(OroyFinanzas.com) – En cualquier tertulia económica se reitera la necesidad de que “fluya el crédito [1]” para salir de la crisis económica actual. A pesar de ser algo inanimado, parece que el crédito debería fluir de manera natural por sí mismo, sin que esté muy claro por qué. Sí se sabe hacia quién: hacia las empresas que sin financiación no pueden pagar lo que deben, o hacia aquellos que desean montar nuevos negocios y necesitan dinero para ponerlos en marcha. El crédito es para los que necesitan dinero, ni más ni menos.
“El ritmo de la recuperación depende de que vuelva a fluir el crédito”, D. Mariano Rajoy, presidente del gobierno de España
Resulta por tanto sorprendente que se diga que la economía necesita “crédito”, y no “capital”, como correspondería a un sistema capitalista como el nuestro. El capitalismo se basa en que con un dinero ahorrado se hace una inversión, que crea riqueza y da un retorno. Sin embargo, nuestros capitalistas descubrieron un secreto para evitar el penoso trabajo necesario para el ahorro inicial: el apalancamiento. Trabajar con el capital de otros, mediante un crédito. De esta manera, el crédito libera al hombre de la esclavitud del trabajo. El “ganarás el pan con el sudor de tu frente” (Génesis 3, 19) se transforma ahora en “ganarás el pan con un crédito”.
Siempre habrá quien diga que un crédito es realmente ahorro de terceros. Es posible que así fuese con el patrón oro, o con reserva 100%. Pero no parece que sea el caso con la creación de dinero “out of the thin air”, como las inyecciones de los bancos centrales y préstamos a interés ridículo, frente a no se sabe bien qué colaterales.
Por ese motivo, parece que hemos pasado del capitalismo a una especie de “capitalismo inverso”, en el cual se las inversiones ya no se hacen con capital acumulado, sino con deuda, que es lo más opuesto que puede haber al capital. ¿Puede funcionar un sistema económico sin capital? Pues parece que fruto del capitalismo inverso es nuestro actual ecosistema de activos tóxicos [2], cuyo valor conocemos todos. Efectivamente, el capitalismo inverso generaría activos con valor negativo: destrucción de riqueza. Desgraciadamente, “there is no such thing as a free lunch [3]”.
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