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¿Cómo perciben los alemanes a sus socios europeos del sur?

(OroyFinanzas.com) – La relación entre las autoridades alemanas y las de los países rescatados o en riesgo de quiebra –Grecia, Portugal, España o Italia- responden a un esquema tipo “perro del hortelano” o, si nos ponemos ya culebroneros, una relación amor-odio.

Alemania Reichstag

Trascendiendo de la literatura, la relación entre Alemania y los denominados “países del sur” se puede formalizar como un juego tipo “dilema del prisionero”, en el cual la solución negociada es más ventajosa para los jugadores, sin embargo, mantener ese acuerdo es inviable gracias a los incentivos que tienen las dos partes para desviarse del acuerdo.

La posición de Alemania es muy clara, pero también lo es la de los países periféricos. Alemania quiere que el club de Grecia, Italia y demás compañeros haga reformas estructurales profundas acompañadas de un plan de saneamiento y estabilización macroeconómica que tiene que pasar necesariamente por un recorte del peso del Estado en la economía. En cambio, los países periféricos quieren que Alemania, a través del Banco Central Europeo, sea su prestamista de última instancia y la máquina de hacer dinero, la salvación de sus problemas.

Las razones que esgrimen los países del sur de Europa son las siguientes: por un lado, Angela Merkel es la canciller de toda Europa y es la que impone unas políticas de austeridad que están llevando a la ruina a los países con dificultades financieras y estructurales [1]. Por otro lado, la presión que los mercados ejercen sobre los países periféricos beneficia a la economía alemana, puesto que se está financiando a tipos de interés nulos o incluso, en algunas subastas, a tipos de interés nominales negativos [2].

Algunos analistas añaden otras razones por las que Alemania se está beneficiando de la situación, aunque todas confluyen en el mismo asunto: la mera existencia del euro beneficia en gran medida a la economía germana, puesto que está permitiendo un crecimiento extraordinario de sus exportaciones y es el más claro responsable de sus ganancias en competitividad.

Esta situación de “superioridad económica y moral” parece no estar tan clara. En un reportaje publicado el día 15 de abril pasado en el semanario alemán Der Spiegel [3] recoge unos datos que ha publicado recientemente el BCE sobre riqueza de las familias europeas. Estos datos muestran cómo la riqueza de las familias alemanas, materializada en distintos activos financieros y reales, está muy por debajo de la media europea, situándose en 195.000€. Las familias promedio de países como Chipre, España o Italia poseen un mayor volumen de riqueza que una familia promedio germana. Por ejemplo, una familia representativa chipriota posee 671.000€ (tres veces más que una familia alemana) o una familia española, 100.000€ más que una alemana.

En este sentido, los alemanes se preguntan: ¿Por qué tenemos que rescatar países cuyas familias tienen una riqueza mayor que la que tienen nuestras familias? Esta pregunta cala en la opinión pública cada vez más, puesto que los contribuyentes y ahorradores alemanes sufren un perjuicio muy notable: un euro con los tipos de interés más bajos de su historia, una deuda soberana en la que en muchas ocasiones hay que pagar por invertir en ella y la contribución a planes de rescate millonarios (Alemania pasará de contribuir 100 billones americanos de euros a poner 509 según cálculos de la Asociación Alemana de Contribuyentes y recogido por Der Spiegel).

Si dejamos a un lado la expropiación como forma de pagar deudas [4], las autoridades alemanas han experimentado con el caso de Chipre una nueva forma de enfocar los rescates [5] y, también, de rebajar la factura que tienen que pagar los contribuyentes y ahorradores alemanes.

Este estudio del BCE ha recibido un aluvión de críticas. A pesar de las correcciones que sus autores han incorporado –han aclarado que una familia representativa chipriota tiene un miembro más que una familia alemana- los detractores de este estudio como pueden ser los gobiernos griego, italiano o español, no consiguen explicar el por qué de esta diferencia en términos de riqueza. Incluso si el número de miembros del hogar familiar chipriota cayera un 50%, sigue sin ser imposible explicar una diferencia del 200%.

Una de las explicaciones que se dan para esta descomunal diferencia de riqueza es la inclusión de un activo real como es la vivienda en el patrimonio de las familias. En Alemania, el porcentaje de familias con vivienda en propiedad es del 44%, mientras que en países como España este porcentaje se eleva al 83%.

Esta especificación de los cálculos parece estar orientada a eliminar la sospecha de que este informe fuera encargado por Alemania para desprestigiar a los países periféricos. Sin embargo, la cuestión de fondo queda sin respuesta: cuál es el modelo óptimo de relación entre los países de la Zona Euro y cómo deben ayudarse.

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