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¿Una vuelta al patrón oro en EEUU?

(OroyFinanzas.com) – Influidos o no por el congresista americano Ron Paul [1], conocido crítico de la Reserva Federal y el sistema de emisión puramente fiduciario [2], la convención nacional del Partido Republicano de la pasada semana convocó una comisión para el estudio de la vuelta al patrón oro en EEUU [3].

Sí, nada más y nada menos que la vuelta al patrón oro [4]. ¿Por qué ahora? Eso es sencillo. En un momento de tanta inestabilidad financiera como la vivida desde 2007, ahorradores privados, inversores institucionales y hasta los bancos centrales parecen haber encontrado de nuevo un buen refugio para sus ahorros y reservas en el dorado metal; de ahí que su precio se haya disparado en los años 2000, como ya antes lo hiciera durante las crisis del petróleo en los años 70.

Es en estos momentos de incertidumbre cuando la tan a menudo, en tiempos de bonanza, peyorativamente llamada reliquia bárbara (J. M. Keynes, 1923) parece no serlo tanto, y todos parecen caer en la cuenta de su mayor capacidad para mantener el poder de compra a largo plazo. Pero esto es una cosa y otra sería proponer el oro como ancla del sistema monetario.

De adoptarse, supondría una vuelta al sistema anterior a la Segunda Guerra Mundial, que limitaba el crecimiento de la oferta monetaria dada la necesidad de mantener la convertibilidad de los billetes emitidos en oro a una paridad fijada de antemano. Sus ventajas no se nos escapan: en esencia, crecimiento monetario limitado y verdadera estabilidad del poder de compra del dinero a medio y largo plazo.

¿Quién fija el precio del oro? [5]

Como sucede en cualquier mercado y con cualquier mercancía, y el oro también lo es, el dato fundamental es el precio que regule la relación entre el dólar y el oro. Este precio puede ser fijado por el Estado, como cuando determina el tipo de cambio de su moneda en términos de otra.

De hecho, este fue el sistema de patrón oro clásico que funcionó entre 1870 y 1914, ya que era el Estado (a través de un banco central monopolista) quien fijaba la paridad de la moneda nacional respecto al oro y se comprometía a convertir a la vista todo billete emitido a ese precio (a esa paridad).

O, como bien sugería Milton Friedman en 1961 [6] quien decida el precio como sucede normalmente en una economía de mercado. El precio debería rondar los 1.500 o 1800 dólares la onza de oro, tal y como cotiza en el mercado en los últimos meses.

Una equivocación en la fijación de este precio del oro sería fatal para la economía:

(a) Un precio muy alto en términos de dólares por onza (mayor al citado intervalo) implicaría una notable devaluación del dólar y así la posibilidad de caer en un crecimiento excesivo (e inflacionario) del dinero en EEUU.

(b) Un precio demasiado bajo, provocaría lo contrario: un crecimiento monetario mínimo y deflacionista, y además una moneda muy sobrevalorada que perjudicaría y mucho a las exportaciones de EEUU.

De ahí que sea mejor que el precio del oro lo determine el mercado y evitemos este problema de raíz. Una vez resuelto este problema inicial, el crecimiento anual de la oferta mundial de oro (en torno al 2% – 3% como promedio) podría servir para financiar una economía con un crecimiento similar a medio y largo plazo; por lo que no sería un sistema monetario deflacionista [7] en absoluto.

[youtube]http://youtu.be/7RRbhNbqUAQ[/youtube]

Ahora bien, si atendemos a las indicaciones que daba Hayek para determinar si era viable el patrón oro en un país, ni siquiera en EEUU sería hoy posible. Aún siendo el país con más reservas oficiales de oro del mundo (27%), este stock sería realmente mínimo en comparación con el volumen de liquidez existente en EEUU [8].

Además, no tiene sentido hablar del patrón oro en un solo país, sino entre una comunidad de países que compartan este sistema monetario. De adoptarse sólo en EEUU, la mayoría de los poseedores de dólares de todo el mundo, previsiblemente desconfíen del mantenimiento de los compromisos de la Reserva Federal y pronto los canjearían por oro, lo que rápidamente agotaría sus reservas.

¿Pero sabemos realmente el “precio” del patrón oro?

¿De verdad que la sociedad actual, también la americana, está dispuesta a volver a un sistema monetario que no permite financiar a un Estado con déficits recurrentes? Bajo el patrón oro la financiación deficitaria y continuada de un elevado Estado de Bienestar es sencillamente inviable, así como la expansión del gasto público sin límite.

Así como también lo es la conducción de una política monetaria discrecional y expansiva de la liquidez, al menos potencialmente, sin límite alguno. ¿De verdad que estamos dispuestos a pagar el precio por tener más estabilidad monetaria y financiera?

Juan Castañeda

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