(OroyFinanzas.com) – Las primeras voces en el sector bancario que están pidiendo una subida de los tipos de interés son las de los responsables de la patronal de las cajas de ahorros (Sparkasse en alemán) en Alemania. La era de dinero barato en la que vivimos está erosionando gravemente la riqueza de los ahorradores y amenaza con convertirse en un gravísimo problema en el momento en que los banqueros centrales decidan ralentizar el ritmo de creación de dinero.
El presidente de la entidad que representa a las cajas de ahorros, Georg Fahrenschon, ha subrayado los enormes costes que puede acarrear a la economía global el sostenimiento de esta política de bajada artificial de los tipos de interés durante más tiempo. En su opinión, el mayor problema al que se enfrenta la economía global es la acumulación de ingentes cantidades de deuda, la cual no tiene solución a corto plazo ni aunque se mantuviera el dinero barato.
Estas declaraciones las ha hecho en su viaje a la reunión conjunta anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) [1] y el Banco Mundial en Washington. En esta reunión se ha reconocido abiertamente el gravísimo problema de deuda que tiene el mundo civilizado. En este sentido, el FMI ha propuesto un nuevo disparate acorde a sus propósitos en la represión financiera [2]: confiscar un 10% del patrimonio de todos los ciudadanos para amortizar masivamente la deuda pública y privada existente.
Fahrenschon, lejos de secundar tales propósitos, ahonda en el fondo de la cuestión. Asegura que una política de tipos de interés artificialmente bajos provoca una mala asignación de los recursos, transfiriendo riqueza de los acreedores a los deudores sin que estos reduzcan su nivel de gasto ni trabajen por su eficiencia. Este proceso se hace de forma silenciosa, minando el poder de compra de los ahorradores y enriqueciendo instantáneamente a las unidades deficitarias de ahorro.
En este sentido, la primera de las medidas a tomar es parar el crecimiento de la deuda. Esto se hace a base de ahorrar o, en otros términos, dejar de gastar más de lo que se ingresa. Este proceso que sí han seguido las familias y las empresas no ha tenido lugar en las cuentas públicas.
Desde el punto de vista de los bancos, la política de bajos intereses también perjudica las cuentas de resultados. El principal negocio bancario, representado por el margen de intermediación, se ha resentido gravemente en los últimos años. La diferencia de tipos de interés entre lo que el banco toma prestado y lo que presta es muy estrecha, puesto que el principal cliente es la administración pública.
Fuente: DWN [3]
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