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El patrón oro: generador y protector de empleos

(OroyFinanzas.com) – El abandono del patrón oro, en 1971, está íntimamente relacionado con la gran  pérdida de empleos que ha sufrido el mundo industrializado en los últimos años; México, aún con menor grado de industrialización que los países desarrollados, también ha sufrido pérdida de empleos por el cierre de industrias y por la escasa creación de empleos en actividades productivas.

La prensa financiera del mundo, donde publican sus escritos los economistas y analistas más eminentes, jamás analiza la relación entre el abandono del patrón oro y la pérdida de empleos, la des-industrialización y los grandes déficits de exportación crónicos de las potencias. ¿Será por ignorancia? No creemos que pueda ser ignorancia, puesto que los artículos que publica la prensa financiera más acreditada son escritos de personas muy preparadas. Más bien, en nuestra opinión, se trata de una auto-censura para no causar el desagrado de los importantes intereses financieros y geopolíticos que están ligados con dicha prensa financiera.

Examinemos la relación entre el patrón oro y el presente caos financiero, que va acompañado por enormes “desbalances estructurales” entre las anteriormente predominantes potencias industriales y sus nuevos rivales en Oriente…

El comercio mundial antes de 1971

Desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta los años 60, todos los países bien gobernados del mundo cuidaban de  mantener un equilibrio constante entre sus exportaciones y sus importaciones. Todos estos países deseaban mantener una situación donde exportaban más de lo que importaban, para que pudieran gozar de crecientes saldos de oro en sus Tesorerías, o en su defecto, de dólares, que según promesa de Washington en el “Acuerdo Bretton Woods” (1944) eran redimibles en oro por cualquier Banco Central que pidiera oro a cambio de sus dólares.

Para mayor precisión debemos hacer explícita una excepción. La excepción la constituían los Estados Unidos (EU). Todos los países bien gobernados deseaban exportar más de lo que importaban, excepto EU.

A los EEUU no le preocupaba mayormente mantener un equilibrio entre exportaciones e importaciones, porque los EU podían – según Bretton Woods – pagar sus déficits en exportaciones por el simple expediente de enviar más dólares en pago a sus acreedores. Como únicos creadores de dólares, los EU tenían una ventaja muy grande sobre el resto del mundo; podían pagar sus cuentas con dólares (redimibles) que ellos mismos creaban.

Economistas de aquellos años advirtieron del peligro de esta práctica, que dio por resultado una pérdida constante de oro americano. De más de 20,000 toneladas de oro, las reservas de oro de EEUU fueron cayendo año con año, a medida que algunos países, notablemente Francia, insistían en redimir sus dólares por oro, a razón de $35 dólares por onza de oro. Francia causó gran disgusto en Washington y en Nueva York por sus exigencias;  algunos analistas atribuyen los disturbios en Francia en la Primavera del 68, a la acción encubierta de los servicios de inteligencia de los EU, como señal del disgusto americano con el proceder de Francia, dirigida entonces por el General Charles de Gaulle.

EEUU nada hizo para frenar la pérdida de oro. En los primeros meses de 1971 Henry Hazlitt, un buen economista clásico, predijo que el dólar tendría que ser devaluado; dijo que sería necesario aumentar el número de dólares que se requerirían para obtener a cambio una onza de oro del Tesoro americano. Pocos meses después de su advertencia, se reventó la presa y en agosto de 1971 los EEUU se veían ante la necesidad de devaluar, porque el monto de oro en sus reservas había disminuido a un punto peligroso. (En la actualidad, muchos dudan que los EEUU tengan en sus bóvedas en Fort Knox, las 8,000 toneladas de oro que dicen tener. Por otra parte, es interesante notar que parte del acervo de oro que dice tener el Tesoro americano, está localizado en West Point, N.Y., en la Academy Militar de los EEUU. ¿Por qué en la Academia Militar? ¿Será que los militares americanos han insistido en tener bajo su custodia directa, el remanente de oro de los EEUU?)

Lo que nunca se imaginó Henry Hazlitt fue que en lugar de devaluar – el consejo de Paul Samuelson, Premio Nobel de Economía, que se publicó en la semana anterior al 15 de agosto de 1971 – el Presidente Nixon siguió el consejo de Milton Friedman y simplemente declaró que en adelante, los EEUU a ningún precio redimirían dólares en poder de Bancos Centrales del mundo. Los EEUU unilateralmente violaron su pacto hecho en Bretton Woods. En efecto, esto constituyó quiebra financiera.

Desde esa fecha, todo el comercio mundial – o la mayor parte, pues hoy compiten con el dólar, el euro, la libra esterlina y en pequeña proporción, el yen japonés – se lleva a cabo con dólares que no son más que dinero fiat, dinero ficticio. Como todo el resto de las monedas del mundo estaban ligadas al oro a través del dólar, sucedió que simultáneamente todas las monedas del mundo se volvieron asimismo, dinero fiat, dinero ficticio sin respaldo alguno.

Consecuencias del abandono del patrón oro

Las consecuencias de lo que ocurrió aquel día fatídico han descarrilado todo orden y armonía en las relaciones económicas entre los países del mundo, además de haber facilitado y hecho posible la expansión del crédito en todo el mundo, debido a que los dólares exportados por EEUU fueron a dar en parte a las reservas de los bancos centrales del mundo.

Los países del mundo comenzaron a acumular más y más dólares a medida que la expansión de crédito en EEUU se desenvolvía implacablemente. El resto del mundo tuvo que acumular dólares en sus reservas, aunque no quisieran, porque no tener suficientes dólares en sus reservas, o tener reservas que no crecían o peor, tener montos descendientes de reservas, era entonces señal para que los especuladores monetarios atacaran al país y destruyeran su moneda con devaluación.

Como la pérdida de oro dejó de ser un factor limitante, ya no hubo restricción alguna sobre la expansión de crédito. El gran flujo de dólares a todo el mundo alentó la expansión de crédito mundial, que no concluyó hasta 2007. La casta de la alta banca internacional siempre quiere obtener mayores utilidades y siempre quiere expander el crédito que otorga para lograrlas. Desde 1971, sin el freno de tener que pagar cuentas internacionales con oro, o con dólares redimibles en oro, se soltó una creación desbocada y continua de crédito y más crédito. ¡Preciosos años para los americanos!

Los EEUU, que pagaban al mundo entero con dólares irredimibles y sin valor intrínseco que ellos mismos creaban, encomiaron la adopción del “libre comercio” y la “globalización”. Los EEUU podían comprar en cualquier parte del mundo, en cualquier cantidad y a cualquier precio, cualquier cosa que se les antojara en todo el mundo. A partir de los años 90, sus déficits de exportación se volvieron asombrosos, pero nada se hizo para reducirlos, al contrario crecieron año con año.

México, siguiendo la pauta de los EEUU, entró en el “NAFTA” – “North American Free Trade Association”. ¡Abajo tarifas de importación! ¡Libre comercio con el mundo! Era el precioso, halagador panorama de un mundo globalizado, donde no habría fronteras, donde todos podrían comprar y vender donde quisieran, sin límites. ¡Qué años de optimismo por la globalización!

El libre comercio es indudablemente, benéfico para la humanidad en general. Es bueno poder comprar donde es más barato; hay países que gozan de situaciones que los favorecen en la producción de ciertas cosas; cada país debe producir las cosas en las cuales tiene alguna ventaja sobre los demás. Así, todo el mundo se beneficiará de las cosas buenas que cada país puede ofrecer. Es una doctrina bella y sana, pero…existe un pero muy importante: la doctrina del libre comercio se elaboró para un mundo donde lo que se usaba para pagar, era exclusivamente el oro. Cuando se elaboró la doctrina del “Libre Comercio” y de las “Ventajas Comparativas de las Naciones”, no se podían imaginar los economistas de aquella época un mundo en el cual no se usara oro, sino dinero ficticio, creable a voluntad por un solo país.

La “globalización” de los años 80 y 90 y hasta la fecha, se basa en las ideas del “Libre Comercio”. Sin embargo, en la ausencia del patrón oro que existía cuando se elaboró esa doctrina, la “globalización” tuvo resultados totalmente funestos, que han causado la des-industrialización de Occidente y el ascenso al poder, de Oriente.

En las décadas anteriores a 2007, se creó una inmensa flota de barcos cargueros que navegaban con destino a EEUU y a Europa – a Occidente en general, incluido México – portando todo tipo de productos baratos y buenos, producidos en Asia. La inundación fue tal, que las fábricas locales en Occidente tuvieron que mudarse a Asia, para emplear mano de obra más barata y poder seguir vendiendo sus productos en Occidente.

Mis lectores sabrán cuántas industrias, grandes o pequeñas, han dejado de existir en México, para nunca más resucitar, porque la competencia China las mató. Sabrán además, qué difícil es hallar un producto que se pueda fabricar  con utilidad, en México. Es difícil hallar un nicho para alguna manufactura. El traslado de fábricas a Oriente para aprovechar sueldos más bajos, causó desempleo donde cerraron las fábricas locales. Por la misma razón es lenta o nula la creación de empleos.

Un taxista en Barcelona nos dijo: “España tiene una economía de servicios. La industria ya no es lo principal. Si no vienen los turistas, nos morimos.” Por eso se ha dicho de Grecia: “Producen aceite de oliva y turismo, y punto.” Se des-industrializaron los EEUU, colosal potencia al terminar la Segunda Guerra Mundial. ¿Ahora, qué harán los países desarrollados para crear empleos? ¿Todos los americanos van a ir a comer a los restaurantes que todos van a abrir? ¿Todos van a abrir lavanderías para lavar la ropa del vecino, que también tiene lavandería?

Diagnóstico de los males de des-industrialización y desempleo

Estos males se presentaron porque se eliminó el oro como a.) límite a la expansión de crédito y a la creación de dinero, y b.) como medio de pago de deudas internacionales.

Bajo el patrón oro era del conocimiento de todos los que participaban en el comercio internacional que sólo era posible venderle a un país que vendía algo a su vez. No era posible comprarle a un país que no compraba a su vez. El comercio se balanceaba naturalmente por esta restricción. No eran posibles los  “desbalances estructurales” como hoy en día.

Tomemos un ejemplo. En 1900, México podía exportar café a Alemania porque Alemania exportaba, a su vez, maquinaria a México. Alemania podía comprar café a México, porque a su vez, México le compraba maquinaria a Alemania. Cada operación se pagaba con oro, con el resultado que existía un equilibrio basado en una realidad económica. Como había equilibrio en las relaciones comerciales mundiales, una  cantidad relativamente pequeña de oro servía para ajustar la Balanza mundial. El centro financiero mundial que fungía como “Caja de Compensación Mundial” era Londres. Unos cuantos cientos de toneladas de oro bastaban para las necesidades de esa “Caja de Compensación”. (La escasez del oro no es excusa válida para desacreditar al Patrón Oro.)

Tomemos otro ejemplo: En 1930, EEUU podía vender muy poco a China, porque los chinos eran muy pobres y no tenían poder de compra. Como EEUU vendía muy poco a China, al mismo tiempo podía comprarle muy poco. Aunque el precio de los productos chinos era muy bajo, EEUU no podía comprar mucho a China, porque China no compraba a EEUU – China era muy pobre y no podía comprar los productos americanos. Así, estuvo nivelado el comercio entre China y EEUU, por la necesidad de pagar con oro el saldo de las transacciones. Tenían que equilibrarse. No había posibilidad de “desbalances estructurales”.

Bajo el libre comercio con el patrón oro, la mayor parte, por mucho, de las transacciones no requería el traslado de oro, al saldarse las operaciones. Los bienes intercambiados, se pagaban mutuamente. Sólo pequeños remanentes tenían que cubrirse con oro. Por eso, el comercio internacional se limitaba por el volumen de compras mutuas entre las partes, o sea, como ejemplo, la seda china pagaba la importación de alguna maquinaria americana, y viceversa.

El patrón oro imponía orden y armonía. Si el Presidente Nixon no hubiera “cerrado la ventanilla del oro” en 1971, el mundo de hoy sería muy distinto.

China hubiera tardado un siglo o más, en alcanzar el nivel que tiene. China  no podía comprar mucho a EEUU, porque era pobre; por lo tanto China no podía vender mucho a EEUU.

Todo eso cambió radicalmente con la abolición del patrón oro. ¿Por qué?

Todo cambió porque los Estados Unidos, habiendo eliminado el oro del sistema monetario mundial, podían “pagar” todo con dólares, y sin el patrón oro como limitante, a éstos los podían crear ad libitum, sin límite. Así, a partir de los años 70 los Estados Unidos comenzaron a  comprar a Japón cantidades enormes de productos japoneses de excelente calidad, a la vez que los japoneses decían con orgullo: “Japón vende, no compra.” Imposible bajo el patrón oro, pero bajo el patrón del dólar fiat, perfectamente posible. Los japoneses se convirtieron en gigantes de la producción; su país, una isla convertida en fábrica. Acumuló Japón enormes saldos de reservas de dólares que le mandaron los EEUU, a cambio de productos japoneses. Así comenzó la des-industrialización de EEUU. Compras sin límite a Japón, porque se pagaba con dólares cuya creación era ilimitada. El equilibrio que había impuesto el patrón oro desapareció y el desequilibrio tomó su lugar.

Los EEUU se embarcaron en una grande y larga expansión de crédito. A medida que se des-industrializaban y desaparecían los empleos altamente remunerados de la industria, se suplió la falta de ingresos de la población, con la facilitación de crédito, para no hacer visible el estancamiento en el ingreso per cápita. El crédito al consumo alentó las importaciones de Asia y fomentó aún más, la des-industrialización. La gran expansión de crédito americana, fue posible gracias a que se había abandonado el patrón oro, que frenaba la expansión de crédito de parte del sistema bancario. No es coincidencia que algunos analistas muestran que en términos reales, el trabajador americano no ha tenido aumento real en sus ingresos desde 1970.

A muchos economistas les parece perfectamente aceptable que se haya eliminado el patrón oro. Todavía no ven, o no quieren ver que está operando la famosa “Ley de Consecuencias Imprevistas”: que la enorme ventaja que obtuvo EEUU con poder pagar cuentas sin límite, con dólares irredimibles, se tornó la fatal causa de la destrucción industrial de EEUU – y de Occidente en general. O, como decimos en México: ‘en el pecado llevó la penitencia’.

El malestar actual: crisis financiera, crisis industrial, crisis de desempleo

Ahora la situación es mucho peor. China, con una población de mil trescientos millones de chinos, se ha vuelto una potencia temible. No hay quien pueda competir con China, en precio. China vende enormidades al resto del mundo, sin que el resto del mundo le pueda vender por cantidad similar; y lo puede hacer, porque hoy se “paga” el saldo deficitario no con oro, sino con dólares o euros o libras esterlinas o con yenes, que nunca escasearán. Se crean a voluntad por EEUU, por el Banco Central Europeo, por el Banco de Inglaterra o por el Banco de Japón.

Se ha creado un monstruo indomable, a consecuencia de haberse eliminado el patrón oro, que ponía límites como éste: “Sólo le puedes vender a quien te vende; sólo le puedes comprar, a quien te compra.” Esto ya no opera; todo es desarreglo, desigualdad, desequilibrio, todo es “desbalances estructurales”, porque ya no hay patrón oro.

La fiesta de expansión de crédito ha terminado y en su lugar tenemos una crisis financiera mundial.  Ahora el problema de los “desbalances estructurales” y de la des-industrialización y el desempleo que ha generado en los países que fueron países industrializados toma mayor importancia cada día que pasa. ¿Qué se hará con las masas de hombres y mujeres sin empleo? Nadie sabe la respuesta, porque la respuesta no agrada: la corrección de los “desbalances estructurales” y la re-industrialización, o sea la creación de nuevos empleos, radica en el restablecimiento del patrón oro a nivel mundial.

La “globalización” tan elogiada por la prensa financiera de años recientes, se ha convertido en la peor pesadilla imaginable. Ya no es posible mantener a los desempleados con dádivas a cargo del Estado. El Estado ya está cerca de la quiebra. La Naturaleza se venga así, de quienes osan violar sus leyes al querer imponer dinero ficticio al mundo.

La eliminación del patrón oro que efectuó Nixon, ha resultado el mejor regalo estratégico posible, de parte de los EEUU para China y para los asiáticos. Ahora, China tiene una base industrial colosal que hubiera tardado siglos, quizá, en construir, mientras que EEUU se quedó sin fábricas y sin posibilidad de volver a sus antiguas glorias. ¡Fatal destino de EEUU!

La entrega de dólares, o de euros o de libras o de yenes, no constituye pago. Los dólares, así como todas las monedas del mundo, siendo ficticias, no tienen valor en sí mismas. Legalmente, son títulos de deuda emitidos por la Reserva Federal de los EU. Una deuda no se puede pagar mediante la entrega de otra deuda.

Ahora se dan tardía cuenta China y todos los grandes exportadores asiáticos que los dólares con los cuales le “pagaron” sus exportaciones masivas, son dígitos en computadoras americanas, y nada más. Si los chinos no cooperan, la banca en Nueva York borra los dígitos en media hora, y China se queda sin reservas. Por eso, los chinos y los asiáticos en general están comprando oro y seguirán comprando indefinidamente: las computadoras no pueden borrar reservas de oro.

La terapia incorrecta: proteccionismo

México tiene su petróleo, quizás más de lo que se nos dice. ¡Esperemos que ese sea el caso! Nuestra economía es menos compleja, menos sofisticada que la americana. 50% de la población nacional, no tiene cuenta de banco – buena señal que se basta con dinero de papel y no se está metiendo en problemas de deuda de tarjeta de crédito. La economía de México, a nuestra forma de ver, es como una pirámide ancha, de baja altura. Es más estable que la economía “rascacielos” de los americanos, una economía sumamente compleja. Con mayor facilidad se podrá bastar a sí mismo México en la presente crisis, que los EEUU.

En la gran crisis financiera mundial que vivimos, de dinero ficticio, es probable que los países del mundo se encierren en proteccionismo: serán los mismos países que enaltecían a la “globalización” hace poco. En ese caso probable, México tendrá que hacer lo mismo. No es lo óptimo, pero es imperativo en ausencia del patrón oro. El proteccionismo limita la eficiencia de la producción porque su mercado será el propio México. Un mercado limitado conlleva menor eficiencia. El surtido de bienes a los que tendrá acceso la población, será más limitado y probablemente de calidad menor a precio mayor. (Los mismos efectos tendrá el proteccionismo en EEUU)

México tendrá que comenzar a frenar las importaciones en un futuro no lejano. De lo contrario, sufriremos devaluación tras devaluación. El proteccionismo no es el mejor camino, pero probablemente nos veamos obligados a tomarlo, a falta del patrón oro, que sería el mejor programa para crear empleos, tanto en EU como aquí.

La terapia efectiva

Si ambicionamos más, tendremos que esperar al restablecimiento del patrón oro a nivel mundial. Mientras tanto, ni la demagogia, ni el socialismo nos sacará de problemas. Únicamente el patrón oro podrá hacerlo.

Para que nuestra capacidad industrial tenga acceso a mercados internacionales – y para que los mexicanos tengan acceso a productos de los mercados internacionales – será necesario el reestablecimiento del patrón oro. Los “arreglos bilaterales” de comercio no son lo óptimo. Lo óptimo es tener al mundo como mercado, donde el pago de lo exportado está nivelado a lo importado, y el saldo se paga en oro. El pago en oro de los déficits y el cobro en oro de superávit es sine qua non. Bajo el patrón oro, alcanzaría México prosperidad sostenible y tendría pleno empleo para la admirable mano de obra mexicana.

Los productos de China y de Asia en general, que hoy destruyen nuestra capacidad industrial y crean desempleo porque no podemos competir con los bajísimos salarios de Oriente, dejarían de ser problema bajo el patrón oro; si los países de Oriente, que hoy invaden nuestros mercados, no nos compraran cantidades similares de productos mexicanos – cosa que hoy no hacen – entonces no podrían exportar a México sus productos. El patrón oro nivelaría justamente las exportaciones con las importaciones; impediría la destrucción estratégica de nuestra industria y nos protegería en forma natural, sin necesidad de barreras proteccionistas.

La misma terapia que requiere México – el re-establecimiento del patrón oro – es la que requieren los países des-industrializados para recobrar su salud económica y su prosperidad.

El proteccionismo no es una terapia, es un parche. No hallará México la prosperidad que le es posible, ni con proteccionismo, ni recurriendo a medidas socializantes que aplastan el espíritu creativo del individuo. Tampoco debemos caer en la renuncia a la nacionalidad y la aceptación de nuestra absorción por los EEUU, para imitar todas las medidas (costosísimas) que impone a su población el actual gobierno de EEUU. La óptima salida para México está en una dosis moderada de nacionalismo, en un gobierno que no incurra déficits y en la eventual participación en un nuevo Patrón Oro mundial, en el cual nuestra Patria hallará la posibilidad de realizar sus ambiciones.

Hugo Salinas Price

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