(OroyFinanzas.com) – En estos tiempos de intervenciones en los mercados de deuda por parte de los bancos centrales, restricciones a los cortos en los mercados bursátiles y manipulación masiva de los mercados de divisas, por no hablar de la permanente manipulación de los tipos de interés que supone la principal actividad de nuestros bancos centrales, puede parecer una obviedad hablar de la manipulación de los metales preciosos. Sin embargo, a pesar de todos los titulares en torno al escándalo del LIBOR en los últimos días, poco se ha escrito sobre la investigación en torno a la masiva manipulación del mercado de la plata que está llevando a cabo la CFTC [1].
Mucho se ha hablado, aunque no en la prensa tradicional, del papel de varios importantes bancos de inversión en el control y la manipulación del precio de la plata. Sin embargo, cómo bien explica Chris Powell (GATA [2]) en esta reciente entrevista, no hay que fijarse en los bancos que realizan las operaciones, sino en los clientes para los que están operando. En el caso del oro y la plata, las cantidades involucradas son tan grandes que sólo puede tratarse de gobiernos o instituciones internacionales de gran relevancia.
Hay que preguntarse no sólo quién está detrás de los movimientos a veces inexplicables del precio de los metales preciosos, sino también por qué. Chris Powell resume en pocas palabras lo que desarrolla a fondo en su libro “Las Guerras del Oro [3]” Ferdinand Lips: El oro y la plata son la alternativa al monopolio del dinero gubernamental y el movimiento de sus precios es un sonoro aviso sobre la decadencia del dinero fiat, aviso que merece la pena silenciar a todo coste.
Sin embargo merece la pena recordar lo que pasó la última vez que varios estados se pusieron de acuerdo para manipular abiertamente el precio del oro, con el London Gold Pool [4] de los años 1960, ideado para mantener el oro por debajo de los $35 la onza: el cartel acabó viniéndose abajo en 1968 y el precio del oro y la plata se multiplicaron.
Como indica Powell, lo único que hace falta para que se hunda el presente intento de controlar los precios de los metales preciosos, es que se sepa la verdad: hay mucho más oro sobre el papel del que realmente existe. Cada lingote tiene varios dueños, y cuando uno de estos lo reclame físicamente, se puede descubrir todo el pastel.
El primer gran aviso para los manipuladores fue cuando Venezuela reclamó la repatriación de sus reservas de oro en Noviembre de 2011. Desde entonces han redoblado sus actividades, pero cuanto más actúan, más se evapora la confianza y más incentivos hay para no guardar el oro en su sistema.
F.Moreno
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