El BCE, un buen alumno con demasiadas tareas

(OroyFinanzas.com) – En las últimas semanas, asistimos un día sí y otro no a interpelaciones al presidente del BCE, Jean Claude Trichet, para que se implique activamente en la recuperación de la economía europea y el salvamento de los Estados.

Parece como si el banquero central, ostentando una posición privilegiada en el sistema monetario, pudiera conseguir tales fines si se lo propusiera. Los que esto opinan creen que su facultad exclusiva para emitir dinero legal le otorga prácticamente el poder para gobernar la economía. Se confunden. El oficio de banquero central es realmente complicado y de alcance más limitado.

Sólo un ejercicio de modestia intelectual y cura de realismo nos permitirá concluir que muchos de los deberes que se quieren imponer a Trichet no están verdaderamente a su alcance; además, son tantas las tareas encomendadas que resultan en una larga lista de objetivos incompatibles y verdaderamente no deseables.

Los Estatutos del BCE, en su artículo 2, establecen que la política monetaria debe conseguir de manera prioritaria la estabilidad de los precios en el área euro. Sólo si la consecución de este objetivo no estuviera en peligro, puede colaborar con las instituciones europeas para alcanzar otros objetivos de política económica de la UE. A diferencia de la Reserva Federal de EEUU, la prelación y jerarquía de los objetivos encomendados al BCE es clara e inequívoca.

¿A qué responde tal rotundidad? Los estatutos del BCE fueron redactados en los años 90 del siglo pasado, cuando ya existía una amplísima evidencia empírica que mostraba la elevada correlación existente entre el crecimiento de los medios de pago y el de los precios a medio y largo plazo.

Además, no había ni hay evidencia que permita afirmar que el crecimiento económico real pueda lograrse mediante la expansión de los medios de pago; más bien al contrario, cuando se ha puesto en práctica esa política el resultado ha sido una mayor volatilidad y un aumento de la inflación, así como un deterioro del crecimiento económico a largo plazo.

Paralelamente, el BCE también tiene encomendada la función de preservar el buen funcionamiento del sistema de pagos en el área euro (artículo 3.1 de sus Estatutos); de ahí su decidida intervención desde 2007 para proveer de un gran volumen de crédito extraordinario a bancos y cajas para poder hacer frente a la crisis de crédito y liquidez que padecemos.

Instrumentos
Ambas funciones, mantener la estabilidad de los precios y el buen funcionamiento del sistema de pagos en euros, son plenamente compatibles entre sí y los responsables del BCE se han encargado en muchas ocasiones de señalarlo públicamente.

De hecho, los instrumentos que tiene para conseguirlos son distintos: por un lado, el tipo de interés nominal (básico) de las subastas regulares de liquidez es el precio que regula el crédito que concede normalmente a las entidades bancarias y, por tanto, el medio que condiciona en mayor grado el crecimiento monetario y la inflación a medio y largo plazo.

Y, por otro, la concesión de crédito extraordinario a diferentes plazos y tipos de interés se puede utilizar para asistir de manera excepcional a las entidades bancarias necesitadas de liquidez y en riesgo de suspensión de pagos. Una hipotética subida de su tipo de interés básico no debe hacernos temer que el BCE vaya a dejar de preocuparse por el buen funcionamiento del euro y de la liquidez de la economía europea.

Adicionalmente, muchos políticos y periodistas piden al BCE que gobierne el tipo de interés básico para salir del estancamiento, en el caso español, o del lánguido crecimiento de la economía europea. Incluso, algunos influyentes economistas piden a Trichet que utilice la política monetaria como instrumento para modular y gestionar la salida de la crisis, ¡como si pudiera hacerlo! Son los mismos que le piden además que compre directamente deuda pública de los Estados necesitados de liquidez.

Aún algunos se animan a criticar al BCE por permitir que el tipo de cambio nominal del euro respecto al dólar esté en niveles demasiado altos, lo que redundaría en su opinión en una merma de la competitividad exterior de los productos europeos, ¡como si el BCE gobernara el tipo de cambio real de su moneda! Señores, para complicarlo aún más, todo ello lo habría de hacer el BCE con el único gobierno de un tipo de interés de referencia a muy corto plazo para las entidades bancarias.

Desconocen o quieren desconocer quienes proponen esta ristra de peticiones al banquero central que sólo vagamente puede controlar el tipo de interés nominal a corto plazo y, si su política monetaria es creíble, la evolución de los precios a medio y largo plazo. Esta es la mejor, si no la única, contribución que puede hacer Trichet a la economía europea, que no es poco.

Dejemos que la creación de empleo, el crecimiento productivo o la mayor o menor venta de productos europeos en el exterior respondan a nuestra mejora de la maltrecha productividad europea, el avance de nuestra tecnología o la mejor formación y aplicación de nuestro capital humano.

Juan Castañeda, profesor de Economía Aplicada en la UNED

Fuente: Expansion

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Sobre el autor

Marion Mueller
Marion Mueller is the an analyst with OroyFinanzas.com.

1 Comentario en "El BCE, un buen alumno con demasiadas tareas"

  1. Castañeda es un crack,siendo profesor de Economía Apilcada en la UNED, explica la situación de una manera meridianamente clara y sin palabras rebuscadas para señalar que mediante la expansión monetaria no se va a lograr un crecimiento económico real, sino mas bien un deterioro del mismo a largo plazo.

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