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Goldman Sachs – Manipulación de los precios del aluminio en Estados Unidos

(OroyFinanzas.com) – Numerosos escándalos de alteración partidaria de precios de las materias primas sacuden día a día la realidad económica y financiera. En este caso, es el banco de inversión Goldman Sachs el que protagoniza un nuevo escándalo relacionado con la formación de precios del aluminio.

Los bancos de inversión como Goldman o J.P. Morgan se han introducido en los mercados de materias primas. Por un lado, a través de su participación en grupos industriales manufactureros intervienen en el proceso de estandarización y fabricación de las barras o lingotes y, por otro lado, introducen a sus traders en el mercado de derivados de las materias primas o de la electricidad [1]. En este sentido, la actuación coordinada de varios agentes con cierto poder de mercado o incluso de uno solo puede generar miles de millones de dólares en beneficios para los operadores y en pérdidas para los consumidores.

La cartera industrial de Goldman Sachs en el sector del aluminio se concentra en su participación, a través de una empresa intermediaria, en 27 industrias manufactureras que sirven como depósito en el área de Detroit. Diariamente, miles de barras de aluminio salen y entran en este depósito, por las que Goldman cobra un sustancioso alquiler. Se aprovecha de las ventajas que otorga la regulación americana a la custodia de aluminio.

Además de esta red de depósitos de aluminio, Goldman compró una de las mayores empresas vendedoras de aluminio de Estados Unidos, la Metro International Trade Services. Con este movimiento, el banco de inversión controla más de un 25% de la oferta de aluminio en el mercado americano.

Según varios expertos consultados por el diario The New York Times, el sobrecoste pagado en los últimos tres años por los consumidores alcanzaría los 5.000 millones de dólares. El manejo de las reservas reporta a las arcas de Goldman sustanciosos beneficios que se traducen en un sobrecoste distribuido entre las 90.000 millones de barras de aluminio que cada año consume la industria americana.

Este caso ejemplifica, una vez más, la capacidad de los reguladores de crear cárteles contra los que, en teoría, debería combatir. Las autoridades americanas son especialistas en la destrucción de empresas que evolucionaban de forma natural hacia una posición de dominio en el mercado –como fue el caso de la Standard Oil Company del célebre Rockefeller– y mantener o encumbrar empresas en forma de oligopolios cuyo mérito es haber conseguido trato de favor por parte de los reguladores. Son empresas que, en ningún momento, han ganado la posición de dominio por méritos propios sino que lo han hecho con el uso del dinero del contribuyente.

Fuente: The New York Times [2]

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