(OroyFinanzas.com) – La crisis, las fluctuaciones de la Bolsa y la incertidumbre que afecta a las economías más poderosas han impulsado el papel del oro como valor refugio y disparado su cotización. La revalorización del metal dorado en los últimos años es innegable -en 9 años ha multiplicado su precio por seis y ahora cotiza por encima de los 1.200 dólares la onza-, pero su comportamiento futuro y su mantenimiento como refugio inversor dan lugar a debates y controversia, hasta el punto de que algunos analistas hablan ya de la burbuja amarilla, y otros creen que el oro aún puede duplicar su precio actual y ofrecer altas rentabilidades.
Hay muchas razones que explican el redoblado interés de los inversores por el oro, valor refugio por excelencia, pero este éxito y la espiral de demanda que se está generando también alimentan dudas sobre su evolución. Hay expertos que creen que mientras la economía no se sanee el oro seguirá aumentando su precio y al ser objeto de las preferencias de muchos inversores se prolongará su tendencia alcista hasta que doble su valor actual. La onza de oro puro cotiza en Londres por encima de los 1.200 dólares, mientras que en 2003 el precio era de 250 dólares. Según la vicepresidenta de la Asociación Española de Metales Preciosos (AEMP), Marion Mueller, la tendencia alcista “sólo ha comenzado”.
Fuerte subida En 1980, tras la última escalada del precio del oro, la onza llegó a costar 850 dólares de la época (24 veces más que en 1969), lo que, ajustado a la inflación actual, equivaldría a un precio de unos 2.400 dólares. Por este motivo, la AEMP considera que el ciclo alcista está en sus primeros pasos y no parará hasta alcanzar, al menos, el equivalente a la cifra de los años ochenta, 2.400 dólares la onza.
Esta subida de precio ha disparado el número de transacciones relacionadas con el oro en todo el mundo, materializadas en compra de lingotes como vehículo de inversión, en la creación o suscripción de fondos y ETF (fondos cotizados) vinculados a su cotización y también en la venta de pequeñas cantidades de oro en unas oficinas de compraventa que ahora proliferan en todas las ciudades. Estas operaciones de venta de oro realizadas por particulares son conocidas como manos débiles (personas que en momentos de necesidad se desprenden de sus joyas para ingresar dinero) y guardan relación directa tanto con el alto precio del metal como con la situación de crisis y elevadas tasas de desempleo.
Por unas razones o por otras, en los últimos meses la demanda de lingotes y monedas de oro ha sido incluso superior a la registrada en los momentos posteriores a la quiebra de Lehman Brothers, en 2008. Una parte importante de esta creciente demanda se debe a los fondos vinculados a materias primas (oro en este caso) y a las operaciones de aumento de reservas por parte de los bancos centrales de muchos países. El metal dorado mueve cada día 30.000 millones de dólares tan sólo en el mercado de Londres.
Tradicionalmente la inversión en metales preciosos, con el oro a la cabeza, seduce a los inversores que buscan seguridad en épocas de incertidumbre y se convierte en el refugio más codiciado para el dinero que huye de unos mercados inestables. Los expertos explican el boom actual del oro en el hecho de que tanto el este metal como otros de los considerados preciosos (plata, platino y paladio, fundamentalmente) ofrecen más rentabilidad con menor volatilidad que otras inversiones, son activos con menos riesgos incluso que la renta fija soberana, que ahora está sometida a los vaivenes de las dudas internacionales y depende de la solvencia de los países. El oro, por el contrario, se considera una reserva de valor al margen de gobiernos y fluctuaciones bursátiles.
Riesgo de burbuja Pero el protagonismo cobrado por el oro y su revalorización prácticamente continua también dan pie a que algunos analistas hayan activado las alarmas de una posible burbuja. Estas opiniones se basan en que una burbuja se produce cuando hay compras masivas de un producto al margen de su precio, lo que convierte los precios en irracionales y genera la reacción contraria: todos deciden vender al mismo tiempo y provocan fuertes correcciones de precios. Quienes piensan que con el oro está sucediendo esto destacan que la crisis ha provocado una venta generalizada de joyas por parte de ciudadanos en busca de efectivo y un buen precio por lo que consideran un activo convertible, al mismo tiempo que ha contraído las compras de joyería, que es uno de los principales sectores demandantes. Estamos -dicen estos expertos- ante los primeros síntomas del estallido de la burbuja.
Otros, sin embargo, hacen hincapié en las importantes compras de oro que están realizando algunos bancos centrales y en la caída de la producción mundial por el agotamiento de las minas y las crecientes dificultades de explotación, lo que reduce la oferta y apoya una escalada de precios a la que por ahora no ven final. Esta misma semana el World Gold Council avanzó sus estimaciones, según las cuales la demanda de oro se mantendrá fuerte durante este año debido a las compras de China e India, así como por la creciente demanda global de inversiones. En el último trimestre la demanda global de oro aumentó un 36% interanual, hasta las 1.050 toneladas, de las que el 40% se destinaron a joyería, mientras que algo más del 50% fueron para lo que el WGC denomina demanda identificable, que incluye desde el oro destinado a lingotes o monedas de inversión, hasta la demanda de ETF y otros vehículos inversores. En concreto, los ETF demandaron unas 291 toneladas de oro, prácticamente el 28% del total y un 414% más que en el trimestre anterior. Según los cálculos del WGC, los fondos cotizados acumulan en estos momentos más de 2.040 toneladas de oro, con un valor de mercado en torno a los 82.000 millones de dólares. A modo de ejemplo cabe citar que el fondo de este tipo más famoso del mundo, el SPDR Gold Trust, contabilizaba a finales de julio 1.306 toneladas, tras haber aumentado su reserva en más de cien toneladas en menos de un mes. Además, en lo que llevamos de año los contratos de futuros sobre la onza de oro se han revalorizado alrededor de un 10%.
Fuente: Deia
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