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La banca libre crea estabilidad y prosperidad

(OroyFinanzas.com) – El 27 de febrero de 1811 se fundó [el Suffolk Bank]. Poco sabían entonces sus fundadores la gran influencia que este banco acabaría ejerciendo sobre la moneda de Nueva Inglaterra. Una influencia tan saludable que dio uniformidad y estabilidad a la moneda [divisa], redujo la tasa de descuento [tasa de cambio de moneda papel] al mínimo y, al controlar la creación excesiva de dinero papel, mantuvo la [economía Americana] fuerte y saludable.~David R Whitney

Suffolk Bank dollar bill

Hace tiempo que reina la opinión que la única manera de conseguir una moneda “estable” es a través de un banco central nacional que emite y regula dicha moneda. Este banco central emitirá dinero fiable – ni mucho ni poco – que todo ciudadano puede utilizar y, como resultado, la economía debería crecer y prosperar sobre estos fundamentos monetarios sólidos. Este es el ideal.

Un ideal que, sin embargo, es históricamente falso.

Analicemos, por ejemplo, la situación actual de la Unión Europea. El Banco Central Europeo fue fundado oficialmente en 1999 con el fin de emitir una divisa común – el euro – para que todos los países miembros la utilizaran como base para el crecimiento económico, comercio, viajes y, sobre todo, para preservar la paz.

No obstante, casi 12 años más tarde el euro está resultando cada vez menos sólido. ¿Por qué? Porque el BCE no ha seguido su verdaderos preceptos. Ha emitido demasiados euros al comprar demasiada deuda soberana de los bancos europeos, que a su vez estaban incesantemente comprando deuda de los países europeos derrochadores. Ahora Europa tiene 1) deudas que nunca podrá pagar, 2) bancos que nunca se refinanciarán y 3) una divisa que nunca volverá a alcanzar prestigio económico.

El ideal ha vuelto a fallar.

Entonces ¿cuál es la alternativa? Es simple: la banca libre. Funcionó estupendamente en el pasado [1], y funcionará igual de bien en el presente. Por ejemplo, en 1818 el Suffolk Bank de Boston, Massachussets, fue fundado para emitir sus propios billetes, recibir dinero en depósito y conceder préstamos – al igual que cualquier otro banco de la época. Pero no se conformó con esto. De hecho, su servicio más despreciado (por sus competidores) y más solicitado (por sus clientes) era sus “sistema de redención”. Este sistema era simple, pero genial: Suffolk Bank obligaba a los demás bancos a pagar o a declarar la bancarrota. En otra palabras, en una época en que el gobierno federal no ejercía control sobre los bancos, los bancos rurales (llamados “Wildcat banks [2]” por sus remotas sedes) tenían la mala reputación de estar constantemente emitiendo demasiados billetes (es decir, dinero) en relación a la especie (es decir, monedas o lingotes de oro y de plata) que tenían en sus bóvedas.

Billete bancario de 1837 de un banco “Wildcat” de Michigan

La razón por la que estos bancos rurales sobreemitían con tanta ligereza es porque se dieron cuenta de que los billetes acabarían en las ciudades y, por lo tanto, no tenían que preocuparse de que esos billetes regresaran a los bancos para ser cambiados por el oro o la plata correspondientes. Así, las ciudades del este estaban inundadas de billetes de los bancos inaccesibles que bajaban constantemente de valor porque a) los billetes no eran de fiar y b) la mayoría de las personas que habían aceptado los billetes no tenían los medios para desplazarse al banco rural que los había emitido y redimirlos.

El Suffolk Bank, sin embargo, sí que tenía los medios – y el objetivo. Así, el Suffolk Bank se dedicaba a aceptar los billetes de bancos poco conocidos y enviar estos billetes vía mensajero al banco rural que los había emitido para cambiarlos por la especie en los que estaban denominados. El resultado: los bancos “wildcat” se quedaban estupefactos al ver que sus billetes volvían a aparecer y, en consecuencia, tenían que pagar o cerrar.

Un comisario de la banca en Maine comentó lo siguiente sobre este sistema:

“El sistema Suffolk, aunque no fuera reconocido por las leyes bancarias, demostró ser una gran protección para los ciudadanos; cualquier objeción que podría surgir a este sistema en la teoría, en la práctica su finalidad es la de mantener la circulación de nuestros bancos dentro de unos límites seguros.”

Este sí que es un buen sistema.

Gabriel M. Mueller

Fuente: Análisis GoldMoney Research

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