(OroyFinanzas.com) – Estocolmo lleva cuatro jornadas consecutivas de quemas de vehículos, ataques a escuelas y destrucción de bienes públicos, tras la muerte de un anciano por la policía.
La violencia juvenil se ha desatado en varios sectores de la ciudad de Estocolmo. Los primeros días las protestas eran protagonizadas por adolescentes, pero en las sucesivas jornadas también se han sumado algunos adultos. Cientos de jóvenes incendiaron coches y atacaron a las fuerzas de seguridad.
¿Qué está impulsando esta tensión en un país tradicionalmente tranquilo? Después de décadas de aplicar el famoso “modelo sueco” de generosas prestaciones sociales, el país desde la década de 1990 ha ido reduciendo del papel del Estado, alcanzando el más rápido crecimiento de desigualdad registrado en la OCDE.
La noche del pasado martes fueron atacadas dos escuelas, una comisaría y un centro de arte fue incendiado. Los disturbios se concentran en los barrios donde la mayoría de la población está compuesta por inmigrantes desempleados. Kjell Lindgren, portavoz de la policía de Estocolmo señalaba “Hemos tenido unos 30 coches en llamas anoche, relacionamos los incendios con bandas juveniles y de delincuentes” y agregó que ocho personas fueron detenidas.
Todo comenzó tras la muerte de un hombre de 69 años, que fue acribillado por la policía por portar un machete. Desde entonces, las manifestaciones que comenzaron en el distrito de Husby se han extendido a otras zonas, como Kista, Rinkeby, Jakobsberg y Norrsborg. “Da la sensación de que la gente está aprovechando la oportunidad al ver la atención que se le ha dado a Husby”, aventuraba Lindgren.
El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, hizo un llamamiento a la calma y aseguró que quemar el coche de un vecino no es un ejemplo de libertad de expresión, sino de vandalismo. “Todos debemos ayudar a restablecer la calma, padres y adultos”, dijo la autoridad, que recordó que “no nos podemos dejar gobernar por la violencia”. Esta insólita situación para la sociedad sueca ha encendido el debate en una sociedad que se jactaba de justicia social y tranquilidad.
Los barrios marginales de la capital parecen demostrar que algo no va tan bien como parecía. Si bien el nivel de vida aún está entre los más altos de Europa, los gobiernos no han logrado reducir ni el desempleo juvenil a largo plazo ni la pobreza, que afecta con más fuerza a los inmigrantes. ¿Quizás países como Suecia prefieran en el futuro acoger a europeos desde el sur de Europa?
Fuente: Reuters [1], El País [2], Zero Hedge [3]
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