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Confiscación de los depósitos en el procedimiento de resolución de la banca suiza

(OroyFinanzas.com) – Con fecha de 7 de agosto pasado, la Autoridad Supervisora de los Mercados Financieros de la Confederación Helvética hizo público el reglamento de resolución de entidades de crédito. En él se consagra como definitiva una vieja idea que se ha utilizado en fechas recientes en Chipre: los depositantes de más de 100.000 francos suizos tendrán que participar en la recapitalización de los bancos.

El protocolo de la FINMA (siglas de la Autoridad Supervisora de los Mercados Financieros de Suiza) establece la prioridad de sus normas sobre las grandes corporaciones, las cuales ostentan el famoso lema “too big to fail” (demasiado grandes para quebrar) con un volumen de activos superior a 2,5 billones de francos suizos, cuatro veces más que el PIB de Suiza (600.000 millones de francos suizos). Estas instituciones deben reformarse de forma ordenada y sin caer en eventuales pánicos bancarios.

En este sentido, la estrategia adoptada es la de rescate interno o “bail-in [1]”: “Dada la estructura/naturaleza de los grandes bancos suizos, el bail-in es la estrategia más adecuada para alcanzar estos objetivos. Siguiendo una serie de consideraciones iniciales, el objetivo aquí es dar el siguiente paso para implementar este proyecto”, dice el Informe publicado.

La opción de rescate futuro con dinero público ha sido descartada reiteradamente por el Parlamento suizo. Sólo en casos de extrema necesidad se podría recurrir al dinero del contribuyente, siempre y cuando la regulación se haya cumplido de forma estricta. Por ello, para evitar esta opción, se endurecen los requerimientos de capital y la protección ante posibles insolvencias de los deudores.

El documento presentado por la FINMA descarta acciones unilaterales de los reguladores. Todas las decisiones pasarán por el Comité de Estabilidad Financiera y contarán con el apoyo de los socios en el club de los Bancos Centrales. Tras este proceso, el acuerdo deberá centrarse en un rescate bail-in en el que los accionistas y acreedores deben soportar la carga de la recapitalización y asumir, por tanto, las pérdidas que se originen en el proceso.

Bajo el punto de vista de la FINMA, un rescate interno se traduce en una compra de tiempo para reunir los esfuerzos necesarios de ajuste en el modelo de negocio y hacerlo de forma cuidadosa y prudente. Si esta estrategia no funciona, se producirá la resolución de la entidad liquidando sus activos y vendiéndolos al mejor postor.

Un banco se considera “no rescatable” cuando su capital cae por debajo del 5% del total de activos ponderados por riesgo. Si la ratio de capital se sitúa entre el 5% y el 8%, será la Autoridad de Resolución la que decida si dejar caer la entidad y proceder a su liquidación o, por el contrario, iniciar el procedimiento de rescate interno que se describe a continuación.

El rescate interno se formaliza a través de la conversión de los acreedores en accionistas. Para llevar a cabo este proceso existen tres métodos diferentes: conversión de deuda en fondos propios, suscripción de obligaciones convertibles contingentes –las celebérrimas CoCos– o deuda convertible en acciones a partir de un umbral de solvencia y, por último, una quita a los principales de los pasivos suscritos por el banco.

Dentro del capítulo primero están los depositantes que poseen más de 100.000 francos suizos en una misma cuenta corriente. El potencial confiscador que ostentará la Autoridad regulatoria es extraordinario, puesto que si se juzga crítica la situación de la entidad, los depositantes podrían poner de su bolsillo una cuantía de 300.000 millones de francos suizos, cuantía en la que se cifran las cuentas corrientes con ahorros superiores a 100.000 francos suizos.

Los primeros aludidos por este nuevo procedimiento son los dos grandes bancos suizos: la Unión de Bancos Suizos (UBS) y el Credit Suisse. Ambos tendrán que afrontar en el futuro mayores costes de financiación para pedir prestado en el mercado, puesto que cualquier acreedor suyo sabrá que, si en algún momento el banco quiebra, su préstamo desaparecerá y será convertido en papel de propiedad del banco.

Fuente: Resolution of global systematically important banks, FINMA position paper, 7 August 2013

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