACAS

El 9 de marzo último afirmó que el oro era “un activo atractivo”, pero no constituía una prioridad de la política monetaria china. Las 1.054 toneladas que atesora el Banco Central, reveló, “sólo representan 1 por ciento del total de las reservas de cambio del país”.

Ese porcentaje -si es cierto- es insignificante en relación al peso que tiene el oro sobre el total de las reservas de Estados Unidos (69 por ciento), Alemania (65 por ciento), Francia (64 por ciento) o Italia (63 por ciento).

En los pocos minutos que duró su discurso, Yi desechó los consejos de “algunos (países) amigos”, que sugieren “aumentar el porcentaje de oro en las reservas de China: “Aun si duplicáramos nuestras existencias, eso representaría 30 mil millones y llegaríamos apenas a dos por ciento.

“Si compramos esos volúmenes en el mercado mundial, se producirá una gran estampida de precios”, advirtió.

La verdad es que China parece haber optado por alimentar discretamente sus reservas de otra manera: en estos últimos meses, al parecer efectuó importantes compras de oro, difíciles de evaluar con precisión, directamente a sus productores internos.

REACCIÓN EN CADENA

Con un gesto de soberbia, Yi también desdeñó la importancia de realizar inversiones de protección: a largo plazo, el metal amarillo “no tiene un buen rendimiento, por ejemplo, sobre un periodo de 30 años” (ver recuadro).

Esa frase sólo tiene valor si se compara el precio del oro con los resultados de activos especulativos -cuando son exitosos- o con el rendimiento de los Bonos del Tesoro norteamericano, que son la inversión preferida de China, más por razones políticas que por motivos económicos.

Algunos expertos de Londres estiman que esa decisión obedece a un cálculo más egoísta: un aumento brutal de las reservas oficiales chinas de oro, del orden de 20 por ciento, provocaría una depreciación del dólar de 5 por ciento.

RIESGOS DEMASIADO GRANDES

A escala de las reservas chinas, esa devaluación sería catastrófica.

Sobre un total de 2.4 billones de dólares de reservas en divisas, los Bonos del Tesoro -emitidos en dólares- representan 712 mil millones de dólares, según estadísticas norteamericanas.

Fuentes independientes, sin embargo, calculan que el total de Bonos en poder de Pekín oscila en realidad entre 900 mil millones y un billón de dólares.

LA LEY DE MIDAS

Las lucubraciones macroeconómicas de las grandes potencias no tienen una gran incidencia en el comportamiento de los pequeños consumidores.

Por vanidad o por estupidez, como decía Harry Oppenheimer, los inversores buscan imitar al rey Midas: cada yuan, yen, rupia, dinar, euro, dólar o peso que poseen lo transforman en oro. Esa actitud se explica tanto por una voluntad de ostentación como por un reflejo de seguridad para tesorizar su patrimonio.

En casi todo el mundo existe un verdadero culto del oro, que llega a niveles casi religiosos en Asia.

Después de progresar a un ritmo de 13 por ciento por año en la última década, las compras minoristas en China ascendieron en 2009 a 423 toneladas por un valor de 14 mil millones de dólares, cifra que representa 11 por ciento del consumo mundial. De esa forma, China es ahora el segundo consumidor planetario, detrás de la India.

Un informe divulgado a fines de marzo por el Consejo Mundial del Oro prevé que el consumo de metal amarillo en China se duplicará en 2020 para llegar a una cifra que oscilará entre 25 mil y 30 mil millones de dólares anuales. Pero no se trata de un fenómeno aislado.

La misma voracidad se advierte en India, Hong Kong, Arabia Saudita y, en forma general, en todo el mundo árabe y Asia, donde el oro cristaliza los temores ancestrales, las tradiciones, mitos, supersticiones y expectativas secretas que arrastra el hombre desde la noche de los tiempos.

El mismo culto pagano existe en el resto del mundo. Los particulares compran cada año un cuarto de la producción mundial (570 toneladas). Es que, detrás del brillo mágico del oro que destellan las joyas, lingotes, monedas o las medallas hay un sueño oculto de poder, de fertilidad, de gloria, de superioridad o de riqueza, que son los cinco motores que mueven a la humanidad desde que el mundo existe.

EL DESTELLO DE LAS CIFRAS

* El total de oro extraído por la humanidad en toda su historia asciende a 163 mil toneladas, según el Consejo Mundial del Oro. De ese total, subsisten 120 mil toneladas en lingotes, monedas, joyas, medallas, etcétera. El resto desapareció.

* Las reservas existentes totalizan unas 100 mil toneladas.

* El objeto de oro más antiguo conocido hasta ahora fue localizado en la necrópolis de Varna (Bulgaria) y data de unos 5 mil años AC.

* Las reservas de oro acumuladas en los bancos centrales de todo el mundo ascienden a poco más de mil millones de onzas. Físicamente, esa pequeña montaña de lingotes representa un cubo de 15 metros por lado.

* La demanda crece a un ritmo de 10 por ciento por año.

* Sobre una producción anual de 2 mil 300 toneladas, 70 por ciento se destina a la joyería y 10 por ciento a usos industriales (aleaciones, conducciones térmicas y eléctricas, componentes de micro-procesadores, particularmente en los sectores de comunicaciones, naves espaciales y motores de aviación).

* Los bancos compran aproximadamente un tercio de la producción mundial.

¿BUEN O MAL RENDIMIENTO?

El responsable del organismo estatal de cambios, Yi Gang, afirmó el 9 de marzo que, a largo plazo, el oro “no tiene un buen rendimiento, por ejemplo sobre un periodo de 30 años”.

El irlandés Aaron Regent, CEO de Barrick Gold, le respondió en forma indirecta en forma cifrada, aunque midiendo la comparación sobre un plazo más breve:

* En los últimos 10 años el oro se apreció en más de 230 por ciento.

* En el mismo periodo, el índice general de materias primas CRB sólo ganó 30 por ciento.

* Entre 2000 y 2010, el índice amplio de Wall Street (S & P 500) registró una pérdida de 18 por ciento.

El economista norteamericano Martin Feldstein, en cambio, argumenta que el oro es una “mala cobertura contra la inflación y las fluctuaciones de divisas”, pero reconoce que es “una buena inversión”. Profesor en la Universidad de Harvard y expresidente del Consejo Económico Asesor de Ronald Reagan, Feldstein admite que el oro duplicó su precio desde 2005 y además es “un activo líquido que permite diversificar las carteras de acciones, obligaciones e inversiones inmobiliarias”.

Como tantos otros economistas, Feldstein sostiene que el oro tanto puede caer en los próximos años a 500 dólares como llegar a un nivel récord de 2 mil dólares la onza.

“Nadie puede predecir qué dirección seguirá el precio del oro”, afirma. Y agrega una frase latina que no es necesario ser un lúcido economista para poner en práctica: caveat emptor (el comprador debe ser prudente).

Fuente: El Sol de Cuautla

© OroyFinanzas.com

// <![CDATA[
// < ![CDATA[
// < ![CDATA[
//

© OroyFinanzas.com

Sobre el autor

Marion Mueller
Marion Mueller is the an analyst with OroyFinanzas.com.
mencionado en: