(OroyFinanzas.com) – La semana pasada contábamos someramente cuáles eran las fuerzas, tanto centrípetas como centrífugas, existentes en el seno de la Unión Europea [1].
España es sombra de lo que fue en el seno de Europa
El parón que está sufriendo la integración de Europa quedó diagnosticado suficientemente y esta situación exige de un análisis de la posición y papel que juega España dentro de las instituciones europeas y la posición de clara tensión y beligerancia que las autoridades españolas han tomado frente a los designios alemanes y del Norte de Europa.
España es sombra de lo que fue en el seno de Europa. Desde los acercamientos a la Comunidad Europea fraguados por los sucesivos gabinetes tecnócratas y plasmados en el Acuerdo Preferencial del ministro don Alberto Ullastres en 1970 hasta la adhesión al Tratado de Roma en 1986; España hizo un esfuerzo encomiable de convergencia y desarrollo económico desde que, de una forma decidida y necesaria, se rompió, gracias al Plan de Estabilización, el nudo gordiano que atenazaba a la economía de la posguerra. Estos esfuerzos se redoblaron en 1996 en el primer gabinete de José María Aznar para engancharse al tren de la unión monetaria [2]. Es cuando España acapara la mayor cuota de poder e influencia que jamás había tenido en Europa, consagrada su autoridad en el Tratado de Niza en 2003.
La indudable autoridad política, económica y moral de España y los tiempos en que la prima de riesgo del bono soberano [3]hispano era negativa, han dado paso al derrumbe moral e institucional patrio y el retorno a un trato de los restantes socios europeos poco más que de la época de las negociaciones del mencionado Ullastres, Castiella ó Navarro Rubio, cuando España tenía todo por demostrar. Esta penosa situación conduce inexorablemente a España al rescate completo no sólo de las finanzas de los bancos públicos sino también de su Estado insostenible y mastodóntico.
La Teoría de los Juegos
Esta situación desastrosa de nuestra Vieja Piel de Toro puede ser contemplada a la luz de una disciplina económica relativamente nueva y con todo un mundo interesantísimo que descubrir: la Teoría de los Juegos. En 1955, el director de cine Norbert Ray consagró el mito
del actor americano James Dean con su obra maestra Rebel without a Cause (Rebelde sin causa). Se trata de una cinta en la que lleva al cine el clásico juego del chulo y el gallina, en el cual dos conductores dirigen a toda velocidad sus autos sobre una misma línea blanca en sentidos opuestos.
El juego del chulo y el gallina
En este juego, existen dos jugadores con dos estrategias: seguir (S) ó desviarse (D) Cada jugador prefiere seguir y que el otro se desvíe (+1), a desviarse él y el otro también (0), a desviarse y que el otro siga (-1) y a chocarse frontalmente y perder la vida (-5). Este esquema de preferencias lo podemos representar en una tabla de resultados o, en la jerga de los Juegos, en una matriz estratégica de pagos:
Tabla de representación del juego del chulo y el gallina
*Los círculos indican los dos Equilibrios de Nash existentes en el juego
Fuente: Elaboración propia a partir de Jimeno, Cerdá y otros (2001)
¿Cuál es la solución de este juego? La solución pasa por encontrar cuál es la decisión más probable que cada jugador adopte en función de lo que cree que el otro va a elegir. Se trata de la mejor respuesta de un jugador ó respuesta óptima frente a cualquiera de las decisiones que pueda tomar el otro. Este concepto es la definición del celebérrimo Equilibrio de Nash.
El juego del chulo y el gallina nos ofrece la siguiente predicción de la conducta de los dos jugadores: llegado el momento en el que se encuentren, uno acelerará y el otro se desviará. El jugador que se desvíe será el “gallina” y el jugador que no tema las consecuencias de sus actos será el “chulo”. No hace falta recordar quién es el chulo en este film tan exitoso.
La crónica del juego está preparada para ser adaptada a otras circunstancias.
La interacción entre Alemania (junto con los países del Norte de Europa) y España (el club de los países rescatados) puede describirse como un juego de chulo y gallina. En este caso, se trata de la carrera suicida de los países rescatados contra sus sostenedores, exigiendo prebendas y perdones que rallan en el ridículo para “salvar Europa”. Junto al ataque continuo y descarado contra la autoridad monetaria, España pretende seguir estando “en el corazón de Europa”; pretende querer ser una voz autorizada y un socio poderoso frente a países que, mejor ó peor, cumplen con sus compromisos.
De una vez por todas, en suma, los gobernantes españoles deben caer en la cuenta de que España no puede ser como James Dean; que Alemania y el resto de sus socios viajan en un potente trasatlántico mientras que España lo hace en una mísera tartana.
Javier Santacruz Cano, Doctorando en Economìa
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