(OroyFinanzas.com) –Venezuela está haciendo méritos para ser la próxima economía que sufra las terribles consecuencias de la hiperinflación [1]. Según el banco de inversión Goldman Sachs, la tasa de inflación [2] se está disparando en los últimos meses, siendo éste un síntoma claro del comienzo de un proceso hiperinflacionario. La tasa de inflación anual se ha incrementado hasta el 35,2%, cuando en las mismas fechas del año pasado, la inflación era el 20,1%. Mientras tanto, la inflación subyacente –excluyendo alimentos y productos energéticos- crece un 5% mes a mes y un 36% anual.
Sin embargo, el dato más preocupante no es el crecimiento anual de los precios. El problema mayor es que la tasa de inflación, mes a mes, se sitúa en el 6,1%. Es decir, los precios crecen un 6,1% de un mes para otro. Si esto se combina con un estancamiento económico, nula credibilidad de las autoridades monetarias y la financiación, casi en exclusiva, de los déficits públicos mediante creación de dinero (monetización del déficit público) estaremos en el perfecto caldo de cultivo para una espiral inflacionaria que acabará en hiperinflación.
Uno de los síntomas de un proceso inflacionario es la subida continua y espectacular de los índices bursátiles. Éste es el comportamiento de la Bolsa de Caracas, la cual se ha revalorizado en el último año un 600%. Este ejemplo también lo está siguiendo Argentina, aunque en este país el proceso inflacionario no es tan intenso.
Gráfico 1: Índice de Precios al Consumo nacional, en tasa de variación anual en Venezuela
Venezuela es un modelo de economía destruida. Una economía que es una mezcla de malas instituciones económicas y peores instituciones políticas. Por ello, no es de extrañar que los ciudadanos sobrevivan gracias a los mercados negros y cunda la escasez de productos básicos en las tiendas. El culmen de la política populista es, en este momento, el establecimiento de una cartilla de racionamiento y la fabricación de un enemigo externo para justificar la tiranía del poder político.
A juicio de Goldman Sachs, las cifras que se dan de inflación no son las reales. Por lo menos, la mitad de la inflación real está siendo sometida a control por parte del Estado. De esta forma, se intenta amortiguar a corto plazo el terremoto que vendrá después. Un país que cuenta con unas reservas de petróleo extraordinarias puede verse abocado a la destrucción total.
Fuente: Zero Hedge [3] y Goldman Sachs
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