(OroyFinanzas.com) – En artículos anteriores hemos hablado del origen de la crisis y de la burbuja inmobiliaria. Pues bien, para poder entender la crisis desde una perspectiva generalista debemos ubicar, aunque sea a grandes rasgos, el factor “Cajas de Ahorro”.
Las Cajas de Ahorro son instituciones de gran tradición en nuestro país, y han estado siempre estrechamente relacionadas con las administraciones públicas. Además, debemos ser conscientes de que las Cajas son totalmente diferentes a los bancos en su estructura básica, por lo menos en dos aspectos: la gobernanza corporativa y la distribución de los beneficios.
En la gobernanza corporativa de las Cajas han aparecido todo tipo de agentes, desde políticos a sindicalistas, mientras que los bancos están a cargo de los accionistas. Generalmente los bancos buscan beneficios para repartir dividendos entre sus accionistas, y las Cajas, aunque presenten resultados positivos, están obligadas, en cierto modo, a reinvertir sus beneficios en aquello que hoy llamamos “obra social”.
El papel que juega la política en las Cajas de Ahorro es, como hemos podido ver, un factor determinante y preocupante. La influencia política de ayuntamientos y comunidades autónomas no ha sido la más adecuada, aunque hemos de reconocer que no todas las Cajas han funcionado igual de mal. Pero, sin duda, la calamitosa situación en la que han quedado muchas Cajas de Ahorro tiene mucho que decirnos.
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Hay un amplio consenso, digamos a todos los niveles, por el cual las Cajas de Ahorro son vistas como instituciones completamente politizadas y muy mal gestionadas. Los responsables de las mismas destinaron generosos fondos y asumieron demasiados riesgos en operaciones que podemos tildar de “más que dudosas”. Pero esto no es todo. Los salarios, las primas y las bonificaciones que han recibido muchos directivos incluidos aquellos que poco o nada saben de economía han llegado a ser desorbitadas.
En muchos aspectos las Cajas nos han recordado a esos sistemas corruptos de los que durante tanto tiempo hemos intentado escapar. La pésima gestión de estas instituciones ha obligado a acometer sucesivas reformas y algún que otro proceso de recapitalización.
Señalemos la última auditoría que se realizó para el sector bancario español, a cargo de Oliver Wyman. Allí se reflejan las necesidades de capital para unas cuantas instituciones, que representan aproximadamente el 90% del mercado bancario. Las necesidades de capital en un escenario macroeconómico muy adverso, calculadas a través del “Stress Test”, ascienden a 59.300 millones de euros. Entre los bancos que necesitan capital adicional destaca Bankia, quién requiere 24.743 millones de euros, acaparando el 46% de las necesidades de capital de todo el sector.
Bankia constituye el caso más llamativo, pero no es el único. Hay otras Cajas, la mayoría diría yo, que han supuesto grandes resquicios para la economía española, como por ejemplo: Caja Castilla La Mancha, Cajasur, CAM, Banco de Valencia, CatalunyaCaixa, Novagalicia…
La crisis ha destapado que las Cajas de Ahorro no pueden funcionar como solían hacerlo. Debemos proporcionar los incentivos adecuados para que este sistema cambie, y para no tener que revivir las malas experiencias. Y creó que ya va siendo hora de hacerlo.
Luis Pérez Pérez, Estudiante Universidad Rey Juan Carlos
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