(OroyFinanzas.com) – Las nuevas normas de capitalización de la banca recogidas en el protocolo de Basilea III pueden perjudicar seriamente a los bancos españoles y a la deuda pública española. Hasta el momento, los bancos contabilizaban como provisiones el montante de impuestos que debían pagar en el futuro o los impuestos prorrogados por haber generado pérdidas en sus cuentas de resultados.
Las provisiones son fundamentales en el proceso de capitalización de la banca, puesto que son un colchón de absorción de pérdidas en caso de que la morosidad crezca o una pérdida de valor generalizada de los activos que gestiona la banca.
Por ello, los bancos están ejerciendo presión sobre el Gobierno para convertir en capital entre 15.000 y 30.000 millones de euros de los casi 50.000 millones que tiene la banca en activos fiscales –definición de impuestos diferidos tal como hemos explicado anteriormente–. Según las informaciones publicadas por Reuters, la Asociación Española de la Banca es el encargado de representar a la banca en sus negociaciones con el Banco de España y el Ministerio de Economía.
El principal escollo en estas negociaciones es la repercusión que tendrá esta medida en el déficit y la deuda del Estado. Si se convierte en capital todo este dinero que los bancos tienen pendiente de pagar en impuestos, Hacienda no lo recaudará y, por tanto, el déficit público aumentará por esta caída de los ingresos. Una de las vías de solución que se están estudiando es que los activos fiscales sirvan para compensar deudas con Hacienda en otros impuestos.
Los grandes perjudicados serán los bancos medianos, los cuales hacen malabares para cumplir con el 8% de capital en 2019. El Banco Popular y el Sabadell perderán varios puntos porcentuales de capitalización. El caso del Sabadell es especialmente sangrante, puesto que en la absorción de varios bancos nacionalizados ha acumulado casi 5.000 millones de euros en impuestos diferidos.
Fuente: Edición española de Reuters
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