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El dinero sí importa y las decisiones del BCE

(OroyFinanzas.com) – Frecuentemente, los economistas somos criticados por predecir únicamente el pasado. Permítanme discrepar. Aún con las cautelas propias de toda ciencia social, sí podemos hacer verdaderas predicciones; si bien, las nuestras son más certeras si las hacemos a medio plazo.

Con todo, me atrevo en este artículo a hacer una predicción sobre un futuro muy próximo. Esta semana, todas las miradas están puestas en la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, donde se decidirá el tipo de interés básico al que presta a los bancos de la eurozona.

Será un dato fundamental para conocer el sesgo de su política monetaria. Ya el pasado 3 de marzo, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, nos anunció su muy probable disposición a subir el tipo de interés, lo que le valió severas críticas, especialmente por aquellos que sostienen que el BCE debe incluir directamente el crecimiento económico y el empleo como variables de decisión de su política monetaria. Me sumo a las críticas, aunque por razones bien distintas.

Para poder anticipar el curso de la política monetaria de un banco central supranacional como el BCE hemos de tener presente que sus decisiones se toman con variables e información de toda la eurozona, sin atender a intereses nacionales o ni siquiera regionales, como sería apelar a las necesidades de los países mediterráneos, más afectados ahora por la crisis de la deuda pública.

Sabido esto, recordemos que los precios de los bienes de consumo crecen en la actualidad a tasas anuales superiores al 2%. Y Lo que es más importante, el propio BCE ha dejado bien claro en sus previsiones macroeconómicas de marzo que espera que la inflación de los bienes de consumo crezca entre el 2% y el 2,6% en 2011. Además, prevé que la economía de la eurozona siga creciendo (en concreto,entre 1,3% y el 2,1% interanual), lo que reduciría lo que llamamos el output gap de la economía; es decir, la diferencia entre el crecimiento registrado y el que podría lograrse si se utilizaran todos los recursos productivos disponibles.

Este es un dato que utilizan (en mi opinión, en exceso) todos los bancos centrales como indicador adelantado de la inflación: en este caso, al crecer la economía, el BCE estaría empezando a prever presiones inflacionistas a corto plazo por el aumento de la demanda en la eurozona.

El mandato del BCE
Como es bien sabido (aunque muchos quieran olvidarlo), el BCE tiene como mandato principal conseguir la estabilidad de los precios en la eurozona, definida por su Consejo de Gobierno como un crecimiento a medio plazo del índice armonizado de los precios de consumo (IAPC) menor, si bien cercano, al 2% interanual.

Para conseguirlo, el BCE toma sus decisiones de tipo de interés en función de cómo prevea la evolución de los precios de los bienes de consumo. Es público y notorio que su presidente, así como otros miembros destacados del banco emisor, como Jürgen Stark, han alertado sobre probables subidas de precios.

Estos anuncios no deben caer en saco roto, pues los propios responsables del BCE saben bien que la efectividad de sus medidas depende de su credibilidad. Por todo ello, me atrevo a hacer una predicción: ya sea esta misma semana, que es lo más probable, o en breve, ¡subida del tipo de interés básico habemus!

Me gustaría convencerles de que no debería subir el tipo de interés ahora. ¿No han echado en falta algo en el párrafo anterior? En efecto, ¡es el dinero! No se culpen por esta omisión: también los bancos centrales se olvidaron a menudo de él durante la última expansión, lo que ha sido, más allá de toda duda, uno de los grandes errores que nos condujo a la inflación de activos y a la crisis que estamos viviendo.

Recuerden que una de las pocas leyes de la Economía reza que la inflación es un reflejo del crecimiento excesivo de la cantidad de dinero. Así que, sin más dilación, analicemos la evolución del dinero en circulación en este análisis somero sobre si el BCE debe subir o no el tipo de interés.

Sabemos que si crece la liquidez por encima de la producción real de bienes y servicios habrá inflación a medio plazo. Eso va a ocurrir presumiblemente, aunque no conozcamos con precisión cuándo ni su correspondencia exacta.

Pues bien, el crecimiento monetario en su sentido más amplio (medido a través del indicador M3) crece actualmente a un tímido1,5% anual. Además, tras sufrir un verdadero colapso en 2009, el crecimiento del dinero inició una lenta recuperación que se ha truncado a finales de 2010, dado que se vienen registrando aumentos cada vez menores de la liquidez. Por su parte, la economía de la eurozona crece al 1,7% anual. Por tanto, el crecimiento de los medios de pago no es suficiente para financiar las transacciones reales de la economía.

Como ya anticipara Milton Friedman, el logro de un crecimiento monetario reglado, ligado al de la creación de bienes y servicios en la economía, contribuirá a un crecimiento económico estable a medio y largo plazo. Pues bien, en estos momentos esas condiciones monetarias no se cumplen en la eurozona. Es cierto que la política de crédito barato nos ha llevado, junto con otros factores, a la crisis actual. Es también cierto que el tipo de interés básico está en niveles históricamente bajos y que deberíamos retornar a tipos más acordes con una economía normal lo antes posible. Pero resulta que el crecimiento monetario actual
no es en absoluto normal.

Defiendo pues que el BCE no suba el tipo básico hasta que el crecimiento monetario se recupere sobre bases firmes. Y defiendo esta posición ahora basándome en los mismos argumentos (monetarios) por los que, desde 2004 hasta 2007, defendí públicamente un endurecimiento de su política monetaria, y es que los crecimientos de M3 eran entonces tan insostenibles como raquíticos son ahora.

Juan Castañeda, economista de la UNED

Publicado el día 6 de marzo 2011 en Expansión [1]

Fuente: Expansión

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