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La Reserva Federal, la criatura de Jekyll Island II

(OroyFinanzas.com) – Un entramado de sociedades hace imposible descubrir quién está realmente gobernando el mundo financiero. Una de las partes más peliagudas del análisis económico, consiste en desvelar nombres e influencias en la evolución económica de EEUU, aunque esto no puede hacerse sin quedar etiquetado como asunto conspirativo.

El final de la Guerra Civil americana en 1865 arruinó todas las posibilidades de la gran banca para controlar el sistema monetario americano. Aunque fueron precisamente las guerras las que habían permitido ese control en Europa, en EEUU terminó resultando lo contrario. Este es el motivo de que se cambiara la estrategia, actuando desde abajo hacia arriba. Uno de los eslabones más importantes en este proceso es un joven emigrante llamado Jacob Schiff.

Jacob Schiff

La familia Schiff remonta su genealogía hasta el s. XIV, reclamando incluso que son descendientes del propio Rey Salomón. Jacob Schiff nació en 1847 en Frankfurt. Su padre era el rabino Moses Schiff, un exitoso agente de bolsa de esa ciudad. En 1865 llegó a EEUU y en 1867 formó su propia agencia de bolsa con Henry Budge y Leo Lehmann. Esta aventura fracasó y tuvo que volver a Alemania, donde pasó a ser el director de la agencia del Deutsche Bank en Hamburgo. Fue allí donde conoció a Moritz Warburg y Abraham Kuhn, que ya se había retirado de los negocios después de formar la Kuhn & Loeb en Nueva York.

En 1873 y con 26 años, Jacob Schiff pudo entrar en el negocio de Kuhn y Loeb en Nueva York asociándose con ellos finalmente en 1875 gracias al apoyo financiero de los Rothschilds. Se hizo millonario financiando la construcción de la red ferroviaria americana en sociedad con Edward Henrry Harriman. Se casó con la hija mayor de Solomon Loeb y en ocasiones actuaba como agente comercial de su suegro, comprando en su nombre. Finalmente llegó a ser el único propietario de Khun Loeb & Co., que según el Senador Robert L. Owen [1] de Oklahoma era la compañía que representaba los intereses de la banca Rothschild en EEUU.

Aunque John Pierpont Morgan era el principal representante de los Rothschilds en EEUU y la persona más importante dentro del mundo financiero americano, Schiff estaba pasando a tener una gran influencia gracias a su monopolio sobre la distribución de las acciones de las compañías europeas en EEUU durante la Revolución Industrial, la financiación de la construcción del imperio del ferrocarril, de la Standard Oil de Rockefeller y del emporio del acero de Andrew Carnegie. A comienzos del s.XIX Schiff ya estaba frmemente relacionado dentro de la comunidad de banqueros americanos.

J. P. Morgan

En 1636 John, Miles y James Morgan llegaron a Massachusetts dejando a su padre William al cuidado del negocio familiar en Inglaterra de la fabricación de arreos. El abuelo de J. P. Morgan (Joseph Morgan) había hecho fortuna mediante negocios inmobiliarios y apoyando la creación del primer intento de banco central en EEUU. El padre de J. P. Morgan (Junius Spencer Morgan) era socio en el banco J. M. Beebe Morgan en EEUU y en Londres de George Peabody & Co. Cuando murió Peabody la firma pasó a llamarse J. P. Morgan & Co.

John Pierpoint Morgan nació el 17 de abril de 1837 y con 23 años en 1860 ya era el representante de su padre en Nueva York. En 1862 consiguió su propia firma, liquidándola en 1863 para asociarse con Charles H. Dabney, que representaba a Peabody en EEUU. Finalmente se terminó asociando con Anthony J. Drexel y después de un viaje muy productivo a Londres consiguieron en 1869 ser los representantes de Rothschild en EEUU mediante la North Securities Corporation.

Gracias a esta influencia, J. P. Morgan consiguió vender en monopolio unos rifles nuevos a los soldados de la Unión durante la guerra civil americana que fallaban más que las escopetas de feria. Los beneficios obtenidos le sirvieron para construir la Guaranty Trust Co. de Nueva York y participar activamente durante la década de 1880 en la construcción del ferrocarril.

Muerto su padre en 1890 y Drexel en 1893, heredó y dirigió los dos negocios familiares hasta su muerte en 1913. El Temporary National Economic Committee [2] de 1938 reveló que J. P. Morgan sólo era propietario de un 9,1% de su imperio, mientras que Charles W. Steele tenía el 36,6% y Thomas W. Lamont [3] un 34,2%. Especialmente destaca éste último por sus apoyos junto con Schiff a la invasión japonesa de Manchuria, la aparición del fascismo italiano y la financiación de la Revolución Bolchevique desde Cruz Roja Internacional. Lamont participó además activamente en la formación del Tratado de Versalles como miembro de la delegación americana representando al Departamento del Tesoro. Fue miembro también del Council of Foreign Relations y ejerció gran influencia en los planes Dawes [4] y Young [5].

En 1901 Morgan compró a Andrew Carnegie su vasta industria de acero por 500 millones de dólares y la fusionó con sus activos para construir la mayor empresa mundial de acero: la United States Steel Corporation. En un discurso del senador George W. Norris [6] del 30 de noviembre de 1941 se puede leer lo siguiente:

“Las empresas que actúan bajo el nombre de J. P. Morgan y gracias al apoyo de otras pocas corporaciones bien interrelacionadas, controlan toda la red de ferrocarriles y cualquier conglomerado industrial que suponga un beneficio importante. También extienden su influencia sobre innumerables corporaciones y empresas aseguradoras. Sr. Presidente, creo que ya ha llegado el día en que todos los negocios del país están controlados por unos pocos hombres que pueden ser contados con los dedos de una mano. Y esto porque sencillamente han pasado a controlar el dinero del país.”

La casa Morgan aún creció más en 1959 gracias a los beneficios obtenidos por la venta de armamento durante la GM-II y su fusión con la Guaranty Trust de Nueva York. Tenía oficinas completamente comunicadas en Londres, Nueva York, París, Bruselas, Frankfurt, Roma y Tokio.

J. D. Rockefeller

Aunque buena parte de la riqueza de los Rockefeller puede atribuirse a la rapacidad y falta de escrúpulos del viejo J. D. Rockefeller, sus orígenes se encuentran en la financiación que recibió desde el comienzo por parte del National City Bank de Cleveland, que ya fue identificado por el Congreso americano como uno de los tres bancos de los Rothschild en EEUU por la presencia en su dirección de Jacob Schiff.

Con el dinero facilitado por ese banco, Rockefeller monopolizó el negocio de la producción de petróleo, las refinerías y la distribución minorista, haciendo acuerdos monopolísticos también en la cadena de transporte. En este proceso creó la Standard Oil primero y la Standard Oil Trust a continuación. Al mismo tiempo que desarrollaba contra sus competidores métodos coercitivos propios de los gangsters.

A sus rivales de negocio les enviaba primero un agente independiente con una oferta de compra bastante baja, pero en metálico. Si era rechazada, se atacaba su mercado recortando progresivamente los márgenes de beneficio al mismo tiempo que se sobornaban a los empleados más subversivos para que provocaran huelgas y protestas sin fin en la fábrica. De hecho, el control de la fuerza laboral mediante sindicatos ha sido siempre uno de los puntos fuertes del clan Rockefeller, además de la promoción y control de fuerzas revolucionarias en países extranjeros opuestos a sus intereses particulares.  Aún así, si fallaban todas las técnicas anteriores, finalmente se empleaba la violencia física contra los trabajadores mediante palizas o incluso el asalto nocturno y quema de las industrias más recalcitrantes.

Este poder disuasorio y fulgurante éxito empresarial del viejo Rockefeller convenció definitivamente a los Rothschild de que habían encontrado a su hombre para controlar el petróleo americano y el sector financiero relacionado con la energía. La última ayuda y tal vez la más importante consistió en eliminarle prácticamente el precio del transporte de sus productos petrolíferos al mismo tiempo que se lo encarecían a la competencia. Esto se pudo hacer porque ya estaba prácticamente monopolizado el transporte por ferrocarril gracias a Jacob Schiff y J. P. Morgan.

Los Warburg

Paul Moritz Warburg (1868-1932) y su hermano Félix (1831-1937) llegaron a EEUU desde Frankfurt en 1902, asociándose con la Kuhn Loeb & Co. gracias al apoyo económico de los Rothschild. Ya venían bien entrenados en los negocios financieros porque su padre tenía un banco que a su vez ya era aliado de los Rothschild en Frankfurt, Hamburgo y Amsterdam. Además desrrollaron estrechos vínculos familiares con la élite financiera del momento. Paul estaba casado con la hija de Solomon Loeb, Nina Loeb. Que era al mismo tiempo la hermana menor de la esposa de Schiff. Félix estaba casado a su vez con Frieda Schiff, que era la hija de Jacob Schiff.

Max Moritz Warburg fue uno de los principales financieros de la Revolución Bolchevique y ayudó a Lenin a entrar en Rusia desde Alemania encerrado en un tren y de incógnito. También financió a Hitler en los primeros estadios del partido socialista desde el banco de Hamburgo. Pero los nazis no querían saber nada de los banqueros judíos y se tuvieron que cambiar el nombre, perdiendo finalmente influencia en favor de los financieros germanos.

Paul Warburg controlaba la Kuhn Loeb y tenía cinco representantes en el Departamento del Tesoro americano. Tenía a su cargo los Liberty Loans que servían para financiar las tropas americanas durante la GM-I. Aunque al mismo tiempo su hermano Max estaba financiando la industria bélica alemana. La guerra ha sido siempre un negocio muy lucrativo para determinados clanes financieros.

La gestación de la Reserva Federal

Paul y Félix Warbug eran dos hombres con una clara misión en EEUU, enviados allí por los Rothshild para que se creara una ley en el Congreso que permitiera un banco central americano. El coronel Ely Garrison (que fue el consejero financiero de los presidentes Theodore Roosevelt y Woodrow Wilson) escribió en su libro Roosevelt, Wilson and the Federal Reserve Act que “el Sr. Paul Warburg es el hombre que consiguió que saliera adelante la Federal Reserve Act después de toda la oposición y resentimiento que encontró el Plan Aldrich. Alfred Rothshild [7] era el cerebro que estaba detrás de los dos planes, trabajándolos desde Londres”. El profesor E. R. A. Seligman, jefe del Departamento de Economía de la Universidad de Columbia, escribió en el prefacio de uno de los ensayos de Paul Warburg sobre los bancos centrales que “la Federal Reserve Act es el trabajo del Sr. Paul Warburg más que de ningún otro hombre del país”.

En 1903 Paul Warburg entregó a Schiff un memorando describiendo cómo debería funcionar un sistema parecido al de los bancos centrales europeos, pero dentro del sistema monetario americano. Schiff lo entregó a su vez al presidente del Natinal City Bank de Nueva York. Warburg había estudiado el funcionamiento de los métodos del banco central británico mientras trabajaba en una agencia de bolsa en Londres. En 1891 estudió el funcionamiento del banco central francés y durante los años 1892-93 viajó por varios países analizando el funcionamiento de sus respectivos bancos centrales. Así que a finales del s. XIX era la principal autoridad mundial sobre el funcionamiento de los bancos centrales.

En 1906 Frank Vanderlip convenció a los principales banqueros de Nueva York de que era necesario un banco central controlado por la propia banca y que pudiera servir al sistema financiero nacional. Hasta esa momento quien había asumido ese papel era la banca Morgan, participando en ambos bandos de los pánicos bancarios de 1873, 1884, 1893, 1907 y 1920. Es decir, había trabajado tanto en los primeros estadios de su difusión como en los momentos finales de cada crisis.

El 6 de enero de 1907 el New York Times publicó un artículo de Paul Warburg titulado Defects and Needs of Our Banking System [8], gracias al cual pasó a ser el principal exponente de la reforma monetaria americana en curso. Ese mismo año Jacob Schiff dijo en la Cámara de Comercio de Nueva York que “si no disponemos de un banco central con el suficiente control sobre los recursos crediticios, este país terminará sufriendo el más severo y peligroso pánico bancario de la historia”. Cuando Morgan inició el pánico bancario de 1907 haciendo circular los rumores de que Knickerbocker Bank and Trust Co. of America estaba quebrado, se originó a continuación una crisis financiera que ayudó finalmente a solidificar el apoyo en favor del banco central. Precisamente fue durante ese pánico que Warburg escribió su segundo ensayo titulado A plan for a Modified Central Bank [9], donde pedía para EEUU un banco central que fuera un 50% propiedad del gobierno y un 50% de los bancos nacionales.

En 1908 Schiff diseñó el plan final para que la banca tomara posesión del sistema monetario americano. El Coronel Edward Mandell House [10] era hijo del financiero británico Thomas W. House, agente de los Rothshild que hizo su fortuna suministrando víveres a los del sur durante la Guerra Civil importándolos de Francia e Inglaterra. Era también el emisario y representante de Schiff entre la Casa Blanca y los principales financieros de Wall Street sobre la nueva legislación bancaria. Bernard Baruch [11] consiguió su fortuna especulando en bolsa a principios del S. XX, además de ser consejero de asuntos internacionales e internos desde el mandato de Wilson hasta el de Kennedy. Junto con Herbert Lehman [12] fue también de gran ayuda para influenciar en el Congreso a favor de la Reserva Federal.

En 1910 Warburg hizo un discurso titulado A United Reserve Bank of the United States [13], en el que pedía un banco central localizado en Washington con un capital de 100 millones de dólares. El país sería dividido en 20 distritos y el sistema sería controlado por una junta directiva, cuyos miembros serían elegidos por las asociaciones bancarias, los accionistas y el propio gobierno. Warburg argumentaba que el sistema monetario americano no era flexible y por lo tanto incapaz de compensar los ciclos de la demanda comercial. Ponía como ejemplo las cosechas de trigo, que al no disponer los comerciantes de suficiente dinero los agricultores se veían obligados a poner al mismo tiempo gran parte de su grano a disposición del mercado, hundiendo el precio de forma estacional y provocando grandes pérdidas sobre sus economías particulares. Pidió entonces que el papel comercial pudiera circular también como dinero, pero sujeto a unos estándares de tamaño y cantidad que les permitieran circular como legal tender para el pago de deudas e impuestos.

Finalmente, y en medio de amplias negociaciones y rechazos por parte de diferentes políticos, los principales impulsores de la Reserva Federal se reunieron en secreto en la Isla de Jekyll con el objeto de establecer las bases definitivas de la futura ley. Después de estar reunidos 10 días salieron de la reunión con dos opciones sobre cómo debía desarrollarse la aprobación de la ley. La segunda era el plan B que sólo se iba a poner en práctica en caso de fracasar la primera. La versión final fue redactada por Vanderlip siguiendo las anotaciones de Warburg y se incorporó a la ley que debía pasar Aldrich al Congreso. De hecho se pretendía introducir como un informe completo de la Comisión Monetaria evitando en todo momento la expresión ‘banco central’.

Presentado este documento el entramado bancario comenzó a desarrollar una serie de mini-depresiones que concluyeron en 1907. Esta situación de fingida fragilidad financiera apoyada con gran ruido en la prensa ayudó bastante para encontrar muchos apoyos en el Congreso, aunque finalmente no fue suficiente porque Aldrich estaba demasiado identificado con Morgan. Por eso no quedó más remedio que pasar finalmente al plan B, que era la promoción de Wilson a la Presidencia de EEUU. Finalmente llegó y se aprobó la Federal Reserve Act en la vigilia de Navidad de 1913, cuando más congresistas faltaban por estar con sus familias preparando tan señaladas fiestas.

Cuando Woodrow Wilson se dio cuenta de la maniobra ya era demasiado tarde:

“Nuestra gran nación industrial se desarrolla dentro de un sistema de crédito. Pero éste se encuentra concentrado en unas pocas manos privadas. El crecimiento de la nación (y por consiguiente de todas nuestras actividades) depende de las manos de unos pocos hombres que necesariamente o por motivos de sus propias limitaciones congelan, frenan y destruyen la genuina libertad económica. Nos hemos transformado en uno de los peores gobiernos del mundo. En uno de los más controlados y dominados. Hemos dejado de ser un gobierno donde se desarrolla la libre opinión, las creencias personales y el voto de la mayoría. Porque hemos pasado a depender de la opinión y coacción de un pequeño grupo de hombres dominantes.”

En efecto, la Reserva Federal no forma parte del gobierno federal. Es una corporación privada en manos de sus accionistas, que son un cartel bancario. Este es el motivo por el que el Banco de la Reserva Federal de Nueva York (igual que el resto de delegaciones) está listado en la Dun and Bradstreet Reference Book of American Business. Aunque por una cláusula de la Federal Reserve Act los propietarios de las acciones clase A deben ser mantenidos en secreto y no ser revelados. Pero son precisamente esos bancos los que controlan el sistema y sólo una fracción son americanos, el resto extranjeros. ¿Quién estaba detrás de Morgan, Rockefeller y Warburg? Porque es ese precisamente el accionista más influyente y quien movió los hilos para que se desarrollara el banco central americano.

No es casualidad que el creador de Matrix sea llamado arquitecto y además guarde un asombroso parecido con la imagen del barón de Rothschild, precisamente en el billete de más denominación del banco central de Israel…

… especialmente si tenemos en cuenta cómo parece funcionar su entramado de sociedades sobre el conjunto económico mundial…

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