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Inédito: El BCE fuerza a los Estados que soliciten crédito

(OroyFinanzas.com) – Mucho se ha hablado y publicado sobre las decisiones adoptadas el pasado día 6 de septiembre por el Consejo de Gobierno del BCE. En pocas palabras, el BCE decidió simple y llanamente actuar como un banco central nacional tradicional y prestar abiertamente a los Estados nacionales en apuros [1].  Realmente no se ha innovado nada, ya que los bancos centrales se crearon en la Edad Moderna precisamente para ese fin. Eso sí, el BCE ha ido un poco más allá,  pues ha tenido que tomar el liderazgo en esta decisión. Y es que con la decisión del jueves pasado el BCE ha tenido que llenar, por la vía de los hechos, el atronador vacío institucional que acompañaba al euro desde su creación en 1999, y que se ha hecho penosamente evidente con la (primera) crisis de la Eurozona [2]. ¿Como lo ha hecho? Es sencillo, actuando como si fuera el banco central de un Estado único.

El BCE da el paso adelante

La única diferencia relevante es que, a diferencia de cómo venía prestando a los Estados tradicionalmente, ha sido el propio banco central “nacional” de la Eurozona, el BCE, el que se ha visto forzado a pedir a los Estados que le soliciten el crédito. ¡Esto sí que es inédito! Como una imagen vale más que mil palabras, el genial James Gillray plasmó en esta caricatura a finales del siglo XVIII cómo se veía ya entonces esta financiación tan privilegiada del Estado; tal y como detallo algo más aquí [3].

Gillray retrata al primer ministro inglés asaltando las arcas del Banco de Inglaterra para poder financiarse; Banco representado por una enfurecida  vieja dama (de ahí que se le conozca como la Vieja Dama desde entonces) ¡Lo único innovador es que ahora es el propio BCE el que pide ser “asaltado”!

¿Un rescate irresponsable?

Muchos analistas ven en este sobrevenido rol del BCE el inicio de un rescate irresponsable de Estados con verdaderos problemas de solvencia. Para saber si es realmente así, podemos aplicar los criterios que ya propusiera el gran economista británico del siglo XIX, Walter Bagehot, para decidir cuándo y cómo se debía ayudar a un banco en crisis; criterios que fueron adoptados en la práctica de manera exitosa durante más de cien años (no así en la reciente crisis). De acuerdo con Bagehot, el banco central debía prestar al banco con problemas de liquidez de manera ilimitada siempre que (1) el banco tuviera activos que respaldaran ese crédito, así como (2) el préstamo fuera a un tipo de interés mayor que el normal del mercado. Pasado el momento de crisis o de pánico, el banco devolvería el crédito por lo que el aumento de la liquidez sería solo temporal y por tanto no inflacionista. ¿Eficaz y sencillo verdad? Pues bien, sustituyan “banco” por “Estados” y darán con una buena guía para evaluar el paso dado por el BCE. Enumero muy brevemente algunas de sus características [4]:

(i) El BCE podrá comprar ilimitadamente deuda de los países en crisis en el mercado secundario.

(ii) Lo hará siempre que lo solicite formalmente el Estado en cuestión, que habrá de someterse a las condiciones exigidas por la UE para garantizar la devolución del crédito. (iii) ¿A que tipo de interés? Desde luego que será superior al del mercado en tiempos normales. Y (iv) para evitar que sea inflacionario, el BCE se ha comprometido a “esterilizar” el efecto de estos préstamos. Disculpen por la jerga de la que acabo de ser presa; con esterilizar quiere el banco central aclarar que reducirá por otros medios la cantidad de dinero en circulación, de modo que no aumente la oferta de dinero y con ello evite riesgos de inflación a medio y largo plazo.

Se inferiría de estas condiciones que solo se prestará a los países (solventes) que se estime sean capaces de devolver el crédito. Si de verdad nos creemos que es eso, un crédito condicionado para asegurar su devolución, entonces no será posible el rescate de un país realmente insolvente. Siendo así, ¿de verdad que se dejará caer a un país que se estime sea insolvente? Lo dudo. Fíjense, el mismo jueves pasado el BCE anunció también que aceptaría de nuevo sin límite los títulos de deuda de los países rescatados como garantía para conceder un crédito. Recuerden cómo funciona el modelo tradicional, nos guste o no: un banco central, una moneda y, ahora, un tesoro únicos. Hacia eso nos encaminados.

Juan Castañeda

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