(OroyFinanzas.com) – Los antiguos trabajadores pensionistas ya retirados del Banco Central Europeo (BCE), los cuales forman parte de la primera plantilla de empleados de esta institución, han exigido una compensación en sus pensiones frente a la inflación. Este blindaje ya fue pedido en 2013 y fue desestimado mediante un recurso interpuesto por el instituto monetario en el Tribunal de Justicia de Europa radicado en Luxemburgo.
Los pensionistas del BCE entablaron esta batalla hace años. Estos funcionarios son conocedores del fenómeno de la inflación y de sus múltiples caras. En un entorno de desinflación como el actual –tal como conocimos ayer con los datos publicados por la Oficina de Estadística Europea, Eurostat– los técnicos en política monetaria saben perfectamente que existe un proceso inflacionario latente ya que los bienes básicos de la cesta de la compra suben a tasas cercanas al 2% anual mientras que lo hacen en semejante proporción los precios de los bienes y servicios regulados.
Esta situación erosiona de forma silenciosa y lenta el poder adquisitivo de los ahorradores y, muy especialmente, de los pensionistas. En este sentido, esta realidad no está contemplada en la reforma que el BCE quiere hacer de su sistema de prestaciones por jubilación, la cual es vista con mucho recelo por parte de los que son pensionistas en este momento y los que están a punto de serlo.
Como en todas las reformas de los sistemas de pensiones europeos –o incluso en proyectos de reforma como es el caso de España– el llamado “factor de sostenibilidad” obliga a los trabajadores a cotizar más y cobrar menos pensión en un futuro para sostener el sistema. También esto está ocurriendo en el BCE: los actuales asalariados pagarán más por el seguro de jubilación y sus retribuciones potenciales se reducirán. Esta reforma es legal según la sentencia dictada por el Tribunal de Luxemburgo, la cual ahorrará varios millones de euros a los contribuyentes europeos.
El colectivo de jubilados es extraordinariamente reducido. En la corta vida de esta institución, la cual ha cumplido escasamente la “mayoría de edad”, el número de jubilados asciende a sesenta. En este momento, el BCE se prepara para contratar de forma masiva a personal para hacer frente a las nuevas tareas que ha asumido en pleno proceso de unión bancaria. Será el nuevo supervisor único a nivel europeo. [1]
Con esta reforma, el BCE se adelanta al futuro procurando desde el minuto uno la sostenibilidad de su sistema de pensiones. A pesar del enfado y las presiones de los sindicatos que engloban a los que se jubilan en un futuro inmediato y a los que están ya jubilados, el BCE ha recibido carta blanca del Tribunal de Luxemburgo para modificar su normativa laboral. Este problema, lejos de ser meramente laboral, encierra un trasfondo económico de vital trascendencia: a pesar del contexto de desinflación, la inflación preocupa y muy mucho en los antiguos empleados de la institución que precisamente tiene que velar por el control de los precios en el área del euro.
Fuente: Die Welt [2]
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