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Paul Singer: Vuelven a sonar las alarmas de la crisis financiera

(OroyFinanzas.com) – En pleno apogeo de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, el fundador del fondo de cobertura Elliott Management, Paul Singer, apostó contra las hipotecas de alto riesgo. A mediados de 2007 advirtió a los reguladores de ambos lados del Atlántico que se avecinaba una gran crisis financiera.

Fue completamente ignorado. Ahora, Singer dice que los mayores bancos se encaminan a sufrir otro colapso del crédito. Entre los factores que originarían el próximo desplome, el ejecutivo destaca uno: la política monetaria de EE.UU., la cual, asegura es “extremadamente arriesgada”. El peligro es una “inflación descomunal”.

El precio de la gasolina ha subido y pronto se sentirá el golpe en la cuenta del supermercado. El Departamento del Trabajo de EE.UU. reportó hace poco que los precios mayoristas de alimentos registraron en febrero su alza más aguda desde 1974. Estas noticias son preocupantes y eso lleva a Singer a recurrir a los libros de historia. A los visitantes que van a su oficina en la Quinta Avenida de Nueva York les regala una copia de un ensayo de 1931 sobre la devaluación de la divisa alemana: “La economía de la inflación” del profesor Constantino Bresciani-Turroni.

Singer, que fundó Elliott en 1977 y que ha entregado un retorno anual compuesto de 14,3% (frente a 10,9% del S&P 500), no está comparando a la Reserva Federal de EE.UU. con el Reichsbank de principios de los años 20. Más bien, está volviendo a advertir a los reguladores financieros de que no den por hecho la confianza del inversionista en una divisa importante.

Los bancos centrales, especialmente la Fed pero también los europeos, “parecen actuar como si tuvieran una flexibilidad ilimitada para relajar la política monetaria”, señala.

En concreto, apunta a la política “sin precedentes” de la Fed de mantener las tasas de referencia en casi cero y su facilidad para imprimir dinero (“relajamiento cuantitativo 2”), que ha llevado al banco a comprar bonos del Tesoro a mediano y largo plazo. Esta táctica se está usando como un “sustituto a una política fiscal y regulatoria coherente”, dice.

La Fed, agrega Singer, “parece creer que la inflación es algo que puede solucionar muy fácilmente y con mucha rapidez. No creo que tenga razón”.

Singer advierte que los inversores no deben malinterpretar lo que parecen señales que auguran un mercado alcista. “Naturalmente que imprimir dinero apuntala los precios de los activos”, explica, pero “es muy peligroso” y no es un sustituto para el comercio, ni las reformas fiscales y regulatorias que hacen de EE.UU. un lugar atractivo para generar empleos”.

“¿Cómo se vería una pérdida de la confianza en el dólar? Veríamos cómo el oro se vuelve loco”, apunta Singer. Anota que los precios de muchas materias primas ya están cerca de batir nuevos récords, incluso en el contexto de una “especie de recuperación suave” en EE.UU. y Europa, y un crecimiento robusto en Asia.

Pero, por más destructiva que sea una inflación descontrolada, ¿por qué se verían perjudicadas las grandes instituciones financieras? Podría hacer estragos en la capacidad de los clientes corporativos de los grandes bancos de cumplir con sus obligaciones, especula Singer.

“La reforma financiera firmada por el presidente Barack Obama en julio de 2010 ha debilitado el sistema y ha sentado las bases para la próxima crisis de una manera muy negativa”, advierte. “La opacidad de los informes de las instituciones financieras no ha sido abordada ni cambiada en lo más mínimo…”.

Incluso después de la crisis, las agencias calificadoras de riesgo “obviamente no aportan ninguna pista real”, dice. “Todo lo que tenemos son rumores y corazonadas. No sabemos cuál es el estado financiero de (Citigroup), J.P. Morgan, Bank of America, ninguno de ellos”. Singer cree que los grandes bancos siguen cargando demasiado apalancamiento y no confía en que los reguladores los supervisen de manera efectiva.

Las mayores instituciones financieras, explica, son “una colección accidental de sobrevivientes. Casi ninguno se salvó por su perspicacia, controles de riesgo o buena gestión (…) sino por azar: quién fue rescatado primero y quién después y cómo se sentía la gente y qué es lo que dijo durante el fin de semana en el que Merrill estuvo bajo presión, en septiembre de 200)”.

La mayoría de los inversores no comparte su visión y los grandes bancos siguen recibiendo préstamos a tasas inferiores que sus competidores más pequeños. La razón, según Singer, es que ahora mismo el sistema “está respaldado por los gobiernos de EE.UU. y Europa”. Sin embargo, advierte, “en algún momento, esa garantía, de alguna manera que todavía no puedo imaginar, desaparecerá”.

¿De verdad? Los creadores de la reforma financiera argumentan que la ley impide que el gobierno estadounidense rescate a una firma en particular, pero la Fed puede seguir concediendo préstamos de emergencia a un gigante en apuros siempre y cuando ofrezca financiación similar a los demás.

Si el gobierno estima que una firma no es “sistémicamente importante”, prevé Singer, podría significar su colapso. “Las instituciones financieras de medio y pequeño tamaño podrían encontrarse en desventaja, podrían ser sacrificadas en la próxima crisis para proteger a los pesos pesados”, explica.

Hay algo peor: si el gobierno alguna vez determina que un gigante está en riesgo de cesación de pagos, asume su control a través de la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC, por sus siglas e inglés). Una vez a cargo, el gobierno también puede discriminar de una manera parecida entre los acreedores y transferir activos a su voluntad.

La destreza analítica de Singer no es perfecta. Después de la crisis, identificó los derivados como un factor clave y sigue insistiendo en que jugarán un papel importante en la próxima debacle, si bien ahora se sabe que en 2008 los bancos cayeron por culpa de apuestas más convencionales en el sector inmobiliario, no por los derivados.

Aun así, el argumento de Singer contra la reforma financiera y la política monetaria de la Fed es persuasivo. Una razón por la que su firma ha sobrevivido 34 años, dice, es porque trata de ser muy respetuosa de cuán imprevisibles son los mercados. “Siempre intentamos asumir como mínimo que el mundo no está gestionado eficazmente”. Una suposición segura.

Fuente: The Wall Street Journal [1]

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