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El shock bursátil actual devuelve el foco de atención a la economía de los emergentes

(OroyFinanzas.com) – El último día de la semana se planteaba como un día de consolidación de índices y el fin de la corrección de las subidas de las semanas anteriores en las principales Bolsas del mundo. Sin embargo, varios shocks han provocado un aluvión de órdenes de ventas que han hecho caer a índices, bonos y la subida de valores refugio como la deuda pública alemana, el oro o el franco suizo.

Primer shock: la situación económica de China

Varios acontecimientos han servido de catalizador de la caída que están soportando en este momento los mercados. En primer lugar se encuentra China y sus datos económicos peor de los esperados. Comenzó ayer con los datos de producción manufacturera –los resultados del índice PMI– los cuales denotan una caída de la producción ya que el índice ha entrado en terreno de contracción (49,6 frente a 50,5 esperado).

Tras la publicación de este dato [1], varios medios financieros se hicieron eco de los problemas que atravesarían varias entidades dedicadas al comercio de productos de alto riesgo ligados a la banca china. Este mercado (llamado sistema bancario en la sombra) tiene cada vez un peso mayor en la economía china. Según algunas fuentes, el peso ya sería del 40% del PIB.

Si a esto también se une la ralentización de la economía china y la inyección de liquidez del Banco Central en vísperas del Año Nuevo, se ha formado un caldo de cultivo extraordinario para sembrar dudas acerca de las economías emergentes. La estabilidad financiera depende, en un grado importante, de la marcha de los gigantes asiáticos y otros países como Brasil, México o Rusia, también con problemas no pequeños.

Segundo shock: el mercado de divisas de los emergentes

Después de las noticias en China han surgido tres problemas monetarios en el mercado de divisas: primero, la lira turca ha sufrido un desplome de su cotización frente al euro y el dólar. Este hecho ha provocado la intervención del Banco Central para defender el tipo de cambio, aunque por el momento no ha surtido gran efecto. A esta hora, la lira turca sigue cayendo un 2% con respecto al euro.

En segundo lugar, la caída de la lira turca también está siendo acompañada de otras divisas emergentes como el rand de Sudáfrica o el real de Brasil. Los porcentajes de revalorización del euro y el dólar contra estas monedas se sitúan entre el 1,2% y el 1,7%.

La ruptura parcial del “cepo cambiario” y la devaluación del peso argentino

El tercer problema, y quizá el más trascendente en términos económicos, es el desplome del peso argentino y el levantamiento parcial del “cepo cambiario” [2]. La caída en el día de ayer de un 13,2% frente al dólar ha sido la gota que ha colmado el vaso. Al gobierno de Cristina Fernández no le ha quedado más remedio que levantar parcialmente el “cepo cambiario” permitiendo la compra libre de dólares a los argentinos, siempre y cuando estén destinados a su ahorro.

El mensaje dado por el gobierno de la Argentina ha sido forzado por los acontecimientos. La política de fijación de precios de la divisa más la represión financiera en la compra de moneda extranjera ha provocado el efecto contrario al buscado: el peso ha seguido cayendo de valor frente al dólar y ha generado una circulación paralela en la sombra conocida como mercado “blue”.

La caída de la cotización del peso frente al dólar ha dejado en una situación insostenible a las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina. En un año (de enero de 2013 al actual 2014) las reservas de dólares han pasado de cerca de 43.000 millones de dólares a menos de 30.000 millones. Esta sangría de divisas se explica por las continuas intervenciones del Banco Central en el mercado de cambios para mantener viva la ficción del tipo de cambio mientras en el mercado negro se cotiza a sus niveles reales.

Gráfico: Evolución de las reservas del Banco Central de Argentina y el tipo de cambio (enero de 2013-enero de 2014)

Reservas de divisas y tipo de cambio en Argentina

Fuente: BCRA

Las autoridades de Buenos Aires achacan esta situación al libre mercado y al capitalismo [3]. Sin embargo, esta situación no es nueva. La historia monetaria de Argentina es la de una concatenación de fracasos y destrucción de la riqueza de forma continuada. La obsesión de todos los gobiernos, ante procesos inflacionarios y devaluaciones, es el establecimiento de controles de precios. Veamos por qué no es buena idea el establecimiento de racionamientos y medidas de control de los precios.

Supongamos un mercado en el que se comercian dos bienes: un bien “x” cuyo precio es “p” y un bien “y” cuyo precio es “q”. El precio relativo (cuántas unidades de “x” pueden comprarse con una unidad de “y”) es (p/q). Supongamos que el gobierno fija el precio de y. Entonces, el precio relativo también quedará fijado.

Sin embargo, esto no es así. El bien “x” se abarata relativamente mientras el bien “y” se encarece relativamente. Esto produce un efecto sustitución y un efecto renta. La demanda se desplaza a “x” y abandona “y”. Luego, lejos de que el precio quede constante, la demanda de “x” presiona al alza a “p” y la demanda de “y” presiona a la baja a “q”.

De esta forma se genera un efecto inesperado. El precio del bien racionado es presionado a la baja mientras que el resto de bienes, al alza. Conseguimos, por tanto, el efecto contrario al deseado, exactamente lo que ha ocurrido con el “cepo cambiario” y el cruce de divisas peso argentino- dólar USA.

La unión de estos shocks ha provocado el hundimiento de las Bolsas. Estos factores merecen atención en los próximos días, sobre todo la evolución de la situación económica de los emergentes. El terremoto de hoy no tiene por qué afectar al potencial alcista de las Bolsas a nivel mundial. El factor más importante, aparte de las economías emergentes, es la evolución de la política monetaria y las próximas decisiones de la Reserva Federal de los Estados Unidos.

A esta hora, los mercados americanos siguen en rojo mientras los “valores refugio” responden de manera débil. La onza de oro cotiza a 1.268 dólares y la onza de plata, a 20,88 dólares. Por otro lado, el bono alemán a diez años ha cerrado con una caída de rentabilidad del 1,31% y el franco suizo se mantiene en la cota de los 1,22 euros.

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