(OroyFinanzas.com) – Ya estamos en guerra mundial. Los misiles todavía no surcan los cielos (a menos que se consideren tales los fuegos pirotécnicos intercambiados recientemente por las dos Coreas), ni los soldados excavan trincheras (bueno, sí lo hacen, y en muchos países, pero aún no a escala formalmente mundial). Pero la guerra económica sí que está en plena acción.
Por lo pronto, la guerra se limita al frente monetario: “Lo que estamos experimentando es una guerra de divisas”, declaró el ministro brasileño de finanzas, Guido Mantega. “La devaluación artificial de las monedas nacionales ya se convirtió en una estrategia global.”
Los países están compitiendo unos con otros a ver cuál puede devaluar más y más rápido su moneda, en un esfuerzo por estimular las exportaciones y así conseguir las divisas con las cuales seguir alimentando a la parásita banca trasnacional (y de este modo salvar a las clases políticas locales que se gastaron o se robaron esas montañas de lana prestada), aunque sea a costa de empobrecer a sus pobladores y arruinar a su sector privado local), “¡Qué concepto más ingenioso: imprimir papel barato! Hacer cada dólar cuesta dos centavos en papel y tinta, ¡y lo vendes en cien! Ese es un buen margen de utilidad, ¿no?
¿Será por eso que a los bancos centrales les rebosa el dinero hasta por las orejas? Algunos exportadores de los países afectados reciben un respiro temporal, pero para el resto de la gente esta maniobra significa simplemente que tendrán que gastar más papelitos por las cosas que necesitan para vivir… y con el desempleo galopante que te permite disponer de cada vez menos papelitos por quincena, gulp.
Eso es lo implica lo que los economistas keynesianos llaman “política monetaria expansiva” o “devaluaciones competitivas” o cualquier otro de los eufemismos idiotas que aplican a este viejo truco de pulverizar el dinero nacional para sepultar con él sus pecados, burradas y delirios económicos.
Guillermo Fárber
Fuente: buhedera.mexico.org [1]
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