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Se acaba el tiempo para un presupuesto equilibrado de España

(OroyFinanzas.com) – En su entrevista de ayer [1], el presidente del gobierno de España Mariano Rajoy puso un ejemplo muy sencillo:

Equilibrio

 

Suponga que usted ganara 1000 euros. Y supóngase que gastara 1500 euros todos los meses, porque pedía 500 euros prestados. ¿Cuánto tiempo cree que podría mantener esta situación?

Pues es una buena analogía que se aproxima mucho a la situación real de las cuentas del estado, como podemos ver en el siguiente gráfico:

Lo que salta a la vista es que el gasto público no ha parado de crecer, ni en los años de la burbuja, ni en los de su estallido. Sencillamente el sector público vive en un mundo aparte, inmune a la realidad, sin necesidad de ajustarse a la cambiante situación económica…  de forma insostenible y temporal, claro está.

El gran problema es que ni siquiera Rajoy, que parece ver el problema, se plantea  equilibrar las cuentas y eliminar (no reducir) el déficit. Incluso sus objetivos de “recortes” (entrecomillado muy justificado puesto que 2/3 de los ajustes vendrán por aumentos fiscales y no por reducción de gastos), que ya de por si son bastante poco fiables, tan sólo plantean alcanzar el 3% de déficit en 5-10 años, el 6.3% en 2012 y el 4.5% en 2013. Cualquiera que haya vivido un par de décadas sabe que lo único que importa en política son los próximos 2 años, cualquier promesa a mayor plazo puede incumplirse sin apenas coste o castigo para el que la hace. Que le pregunten si no al presidente sobre su negativa a subir el IVA hace escasos meses.

Rajoy incumplirá sus objetivos de déficit, no me cabe duda, y encontrará alguna excusa para justificar su fracaso, en tiempos revueltos siempre las hay. Pero aunque los cumpliese, han cometido un gran error de cálculo sobre la paciencia y la confianza del mercado en la capacidad de endeudarse más del Estado. Los inversores ven el gráfico de arriba y no pueden sino concluir que exigirle el 7% o el 8% de interés a la deuda soberana española  está plenamente justificado y es razonable, quizás incluso habría, por prudencia, que pedir el 10%. Hasta Mario Draghi admitió en su reciente comparecencia que los mercados tienen fundamentos para desconfiar y que, por mucho que les guste ignorarlo a los políticos, están siendo perfectamente racionales y razonables. Quizás incluso errando a favor de los gobiernos deudores por influencia del BCE y sus posibles medidas.

No hay tiempo. Como ya explicamos en punto de no retorno [2], en cuanto la deuda total alcance el 100% del PIB (1 billón de euros), un interés del 7% se comerá más de la mitad de los ingresos anuales del Estado.

Insisto, a falta de medidas drásticas para equilibrar los presupuestos y ajustar los gastos a los ingresos de forma muy rápida (máximo un año o dos), entraremos en un círculo vicioso nefasto. De hecho quizás ya haya comenzado, con la fuga de capitales [3] de España acelerándose. En cuyo caso sólo el Banco Central Europeo puede pararlo, imprimiendo dinero para comprar bonos… [4]  pero ese camino tiene un final aún peor y cuando se comienza a recorrer es muy difícil parar. Que se lo pregunten si no a John Law,  a Rudolf Havenstein o Gideon Gono.

F. Moreno

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