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Craig Roberts, la manipulación del precio del oro y la política de la Fed

(OroyFinanzas.com) – Recientemente, el antiguo asesor de la Secretaría del Tesoro americano y editor del diario The Wall Street Journal Paul Craig Roberts, ha publicado un comentario en su página web titulado Las señales del dólar hunden en la preocupación a Washington (Signals Dollar Deep Concerns) en el que señala que “ha existido una concurrencia de hechos estadísticamente improbable que sólo puede ser explicada como una conspiración para proteger el dólar por parte de los programas QE de la Reserva Federal”.

En primer lugar, Roberts describe los QEs (Quantitative Easing- Facilidad cuantitativa) [1] como procesos de impresión masiva de dinero (un billón europeo de dólares cada año) para financiar el déficit presupuestario de los Estados Unidos mediante la compra de los bonos del Tesoro y mantener en niveles altos los precios de la deuda de los bancos denominados sistémicos a través de la compra de cédulas y titulaciones hipotecarias.

Sin estas expansiones monetarias, los tipos de interés serían mucho mayores y los balances de los bancos sufrirían unas importantes correcciones.

La primera consecuencia de esta avalancha de liquidez es la existencia de tipos de interés reales negativos [2] y, por otro lado, la oferta de dólares a nivel mundial ha superado enormemente la demanda. Por ello, el valor del dólar frente a otras divisas ha caído estrepitosamente y amenaza su posición de moneda de reserva internacional [3], con los perjuicios que conlleva para la valoración del comercio.

Gracias a su papel de divisa de referencia internacional, los Estados Unidos son capaces de realizar expansiones monetarias y enjugar su déficit por cuenta corriente en todo momento. Si este papel tan relevante desapareciera a favor de otros patrones como monedas electrónicas o metales preciosos, Estados Unidos tendría la obligación de ser más disciplinado en sus cuentas y en la financiación del Estado y la banca.

La contrapartida de la caída del dólar siempre es el aumento del precio del oro y, desde hace unos meses, la utilización de la moneda electrónica Bitcoin [4]. El control de estos “valores refugio” y la huída hacia delante en las Bolsas de Comercio conjuran, siquiera en parte, el riesgo de pinchazo de las burbujas creadas por la máquina de imprimir billetes.

Roberts no se limita a la descripción de la expansión monetaria y los artificios de las autoridades norteamericanas para sostener precios artificialmente altos de los bonos. También hace una descripción de lo que está pasando en el mercado del oro y las materias primas. Según Roberts, “el viernes 12 de abril de 2013, los cortos en oro desplomaron el mercado en Nueva York en una cantidad estimada de entre 124 y 400 toneladas de oro. Esta enorme e impredecible cantidad de ventas implica una conspiración ilegal de los cortos orquestada por la Reserva Federal y sus agentes (BTBF=Banks too Big too Fail, o Bullion Banks)”.

En este sentido, Roberts afirma que “la verosimilitud de que tantos intermediarios financieros decidan ponerse cortos en el mismo momento y con la máxima cantidad permitida no es creíble. Esto fue un ataque ordenado por la Reserva Federal, el cual me pregunto por qué no se investiga por ilegalidad”. La disminución espectacular del precio del oro en las últimas semanas [5] beneficia enormemente a los Bancos Centrales.

En este momento existe una contradicción extraordinaria entre la evolución de los precios del oro y la plata y la demanda [6] de metal físico. La demanda de oro y plata físicos se mantiene alta a pesar de los asaltos al mercado desde 2011. Países como Japón, China, Australia o India están atesorando reservas de oro y presionando a las compañías mineras para una mayor producción. Puesto que la intervención en el mercado físico es prácticamente imposible –se centra sobre todo en venta al por menor, pequeñas negociaciones y movimientos de reservas de los Bancos Centrales y bancos de inversión- las autoridades americanas intervienen en el mercado de papel y, con ello, presiona a la baja los precios en el mercado físico.

En suma, la “tormenta perfecta” que han preparado las autoridades americanas –tipos de interés negativos, deuda cuyo precio está artificialmente alto, índices bursátiles en máximos históricos [7] y exportación de la inflación- pende de un complicado equilibrio que depende del valor del dólar con respecto al resto de monedas. La Fed puede manipular el dólar, pero no podrá manipular eternamente ni el mercado del oro ni el valor de las demás divisas.

Fuente: Página personal de Paul Craig Roberts [8]

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