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Gran quiebra del 2012 ¿Posible?

(OroyFinanzas.com) – El miedo a la deflación vuelve a ser la emoción dominante entre los operadores, en vistas de las dificultades por las que está pasando el sector bancario a ambos lados del atlántico y de las continuas caídas en los metales preciosos y las materias primas. La noticia de que la China Investment Corporation – el mayor fondo soberano de China – ya no quiere seguir comprando deuda europea sólo ha hecho aumentar este malestar.

Ayer el euro siguió perdiendo en relación al dólar, y aunque esta mañana estuvo al alza, parece que tarde o temprano pondrá a prueba la marca de $1,29. El maíz, el cobre y el crudo Brent también siguieron cayendo, y a la noticia de que la OPEP aumentará su producción hizo aumentar la presión a la baja sobre los precios del crudo.

En King World News, Dan Norcini subraya la importancia de los Treasuries a 10 años como activo de referencia para las expectativas de inflación/deflación. Dan advierte que si este instrumento cierra la semana por debajo de un interés del 1,8% esto podría ser señal de que un “tsunami deflacionario” está a punto de engullir la economía global. Si además tenemos en cuenta de que Bloomberg [1] Marc Faber advierte que si la Reserva Federal no toma más medidas de estímulo pronto podríamos vivir una quiebra de la bolsa parecida a la de 1987, parece que buscar refugio de la tormenta no es tan mala idea.

Según señala Faber, las nuevas medidas de flexibilización cuantitativa de la Fed tendrían que ser “masivas” para poder restablecer la confianza. Esta es la esencia de la creación de dinero: cuanto más recurras a ello, más grandes tendrán que ser las dosis para mantener el “subidón” estimulante. Al igual que los bebedores que se acostumbran a tomar dos cervezas por noche, hay que empezar a beber tres por noche.

¿Qué significa todo esto para los metales preciosos? A corto plazo, los precios podrían seguir bajando junto al euro, las acciones y las materias primas industriales, aunque el oro encontrará un fuerte soporte alrededor de los $1.550. Pero teniendo en cuenta todo aquello que los gobiernos perderían en el caso de un tsunami deflacionario, resulta prácticamente inconcebible imaginarse que, en tal situación, los bancos centrales no harían un esfuerzo extraordinario por volver a inflar el sistema. El oro y la plata confundirán a los escépticos.

GoldMoney News Desk

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