- OroyFinanzas.com - https://www.oroyfinanzas.com -

El Estado y el banco central: una coalición de intereses

(OroyFinanzas.com) – Desde hace siglos los Estados controlan la creación de dinero. Primero acuñando moneda metálica y, en tiempos más recientes, monopolizando la emisión de billetes de curso legal. En ambos casos recibe un beneficio, el señoreaje de emisión; que es la diferencia entre el valor nominal o de cambio del dinero y su valor intrínseco como mercancía. En el caso de las monedas de oro o plata, su valor facial era algo superior a su valor intrínseco, dado que la acuñación acarreaba costes y además el señor (de ahí, el señoreaje) garantizaba su valor. La auténtica multiplicación del señoreaje resulta de la creciente utilización de los billetes de banco como sustitutivos del dinero metálico a lo largo del siglo XIX: ahora el valor nominal del billete superaba en mucho a su valor intrínseco. Y, claro, los Estados, ávidos de financiación, no podían escapar a la tentación de explotar este recurso en beneficio propio.

ojo de Sauron

La teoría economica nos recuerda que el aumento excesivo de la oferta de un bien lo deprecia. El dinero no es una excepción. La entrada masiva de metales preciosos a España en los siglos XVI y XVII, tras el descubrimiento de América, fue seguida de un largo período de “elevada” (un 2% según N. Ferguson) inflación en Europa. Y es que la inflación es un fenómeno monetario, que resulta del aumento de la liquidez por encima del crecimiento de los bienes o servicios disponibles. Si no aumenta nuestra renta ni riqueza, sino únicamente el volumen de dinero, pagaremos un precio más alto por los bienes existentes pero no seremos más ricos.

El riesgo de la inflación es mucho mayor y más evidente en los sistemas monetarios actuales, ya plenamente fiduciarios, donde no circulan medios de pago con valor propio, sino únicamente billetes de banco y el llamado dinero bancario. Este son las cuentas corrientes de las que podemos disponer, sin mucho coste, a través de cheques, tarjetas electrónicas y transferencias. En ausencia de un freno a su producción, potencialmente infinita, la tasa de inflación puede ser tan alta como sean las necesidades de financiación de su emisor (monopolista). De ahí la importancia de imponer reglas monetarias que limiten la capacidad de creación de dinero del Estado (y de los bancos privados asociados al banco central) en sistemas donde no hay competencia monetaria y un único banco (central) provee el patrón monetario de la economía.

Origen de la banca central

Los bancos centrales modernos son un producto de la concesión de privilegios exclusivos de emisión de una cantidad de billetes a un solo banco privado, a cambio de la concesión de un crédito al Tesoro por la misma cantidad, con el que poder pagar su déficit presupuestario. Esta operación constituía una verdadera monetización del déficit, ya que se pagaba con la emisión de moneda, y fue ésta la principal causa de la creación de los bancos centrales modernos. Como Vera Smith cuenta en su magistral obra de 19361 , estos privilegios de emisión, así como el volumen de billetes autorizados, fueron aumentando a medida que el Tesoro necesitaba más financiación. El sistema se “perfeccionó” cuando el Estado concedió el curso legal forzoso a los billetes emitidos por ese banco. Dado su poder en el sistema monetario, estos bancos fueron cada vez más controlados por el Estado, siendo finalmente nacionalizados tras la Segunda Guerra Mundial. Todo ello resulta en un sistema monetario potencialmente inflacionista e inestable, dado que pone en manos de un solo oferente (el Estado) la capacidad de crear liquidez sin límites.

Al menos desde mediados del siglo XIX hasta el período de entreguerras, el funcionamiento del patrón oro imponía límites efectivos a las emisiones de dinero: dado que todo billete del banco emisor tenía que ser convertible a la vista en oro, la expansión de la oferta monetaria estaba necesariamente restringida. Esta fue una regla monetaria muy efectiva que permitió una verdadera estabilidad monetaria y de precios durante más de 50 años. En la actualidad, los billetes no son convertibles en oro y su aceptación depende de la confianza en el mantenimiento de su poder de compra. Tal confianza se ha roto en muchas ocasiones. La segunda mitad del siglo XX está plagada de inflaciones monetarias, resultado de la simple monetización de los déficits de gobiernos embarcados en políticas fiscales expansivas. Pero, hasta esta perversión del valor de la moneda ha encontrado su límite por la vía de los hechos. Con la libertad actual de movimiento de capitales, los usuarios de moneda pueden escapar cada vez más de las monedas más inflacionistas y se están refugiando en otras monedas más creíbles y estables, así como en el oro o la plata, como medios alternativos para atesorar su riqueza. A finales del siglo XX, esta reacción del mercado ha forzado a los Estados a independizar a los bancos centrales y a permitirles regir la oferta monetaria de manera autónoma de acuerdo con una regla que preserve, prioritariamente, el poder de compra del dinero.

[1] “Fundamentos de la Banca Central y de la Libertad Bancaria”. Ediciones Aosta- Unión Editorial. Madrid. 1993.

Juan E. Castañeda

© OroyFinanzas.com