(OroyFinanzas.com) – Uno de los hitos de la construcción europea fue la creación del llamado Espacio Schengen como zona de libre movimiento de capitales y personas. Una de las implicaciones más importantes para cualquier individuo que decide viajar a cualquiera de los países integrados en Schengen es la libertad de viajar sin pasaporte. Simplemente, el Documento Nacional de Identidad de cada país es suficiente para estar plenamente identificado.
Esta idea, nacida del proyecto primigenio de Europa que diseñó Jean Monnet, se está resquebrajando poco a poco. Alemania y Gran Bretaña han llegado a un acuerdo para limitar la libertad de movimiento de personas en los países pertenecientes al Espacio Schengen. Estos dos países afrontan, en este momento, el mismo problema: la masiva inmigración procedente de los países del sur de Europa [1].
En términos oficiales, Reino Unido fue el primer país en hacer pública su profunda preocupación y anunció una batería de medidas para limitar la entrada de personas en territorio británico. En una ciudad como Londres se están formando enormes colonias de inmigrantes españoles, italianos y polacos. Por ejemplo, en un radio de 80 kilómetros se concentran más de 65.000 españoles, mayoritariamente estudiantes o recién titulados en busca de empleo.
Por otro lado, Alemania recibió el año pasado a 28.000 españoles y 34.000 griegos, según un reciente informe de la OCDE. Entre 2007 y 2011, el número de inmigrantes de estos países se duplicó. La situación extrema de la economía griega y la falta de oportunidades de trabajo en España son los principales factores de emigración. Esta emigración, lejos de ser un lastre para la economía alemana, es de alta cualificación profesional y académica.
Este acuerdo entre Alemania y Reino Unido da el pistoletazo de salida al restablecimiento de las fronteras interiores bajo el pretexto de la seguridad y el proteccionismo nacional. Este espíritu radicalmente proteccionista ha sido denunciado por el diputado en el Parlamento Europeo, Ska Keller. Especialmente, Keller expone el doble rasero que Alemania utiliza para juzgar la situación de Schengen. Por un lado, el país germano nunca ha estado de acuerdo con los controles fronterizos de Dinamarca, en tanto en cuanto perjudicaban a sus intereses comerciales. Ahora, en cambio, defiende la misma medida pero aplicada a sus fronteras.
Bienvenido a la Europa con fronteras.
Fuente: DWN [2]
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