El mercado de dinero y sus anomalías: la moneda administrada

(OroyFinanzas.com) – Hace unos días nos vimos enzarzados en una polémica sobre si el tipo de interés básico del BCE había de subir y, en su caso, cuándo debía hacerlo y en qué cuantía. Como saben, su Consejo de Gobierno finalmente decidió subirlo, hasta situarlo en el 1.25%. ¿Nunca se ha preguntado por qué ha de reunirse una comisión de expertos en una institución pública para decidir un precio?

Es, sin lugar a dudas, una situación excepcional en las economías de mercado, en las que, normalmente, el precio lo deciden consumidores y empresarios, en función de sus preferencias y su poder de negociación. Es mi intención subrayar aquí la anomalía que supone la convivencia de una moneda administrada por el Estado en una economía de mercado. Espero con ello contribuir, aunque sea tan modestamente, al casi ya olvidado debate sobre la necesidad de introducir competencia y reglas de mercado en la creación de dinero.

Como regla general, el Estado no sabe más ni decide mejor que quienes actúan diariamente en un mercado. Más bien al contrario, sabemos ya por experiencia que cuando el Estado interviene directamente en los precios provoca una deficiente asignación de los recursos: tanto cuando fija un precio mínimo que subsidia a los productores, como cuando fija un precio máximo que subsidia a los consumidores, provoca desajustes en los precios y cantidades intercambiadas.

En el caso del mercado monetario, el BCE es el banco que disfruta del monopolio de emisión del dinero de curso legal en el área del euro. Al ser es el único oferente en el mercado de creación de dinero legal, tiene poder para fijar el tipo de interés al que concede crédito a bancos y cajas. Ello convierte nuestro sistema monetario en un “no mercado”, controlado por el Estado, donde la reserva única y última de liquidez está centralizada en manos de un solo banco emisor.

En esta situación tan excepcional, el precio al que este banco (monopolista) concede crédito a las entidades financieras se convierte en un dato clave para la economía; ya que este precio condicionará, en gran medida, la política de concesión de créditos que luego aplicarán los bancos y cajas a sus clientes.

Ahora bien, no por ser algo habitual (en España, el monopolio de emisión se remonta a 1874), deberíamos dar por sentada la conveniencia de esta intervención estatal en el mercado monetario; ni tampoco considerarla como una regulación “natural” de la moneda, ¡como si fuera un hecho ya propio de las economías de mercado!

Al contrario, es el que fija una regulación tan excepcional quien ha de demostrar su superioridad sobre un sistema basado en la competencia y la apertura del mercado a varios bancos emisores de distintos medios de pago. La tan aludida existencia de “fallos del mercado” en lo que atañe al dinero, aún si los hubiera, no debe llevarnos automáticamente a la sustitución del mecanismo del mercado por procedimientos de asignación de recursos controlados por el Estado, si ello no supone una mejora del bienestar en la sociedad.

Como ya casi todos reconocen hoy, los bancos centrales, la Reserva Federal de EE.UU. especialmente y, en menor medida, el BCE, fijaron un tipo de interés excesivamente bajo durante la última expansión.

Esta subvención encubierta del crédito disparó la creación mundial de medios de pago: en la eurozona la liquidez llegó a crecer a tasas anuales cercanas al 12% en 2007, ¡una cifra casi tres veces superior a la considerada por el propio BCE hasta 2003 como compatible con la estabilidad de los precios! Bien puede deducirse que, de manera indirecta, el BCE habría estado subvencionando durante muchos años la inversión empresarial, la compra de vivienda y el consumo de bienes duraderos. Y digo subvencionando porque la inversión y endeudamiento aumentaron, y mucho, pero ello no respondió a un aumento previo del ahorro de las familias o de las empresas, sino a la masiva disposición de crédito a un precio a todas luces muy bajo; al menos, a un precio menor al que habría resultado de la disposición real de ahorro en la economía durante esos años.

Todo ello sabemos cómo ha terminado: la baratura – artificialmente creada- del crédito ha facilitado incurrir en malas inversiones empresariales, que ahora han de reestructurarse o abandonarse, así como a niveles de endeudamiento de las familias que ya antes de la crisis parecían insostenibles.

En mi opinión, mientras tengamos que convivir con esta excepcionalidad en el mercado monetario, el banco central debería, al menos, tomar sus decisiones “como si” actuara en un mercado monetario abierto y competitivo. Ello pasaría por adoptar una verdadera regla monetaria que vinculara al banco emisor con el mantenimiento del poder de compra de su moneda a medio y largo plazo.

El seguimiento de esta regla limitaría el crecimiento excesivo de la liquidez cuando los precios de los bienes, y el de los activos,  se dispararan, lo que evitaría caer en una nueva política de crédito barato. Sabemos bien que la subvención del crédito sólo nos conduciría a un nuevo escenario de crecimiento económico artificial que, más pronto que tarde, acabaría en una nueva crisis.

Tradicionalmente, los reguladores nos han querido convencer de que el Estado debe intervenir en el mercado de dinero para evitar las convulsiones a que nos conduciría el mercado libre, guiado por el mero – y siempre denostado – afán de lucro: ¿creen de verdad que la introducción de competencia en el mercado de dinero nos habría conducido a una situación peor, o más inestable, que la vivida desde 2007? Visto lo visto, sinceramente, cuesta mucho creerlo.

Autor: Juan Castañeda. Economista, UNED

Artículo publicado en Expansión el 25 de Abril de 2011

Fuente: Expansión

© OroyFinanzas.com

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9 Comentarios en "El mercado de dinero y sus anomalías: la moneda administrada"

  1. Juan Castañeda | 29 abril 2011 at 9:39 am |

    Manuel, al margen de que hay otros tipos de competencia, creo vale bien tu ejemplo: ¿no crees que la existencia de varias, al menos, serviría para hacer que el regulador estatal se cuide de deteriorar sin medida el poder de compra de su moneda? Si no fuera así y creara masivamente inflación, sí pudiéramos adoptaríamos otra moneda para gastar y ahorrar. De ahí la importancia de tener alternativas (competencia) monetarias.
    Claro que esto exigiría eliminar el curso legal forzoso de una sola moneda … .

    Saludos.

    Juan C.

  2. Creo entender que en este articulo se hace alusion al procedimiento monetario que algunos llaman operar con una canasta de monedas , se conocen experiencias en algunos paises y a lo largo de la historia de haber operado con dos o mas monedas de curso legal , de hecho en las colonias americanas en su momento se uso el tabaco.Lo que yo veo de esa situacion de supuesta competencia , es que automaticamente surgiria una moneda “buena” y otro “mala” que se depreciaria frente a la primera , entonces a la hora de gastarla y vista la moneda como una mercancia mas uno siempre desearia quedarse con lo mejor para uno y los suyos.En Argentina , en plena crisis del 2001 surgiò el Lecop y circulò en paralelo al peso y el mercado negro que se formò al aparecer un tipo de cambio entre ambos 120Lecop=100pesos , fue muy lucrativo para algunos.

  3. muchas gracias de nuevo. Miraré a ver si lo consigo en español, que así lo asimilo mucho mejor.

    Saludos cordiales-

  4. Juan Castañeda | 27 abril 2011 at 15:29 pm |

    Por si te resulta más fácil, sí que están ambos en castellano: si recuerdo bien, el de Hayek debería estar en Unión Editorial (como tal o dentro de un volumen de las obras completas de Hayek) y el de Vera Smith está publicado (con un insuperable estudio de J.A. de Aguirre) por Unión Editorial-Aosta.
    Los de Selgin y White sí están solo en inglés.

    Espero resulten interesantes para ti. A mi el estudio de J. A. de Aguirre del libro de Vera Smith me parece imprescindible!

    Saludos,

    J.C.

  5. Muchas gracias, empezaré con la lectura, pero sólo lo encontré en inglés…

  6. Juan Castañeda | 27 abril 2011 at 6:01 am |

    A ver, tal y como lo veo, sí que hay alguna competencia entre monedas: a pesar del curso legal forzoso del euro (es decir, he de pagar con él y sólo con él) siempre puedo firmar contratos y expresarlos en otra moneda si no me fío del valor futuro del euro: fíjate que los tipos de cambio reflejan tal situación.
    Lo que ocurre es que con el euro se ha reducido la competencia entre monedas y, además, sólo hay una reserva de liquidez legal y última del sistema monetario. Es decir, si hace falta liquidez, todos los bancos recurrirán al BCE, que tiene por tanto un poder enorme para fijar las condiciones de préstamo (para bien y para mal … ) Esto ocurre con todos los países que conozco, donde la reserva de liquidez está controlada y centralizada en un sólo banco central.
    Fíjate en otros ejemplos históricos de competencia entre monedas que no funcionaron mal: Escocia en el siglo XVIII.

    Me permito sugerir un par de libros clasicos sobre este tema:
    F. Hayek: La desnacionalización del dinero
    V. Smith: Fundamentos de la Banca Central y de la Libertad Bancaria.
    Y los libros más recientes de G. Selgin y L. white.

    Perdón por la extensión.

    Saludos.

    Juan C.

  7. Juan C, CREO que eso pasaría primero por la EDUCACIÓN dela gente… que no usa criterios propios, sino impuestos desde la propaganda y la publiacidad..

    Además, el problema es el CRÉDITO: si yo debo euros, tendré que usar euros me gusten o no… ¿habría alguna alternativa?

    En esto de la Economía, NO existe (desde mi humilde opinión) la Libertad; al menos en las clases medias y bajas.

    Saludos

  8. Juan Castañeda | 26 abril 2011 at 18:06 pm |

    Sólo apunto en el artículo a que la introducción en el mercado de dinero de curso legal de alguna (no hay apenas ninguna ahora) competencia no vendría mal. Al menos, ya sabemos dónde puede llevarnos una moneda administrada. ¿Por qué no permitir el curso legal de varias monedas en la zona euro y que seamos nosotros, los usuarios de la moneda, quienes disciplinemos directamente a los emisores?
    Ello ayudaría a que los bancos centrales preservaran más y mejor el poder de compra de sus monedas, creo.

    Saludos,

    Juan C.

  9. gerardo ramirez mendoza | 26 abril 2011 at 17:10 pm |

    creo que todo debe ser regulado, no olvidemos los derivados que no se regularon y hasta la fecha se hizo una pequeña reforma,la libertad económica no es lo mas recomendable la historia lo revela, gracias.

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