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BCE: El riesgo de insolvencia en la banca en Europa no ha desaparecido

(OroyFinanzas.com) – En el último Boletín de Estabilidad Financiera correspondiente al mes de mayo, el Banco Central Europeo advierte de un riesgo notable en la capitalización de los bancos europeos: “La estabilidad financiera, sin embargo, es todavía frágil en la zona Euro. Persisten puntos débiles en la relación entre banca, Estados y la situación macroeconómica.”

Gracias a la situación de extrema facilidad para conseguir liquidez, los objetivos de estabilidad presupuestaria, recuperación de competitividad y buena capitalización de los bancos están siendo más fáciles de alcanzar. Sin embargo, existen cuatro fuentes de vulnerabilidad que siguen estando presentes y contra las que hay que actuar:
1. Fuerte caída de la rentabilidad bancaria, ligada al incremento de la morosidad en los créditos y la debilidad macroeconómica.
2. Tensiones renovadas en la deuda soberana gracias al débil crecimiento económico y la baja intensidad en la aplicación de las reformas estructurales.
3. El canal del crédito bancario no funciona en los países más castigados por la crisis.
4. Redistribución de la prima de riesgo [1] a nivel global, seguido de un período prolongado de movimientos de capital privilegiados y búsqueda de rentabilidad.

Con respecto al punto primero, recientemente publicábamos en OroyFinanzas.com un artículo en el que se contaban los problemas de morosidad de la banca española [2] y el mandato que el Banco de España había enviado a los bancos para que valoraran a precios de mercado sus carteras de créditos y reconocieran, de una vez por todas, los créditos fallidos.

El reconocimiento de los créditos incobrables y la devaluación consiguiente de las carteras de créditos es un proceso sano y necesario. Sin embargo, la consecuencia inmediata es la erosión de las cuentas de resultados y, por tanto, la pérdida de beneficios y capitalización. Ante todo, el ajuste de las cuentas bancarias es un objetivo prioritario y, junto a él, el proceso de reforma de las instituciones bancarias con nuevas estrategias de captación de clientes y nuevos modelos de negocio.

Desde el año 2009, la capitalización de los bancos ha ganado enteros. Con datos del primer trimestre de 2013, la ratio que relaciona el volumen total de capital de primera calidad con los activos ponderados por riesgo alcanza el 11,1% muy por encima de los criterios que exige el protocolo Basilea III [3].

El segundo riesgo ha sido mitigado en los últimos meses gracias a los programas de expansión monetaria que han puesto en marcha Bancos Centrales como el japonés [4]. De esta manera, los problemas de pago están disminuyendo a la par que lo hacen las tensiones financieras en Europa dentro del sistema de pagos TARGET2 [5]. En general, los países del sur de Europa han disminuido sustancialmente los saldos deudores que mantienen en este sistema frente a su principal acreedor: el Bundesbank.

La relajación de las primas de riesgo en la deuda soberana está trayendo una relajación en el ritmo de implementación de las reformas estructurales. Los gobiernos se han centrado, casi en exclusiva, en las subidas de impuestos, recortes en los sueldos de los funcionarios y la quita en el gasto en pensiones. De forma casi exótica se han llevado a cabo leyes e instrumentos de reforma institucional en mercados como el laboral, el comercio exterior, la agricultura o la industria. Ningún gobierno quiere recortar el peso del Estado en la economía y, por ello, el reequilibrio de las cuentas públicas se está haciendo por la vía de los ingresos más que por la vía de los gastos.

El tercer riesgo es, en este momento, uno de los principales problemas de la economía productiva. La escasez de fondos prestables no está justificada tras las compras masivas de papel público y privado por parte de los Bancos Centrales [6]. La práctica totalidad del crédito bancario se destina a comprar deuda pública y una pequeña parte va destinada a familias y empresas, con tipos de interés que alcanzan los dos dígitos.

Por último, existe una diferencia extraordinariamente grande entre flujos de inversión que buscan refugios seguros y cazadores de rentabilidad. El informe del BCE alerta de la minusvaloración de riesgos en algunos mercados y la actuación de los especuladores. La calidad de muchos emisores de títulos ha disminuido mucho en los últimos años y, por tanto, es importante vigilar las carteras de inversión para que no incurran en excesivos riesgos que puedan provocar más crisis financieras.

Fuente: Boletín de Estabilidad Financiera del BCE, Mayo de 2013 [7]

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