(OroyFinanzas.com) – Crecen las protestas contra nuevos proyectos mineros en Perú. El centro de atención lo reclaman tanto la actividad de las empresas mineras extranjeras como la contaminación del medio ambiente causada por los proyectos mineros ilegales en la cuenca del Amazonas. En el departamento de Madre de Dios las pequeñas empresas mineras ilegales ya suman más de 40.000. Durante los últimos años la subida constante del precio del oro ha causado una fiebre de oro sin precedentes en la historia del país.

Actualmente Perú es el quinto mayor productor de oro del mundo. Cada año se extraen cerca de 175 toneladas métricas de oro. Las empresas mineras ilegales aportan anualmente cerca de una quinta parte de la producción total. En los últimos años Perú ha vivido una auténtica fiebre del oro que sobre todo se ha expandido por las amplias regiones de la cuenca del Amazonas. La contaminación medioambiental causada por estas extracciones ilegales resulta cada vez más costosa, y está provocando enfrentamientos violentos con la población local. Según declaraciones del ministro de medio ambiente peruano Antonio Brack, la constante subida del precio del oro es una de las causas principales de que la situación se agravase en los últimos años. En tan sólo una década el precio del metal amarillo se ha triplicado. Según una cita de Brack publicada en el San Francisco Chronicle, mientras que en Perú los costes de extracción de una onza troy de oro suman aproximadamente 400$ a 500$, los beneficios de las empresas mineras y de los pequeños mineros ilegales sumaron cerca de 1.000$ (antes de impuestos) por onza troy.

La creciente pobreza del país hace que muchos peruanos huyan hacia la cuenca del Amazonas, entre las fronteras de Brasil y Bolivia, y destruyan el medio ambiente. Grandes superficies de selva amazónica han sido taladas ilegalmente, y cada vez más mercurio altamente tóxico se está filtrando en la tierra y entrando en la cadena alimenticia. Los pequeños mineros suelen utilizar métodos completamente rudimentarios para separar el oro extraído de los minerales. Se mezclan los minerales con mercurio, separando así el oro. Acto seguido la mezcla de mercurio y oro se calienta al fuego, y el mercurio se evapora dejando oro puro. Este método de extracción también perjudica seriamente la salud de los trabajadores, que inhalan los vapores altamente tóxicos del mercurio. La falta de derechos de propiedad bien establecidos fomenta los conflictos, la sobreexplotación, la corrupción y la ley del más fuerte, en un ejemplo típico de la tragedia de los comunes.

Con la fiebre del oro de los últimos años, en el departamento de Madre de Dios también se han desarrollado estructuras de extracción ilegales en las que, según los medios locales, están implicados numerosos cargos políticos. Estas redes bien organizadas disponen de suficiente capital para invertir en maquinaria cara, que acelera el proceso de extracción de oro. Como estas minas ilegales no pagan impuestos, sus beneficios son muy grandes. El año pasado el gobierno de Lima recaudó menos de 20.000$ en impuestos sobre las actividades mineras del departamento de Madre de Dios. Por esta razón, y al igual que en el vecino Ecuador, últimamente la policía está haciendo redadas en las que destruye las máquinas y otras herramientas utilizadas para la extracción ilegal de oro. No obstante, esta extracción ilegal es tan lucrativa que los miembros solventes de las redes que operan en la selva peruana inmediatamente reponen el material destruido o confiscado para continuar con sus actividades.

Mientras que las empresas mineras ilegales no se dejan intimidar por las fuerzas de seguridad del estado, hay cada vez más conflictos violentos con la población indígena de la cuenca del Amazonas. Éstos ven cómo las actividades de extracción ilegal, que ya se extienden a lo largo de 180 km², amenazan su entorno y su futuro, por lo que recurren cada vez más a las armas para luchar contra las minas. Aparte de Madre de Dios, el departamento de Puno también está que arde. Aquí en las últimas semanas se vivieron altercados violentos entre la población mayoritariamente indígena y las fuerzas de seguridad del estado, después de que la empresa canadiense Bear Creek Mining Corporation intentara explotar una nueva mina de plata. La población tiene sus esperanzas puestas en el nuevo presidente de izquierdas Humala, que ya anunció que subiría los impuestos a las empresas mineras extranjeras y que pondría freno a las actividades ilegales de la cuenca del amazonas. El sábado pasado Humala cumplió su palabra: después de que las protestas del viernes se cobraran cinco vidas entre los manifestantes, le retiró la licencia de extracción a Bear Creek Mining y congeló todos los proyectos mineros futuros por 36 meses.

Roman Bauzdus

Análisis GoldMoney

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