(OroyFinanzas.com) – La tragedia económica de Venezuela se recrudece mes a mes con las cifras oficiosas de inflación [1]. El Banco Central de Venezuela anunció recientemente que la tasa de inflación anual ha alcanzado la barrera psicológica del 50% en términos interanuales, mientras que mes a mes la tasa de inflación ha escalado hasta el 4,4% en septiembre.
Según la misma nota publicada por la institución monetaria, el crecimiento vertiginoso de los precios se debe a efectos estacionales: “el efecto estacional que determinó el encarecimiento de algunos productos agrícolas (4%) y los aumentos de precios que fueron autorizados para algunos rubros agroindustriales (5%), para el transporte público terrestre (3%) y para el servicio de educación (6,3%)”.
La cuestión verdaderamente relevante no es el detalle técnico. La política económica y monetaria del régimen de Chávez personificado en este momento en la persona de Nicolás Maduro, está llevando a Venezuela al desastre económico. Un proceso inflacionario tan fuerte provoca el expolio de los ahorros de los venezolanos y el sometimiento de la economía a restricciones artificiales de la oferta en diferentes mercados como en los alimentos de primera necesidad.
En este momento, el racionamiento ha provocado graves problemas de falta de suministro eléctrico, aceites comestibles, girasol y componentes en la industria automovilística. Dada la escasez en el mercado “oficial”, la mayoría de los ciudadanos en Venezuela se han trasladado al mercado negro. En este sentido, el racionamiento en el mercado cambiario ha provocado que los precios del bolívar frente al dólar en el mercado negro septuplique la tasa oficial (en el entorno de los 6,30 bolívares por dólar USA).
La política económica y monetaria está estrangulando la economía nacional. En el primer semestre del año, el PIB ha crecido un 1,6%, mientras que en el mismo período del año anterior creció un 5,6%. Estos crecimientos de la economía no compensan, ni de lejos, el deterioro del poder adquisitivo, con lo que mes a mes se traduce en una destrucción de riqueza sin precedentes en Hispanoamérica.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires [2]
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