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Las barreras legales americanas a la independencia europea de Rusia

(OroyFinanzas.com) – Todos hemos oído hablar del boom del gas en EEUU. En el contexto de la crisis ucraniana me preguntaba si, además de todas las múltiples dificultades tecnológicas y políticas, existen barreras explícitamente legales para que dejamos de depender tanto de Rusia, nuestro proveedor de energía y de problemas y esto es lo que he descubierto.

A pesar de su corta vida en la producción masiva, en 2011 el 16% de la producción de gas natural en EEUU provenía de lo que comúnmente se conoce como “shale gas”. EEUU tiene muchas razones por las que liderar en esta competición frente a Europa. Empezando porque tiene más y está más concentrado geográficamente. Además, Europa apenas tiene experiencia en su explotación a lo que hay que añadir las diferencias regulatorias existentes, en algunos casos, como en Francia, abiertamente contrarias a su aprovechamiento.

La explotación del gas en los Estados Unidos está regulada esencialmente a nivel de cada Estado aunque también tienen competencias las administraciones federal y local. Gracias a ello. cada Estado tiene normas adecuadas a sus condiciones y sobre todo, aviva la competencia entre Estados. En 16 de los 50 Estados se está o se espera que empiece su explotación. Ya sea a movel loca, estatal o federal, al final todos los aspectos de la explotación, producción y siguientes etapas de la vida del gas están reguladas. Como curiosidad, frente a lo que ocurre en Canadá o Europa, el Estado no es propietario de lo que se halle bajo tu propiedad en Estados Unidos. Cuántas historias hay de granjeros propietarios de terrenos en los cuales son descubiertas importantes reservas gas o petróleo y se vuelven automáticamente en millonarios.

Como parece ser de sentido común, la exportación del gas queda regulada a nivel federal. Bajo la sección 3 de la Ley de Natural Gas (Natural Gas Act), la autoridad reguladora de las exportaciones del gas en EEUU es el  Departamento de Energía que delegada sus competencias en la Subsecretaría de Energía Fósil (Assistant Secretary for Fossil Energy).

En el punto 3a de esta misma sección se fija los estándares que rigen prácticamente todas decisiones con respecto a las exportaciones del gas americano. Básicamente, ninguna persona debería exportar gas natural desde los EEUU a un país extranjero ni importar gas natural desde un país extranjero sin el permiso previo de la autoridad competente. Esta. tras una solicitud formal por parte del interesado de permiso de exportar o importar desde o hacia los EEUU, siempre que sea consistente con el interés público, recibirá el permiso del Departamento de Energía.

 

Gráfico: Producción de gas natural en Estados Unidos (1990-previsión 2040)

 Producción de gas natural en Estados Unidos (1990-previsión 2040)

En 1992 se introdujo una nueva sección 3(c) por la cual, aquellas aplicaciones para la exportación del gas a países con los que EEUU tenga firmado un acuerdo de libre comercio, serán tratados directamente como aplicaciones consistentes con el interés público y recibirán el permiso sin modificaciones y sin retrasos.

En cambio, quien desee exportar gas estadounidense a países que no tengan firmado tales acuerdos, deberá pasar por un tedioso, detallado control que en el mejor de los casos supondrá un permiso sujeto a fuerte condicionalidad.

EEUU tiene acuerdos de libre comercio firmados solo con 18 países. Resulta sorprendente que si una empresa está interesada en exportar gas natural extraído en tierra americana, por ejemplo a cualquier país de la Unión Europea deba ser inspeccionada y condicionada, pero si por ejemplo, decidiese hacerlo a Marruecos o Singapur no tendría mayores dificultades para recibir el permiso por parte del Departamento de Energía.

Pero así es. Tras recibir una solicitud de exportación a la UE, el Departamento de Energía, tras su registro, invitaría al público interesando a expresar sus opiniones y protestas en una consulta pública. Estos comentarios enviados a la consulta serían considerados en el estudio de la aplicación como un criterio adicional a: (i) aspectos medioambientales, (ii) aspectos internacionales, (iii) impacto en el PIB de EEUU y sobre el precio doméstico, (iv) seguridad energética americana, (v) necesidades domésticas del gas que se plantea destinar a la exportación. Debido a las posibles objeciones presentadas durante la consulta pública, estos criterios no son exclusivos, pueden extenderse en el estudio de los comentarios recibidos.

Después de leer el párrafo anterior, no debe extrañarnos que a día de hoy solo 3 empresas, hayan logrado pasar estos severos controles. En 2011 la terminal LNG Sabine Pass recibió el permiso. Dos años después, en 2013, recibieron permisos la terminal LNG Freeport y Lake Charles Exports. Cada una de estas solicitudes fue revisada caso a caso en procesos separados y el Departamento de Energía se reserva la posibilidad de cancelar la autorización en el momento que le parezca que las condiciones han cambiado y se deja de cumplir con el interés público. Para quien esté interesado, podrá encontrar un buen resumen sobre la decisión relativa a Freeport aquí [1].

Sabemos que la UE y EEUU están en pleno proceso de las negociaciones del acuerdo de libre comercio pero también sabemos que estas votaciones podría durar años. La diferencia entre tener o no tener un acuerdo con EEUU es clara: En marzo de 2013 el Departamento de Energía había aceptado 23 solicitudes de exportación a países con los que tenían acuerdo de libre comercio frente al caso simbólico de Sabine Pass.

La semana pasada los embajadores de 4 Estados Miembro de Europa Central (Hungría, Chequia, Eslovaquia y Polonia) enviaron una carta al Congreso y Senado estadounidenses solicitando llevar a cabo las medidas necesarias para que Europa no tenga que esperar al fin de las negociaciones del acuerdo de libre comercio. Este paso sería clave para el futuro de Europa y muy en especial para el de Rusia. La posible caída tanto del precio mundial del gas como de su posición dominante en el suministro del gas a Europa traería consecuencias muy importantes para su capacidad y estilo de ejercer la política exterior. Es cierto que se escuchan voces que una vez llegue a Europa, este gas no tiene porque ser más barato que el ofrecido por Rusia. Pero quien dice esto es que no ha entendido nada. No hay política Europea independiente sin independencia energética. Aun el precio del gas americano acabe igualando el precio del gas ruso a nivel de consumidor final, que nadie menosprecie el valor de la capacidad de elección.

Por supuesto, no todas las barreras son legales, existen problemas de infraestructuras que limitarán en principio las importaciones de gas líquido a Europa. No toda Europa está igualmente rezagada. Polonia lleva años preparándose y reforzando las bases para reducir su dependencia energética de Rusia. Este año finaliza la construcción de su gasopuerto al que empezará a fluir gas desde Qatar a final de año. La capacidad de almacenamiento de reservas y interconexiones por vía de nuevos conductos con sus socios europeos están creciendo y más que se espera. Además, tras el inicio de la Crisis de Crimea, redujo los requisitos de la nueva ley que regula la explotación de shale gas en Polonia. Otros proyectos como la construcción de la primera central nuclear o el avance en las energías renovables van en la misma línea.

Europa necesita pasar por rehabilitación para reducir su dependencia de un país cuyas relaciones parecen que se irán haciendo año a año cada vez más tóxicas. El conflicto ucraniano, acabe como acabe, supondrá un antes y un después en la historia moderna. De cómo será este después depende de como actuemos hoy. Y ¿qué puede un economista entre tanta emoción? Podemos decir, ¡liberen el gas!

Por WOJCIECH GOLECKI [2], Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid. Especializado en regulación financiera y relaciones europeas. Co-fundador de Easing Economics.

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