(OroyFinanzas.com) – El temor a una nueva recesión hace que las bolsas oscilen entre el rojo y el verde sin una explicación lógica. Ante esta inestabilidad, los inversores huyen de los mercados financieros tradicionales para asegurar sus ahorros. ¿Y dónde se refugian? En el oro. El metal precioso “es la escapatoria a todas las incertidumbres de las bolsas, la desaceleración económica y la crisis de la deuda europea”, explica el analista de IG Markets, Daniel Pingarrón.
Sin embargo, la onza de oro, que hace quince días se cotizaba en el mercado de Londres en torno a los 1.800 dólares, ha caído hasta rozar los 1.600 y parece que continuará en descenso hasta recuperar la cotización de hace siete meses, sobre los 1.350 dólares, según Miguel Ángel Rodríguez, analista de XTB.
El porqué es complicado de explicar incluso para los expertos. Para Rodríguez, la onza de oro permanecerá depreciada mientras el dólar siga beneficiándose de la desconfianza de los mercados europeos.
Como el valor del oro es inversamente proporcional al valor del dólar, es decir, cuando uno sube, el otro baja y viceversa, la bajada del oro podría verse justificada por la amenaza de la quiebra griega y, como consecuencia, del repunte del dólar.
La “sobrecompra” del oro es otra de las causas de este punto de inflexión, señala Pingarrón. Los inversores han cambiado de estrategia y con la venta de sus activos en oro han podido estabilizar su precio.
No obstante, el oro no abandona su estatus de valor refugio. Aún con la caída de estos días, la onza de oro puro cotiza casi el doble de lo que valía en 2008, el año en que estalló la crisis. Según Marion Mueller, vicepresidenta de la Asociación Española de Metales Preciosos (AEMP), el oro es “el protector del poder adquisitivo” y su ciclo alcista “no ha hecho más que comenzar”.
2008, el año en que explotó todo
En España, la demanda de oro explotó en octubre de 2008, tras la quiebra del cuarto banco de inversión de Estados Unidos. La bacarrota de Lehman Brothers [1] confirmó los temores sobre la inestabilidad del mercado financiero. A partir de ese momento, muchos inversores optaron por recurrir al dinero por excelencia, el metal amarillo.
En octubre de ese año, la cotización de la onza de oro puro en el mercado de Londres alcanzó picos de 900 dólares. Desde entonces, su precio se ha duplicado.
Marta Domínguez es la directora de operaciones de Oro Direct, una empresa valenciana que se dedica a la venta de oro de inversión tanto a particulares como a empresas. Aproximadamente, sus ventas se multiplicaron por diez entre 2008 y 2009.
Además, la directora de operaciones de Oro Direct señala otras fechas clave en el período alcista del oro de inversión: el estallido de la crisis griega [2] en verano de 2010 y el desbordamiento del déficit público norteamericano [3] en verano de 2011.
Modalidades de inversión en oro
El oro se puede comprar a través de dos tipos de mercado: el financiero y el físico. “Nosotros recomendamos a nuestros clientes que inviertan en oro físico, por el mero hecho de que los productos financieros asociados al oro presentan los mismos inconvenientes que una acción o un fondo de inversión”, explica Domínguez. “Al final se trata de títulos emitidos por bancos y de las promesas de solvencia de terceros”.
Oro Direct solo vende oro, no lo compra. Sin embargo, Domínguez llama la atención sobre la diferencia fundamental entre la compra de oro de inversión y la adquisición de piezas de joyería en las cada vez más recurrentes tiendas de compra y venta de oro, plata y otros metales preciosos.
“El oro puro es muy frágil, se raya con facilidad. La resistencia de las joyas se debe a las aleaciones del oro con otro metales”, explica Domínguez. Por lo tanto, al comprar una joya no se adquiere oro de pureza igual o superior a 995 milésimas, lo mínimo considerado como oro de inversión.
“Con la compra de una joya, ya empiezas a perder dinero”, señala la directora de Oro Direct. “El valor artesanal o histórico de la pieza que se adquiere supone un sobrecoste que no se revaloriza”. Además, Domínguez destaca que las piezas de joyería no están exentas de impuestos, al contrario del oro de inversión, cuya adquisición cuenta con ventajas fiscales que eximen al inversor de pagar IVA.
En este sentido, para una mejor inversión los expertos recomiendan comprar metales preciosos en lingotes o monedas. Para ajustar el precio comercial de estos activos se toma como referencia el mercado de metales preciosos de Londres. A continuación, cada empresa estipula el precio de compra y venta a partir de unos márgenes comerciales que contemplan los gastos de certificación, acuñación, transporte y seguro, entre otros.
Muchos venden sus joyas para conseguir liquidez
La proliferación de tiendas de compra y venta de oro responde a la acuciante crisis económica que viven muchas familias. La falta de liquidez inmediata para cubrir determinados gastos es la principal motivación de quienes obtienen dinero con la venta de sus joyas.
“La principal diferencia con los compradores de oro de inversión es que estos últimos tienen capacidad de ahorro y ven en el oro un refugio seguro para su dinero”, concluye Domínguez.
La consolidación del oro como activo de inversión seguro y rentable ha agudizado el interés de los bancos centrales de países como Rusia o China por deshacerse de sus reservas en divisas extranjeras, como el dólar
La venta de oro como alternativa para salir de la crisis
Según el Banco Central Europeo, los bancos centrales del Viejo Continente han añadido en lo que va de año 0,8 toneladas de oro al monto total de sus reservas. Esta tendencia los convierte en compradores netos por primera vez desde hace más de dos décadas, según datos del Consejo Mundial del Oro.
Alemania ha visto en esta circunstancia una oportunidad para que los países más afectados por la deuda vendan parte de sus reservas en oro y adquieran liquidez [4] sin recurrir a los vecinos europeos.
Esta condición podría ser beneficiosa para Italia, el cuarto país poseedor de reservas de oro en el mundo. Sin embargo, no resultaría igual para España, que en 2007 se deshizo de más del 30% de sus reservas con el argumento de que “el oro ya no era una inversión rentable”, según el entonces ministro de Economía, Pedro Solbes.
Según el último Boletín Estadístico del Banco de España, el país atesora poco más de 9 millones de onzas, lo que equivale a 11.373 millones de euros. El pasado mes, la vicepresidenta del Gobierno, Elena Salgado, cifró la deuda de España en 680.000 millones de euros. Aún vendiendo todas sus reservas, daría para cubrir el agujero que arrastra el Ayuntamiento de Madrid, que debe unos 7.000 millones de euros, y algo más.
La plata, el nuevo valor refugio
Bien sea por el elevado precio del oro o porque es un recurso limitado –el 40% de la oferta mundial proviene del reciclaje y no de las minas, comenta Marta Domínguez-, lo cierto es que desde agosto de 2010, la plata está cobrando un papel primordial como valor seguro de inversión.
Aunque su adquisición se realiza por medio de los mismos vehículos que el metal amarillo, la penetración de la plata en el mercado de valores es aún pequeña. El analista de IG Markets, Daniel Pingarrón, explica que se trata de un mercado con poca liquidez. No obstante, advierte de que, por lo general, el exotismo de este mercado hace que “el comprador de plata tienda a ser más sofisticado que el de oro”.
En septiembre de este año, la onza de plata ha alcanzado los 40 dólares, el doble que en septiembre del año pasado, y tres veces más que lo que cotizaba en 2008. Sin embargo, su precio ha caído también en las últimas semanas hasta situarse en torno a los 30 dólares. “El valor del oro y la plata está correlacionado. Cuando el oro disminuye, la plata lo hace también”, añade Pingarrón.
Fuente: RTVE [5]
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