(OroyFinanzas.com) – El miércoles, el FMI anunció de manera sigilosa haber completado la venta de 400 toneladas métricas de ORO a instituciones y otros Bancos Centrales.
A pesar de tratarse de una de las operaciones de venta más abultadas de la historia, ha pasado prácticamente desapercibida y los medios apenas han cubierto una noticia tan esencial y relevante además para la evolución de los precios del metal.
Más remarcable todavía es la opacidad con que instituciones, Bancos Centrales, FMI… intercambian entre sí el metal.
Surgen inclinaciones procelosas respecto de la manera de actuar porque generar incertidumbre deliberada en operaciones tan relevantes aumenta la carga de suspicacias. ¿Por qué no se hacen públicas debidamente estas operaciones?, ¿por qué se realizan en un periodo semifestivo? ¿Qué grado de manipulación del precio conllevan estas operaciones?
Siempre se ha conocido al ORO como enemigo principal de los Bancos Centrales porque es una unidad de medida real de riqueza, ha sobrevivido mostrando un valor real durante miles de años, ha sobrevivido a la creación, desarrollo, abuso y posterior desaparición de TODAS las monedas creadas por los gobiernos.
No es un secreto que las monedas creadas por los gobiernos, a la larga terminan sufriendo devaluaciones y dañando el poder adquisitivo de la gente para eventualmente terminar desapareciendo.
Los desmanes provocados por los gobernantes acaban siendo pagados de una u otra forma. Los problemas en origen históricamente han sido causados por guerras, por cambios de ciclo económico derivados de catástrofes diversas o también es frecuente que sucedan por la mala gestión, la codicia y megalomanía de los gobernantes.
El accidente monetario que han ocasionado en el pasado reciente los banqueros –FED en primer lugar- es de un calado sin precedentes. A los Banqueros no les interesa observar el precio del metal subiendo como la espuma y enviando a los ciudadanos una señal de descrédito, alarma derivada de la mala gestión, desconfianza y a la vez refugio frente a las monedas que ellos crean, gestionan, malgastan y también avalan.
Eventualmente, este aval recae sólo en la capacidad de los emisores de transmitir y conservar confianza pero, ¿y si los ciudadanos la pierden? Vean lo que rezan los billetes de dólar….
El billete de dólar tiene impreso “este billete es de curso legal para todas las deudas, púbicas y privadas” y por detrás “creemos en dios”. Lamentablemente este negocio nada tiene que ver con la religión. Los ateos y agnósticos pueden empezar a pensar en incorporar ORO a sus ahorros, los demás también aunque seguramente ahora no es el momento técnico más adecuado.
Cuando los bancos centrales están actuando detrás del telón, prefieren acallar noticias cruciales para su supervivencia, buscan no levantar más las ampollas generadas por la crisis de divisas que se está librando hoy día y se permiten así además controlar en alguna medida el precio del ORO a su antojo.
El problema de fondo con la devaluación de las divisas no es sólo la pérdida de estatus y poder económico del país que lo sufre, además suele venir acompañado de un falso patriotismo que en realidad se traduce en recorte de libertades, aumento de impuestos y esfuerzos ímprobos de los ciudadanos para remediar la mala gestión de las autoridades.
Este asunto es apasionante y muy extenso como para resumirlo en este breve comentario. Existen anécdotas históricas desde cómo se perdió Roma, su credibilidad, moneda y riquezas hasta cómo el gobierno americano confiscó el ORO a sus ciudadanos en la crisis de los años 30, les amenazó con penas de cárcel. Se lo arrebató por $20 la onza con un falso mensaje de patriotismo y años más tarde retiró la orden prohibitiva y se lo vendió de vuelta a quien quisiera comprarlo pero, eso sí, a $35 por onza.
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Antonio Iruzubieta
Fuente: Finanzas.com
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