(OroyFinanzas.com) – El cierre de una mina de oro en el norte de Darfur (región al oeste de Sudán) está causando un auténtico baño de sangre. Desde principios de año, son más de 800 los muertos y 150.000 los desplazados en los conflictos entre guerrillas y tribus que luchan por el control de la mina de oro Jebel Amer.
El estallido del conflicto se produjo tras la decisión del gobierno de clausurar la mina tras su derrumbe parcial. Los diferentes grupos étnicos comenzaron las hostilidades para hacerse con el control de la mina y apropiarse de la riqueza. Durante varias semanas, varios equipos de bomberos y profesionales de rescates trabajaron para rescatar con vida a los mineros atrapados en los pozos hundidos.
La decisión del gobierno de cerrar la mina ha sido la nueva chispa que ha encendido la mecha en una región asolada por las guerras desde hace varias décadas. Darfur es el símbolo de las matanzas y limpiezas étnicas, dando lugar a terribles guerras y sucesivas hambrunas. Hasta el año pasado, el conflicto estaba protagonizado por el ejército del presidente Omar Hassan al-Bashir y tribus de corte islamista.
Desde 2003, los muertos en Darfur ascienden a 200.000 personas y cerca de dos millones de personas han huido de sus casas. Según el Derecho internacional, estas acciones son crímenes contra la humanidad y así lo considera el Tribunal Internacional de La Haya, el cual acusó a Hassan al-Bashir de delitos de genocidio. En 2009 fueron rechazadas estas acusaciones, dejando cerrado el frente judicial pero no el político.
Estos sucesos ponen en tela de juicio a los objetivos del régimen militar gobernante, cuyo objetivo era producir hasta 50 toneladas de oro en 2013, convirtiéndose en el tercer mayor productor de oro del continente africano e introducirse dentro de los quince mayores países productores de oro del mundo. Con este planteamiento, Sudán quería compensar la pérdida de riqueza natural que supuso la independencia de Sudán del Sur hace dos años, quedando en la región independiente más de las tres cuartas partes de la riqueza de petróleo del país.
Fuente: Catholic.org
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