(OroyFinanzas.com) – A través de un comité de expertos nombrado por el gobierno, el Estado de Israel está diseñando un plan para la eliminación progresiva del dinero en efectivo [1]. Según fuentes consultadas, el comité está encabezado por Harel Locker, director de la Oficina del Primer Ministro Benjamin Netanyahu y está formado por miembros de diversas Administraciones como la Policía, el jefe de la Oficina Antifraude, el Banco Central de Israel, el Fiscal General del Estado y otras autoridades.
El objetivo de la eliminación del dinero en efectivo es luchar contra el fraude fiscal. Cualquier transacción en efectivo, al contrario que los pagos electrónicos o con tarjetas de crédito, no tiene por qué estar controlado por la Hacienda y puede carecer de supervisión. En este sentido, los ideólogos de esta eliminación convierten automáticamente a la persona que prefiere el dinero en efectivo en sospechoso de fraude fiscal, blanqueo de dinero o tráfico ilegal de bienes y servicios.
En última instancia, los expertos ligados al gobierno o los propios miembros del gobierno criminalizan a aquellos que utilizan efectivo y que consideran su uso como un ejercicio de libertad individual y privacidad. Una de las características esenciales de los pagos electrónicos y tarjetas de crédito es la absoluta falta de privacidad. Todos y cada uno de los movimientos que una persona o empresa realizan en un día cualquiera están registrados de forma simultánea y, por tanto, no tienen margen para la privacidad.
Asociar “dinero en efectivo” a “actividades ilegales” es cada vez más frecuente y, poco a poco, va calando en la sociedad [2]. El problema, más allá de la falsedad de esta analogía, es que la economía sumergida o los “mercados negros” no se eliminan quitando el dinero en efectivo. Actuar fuera de la Ley responde a incentivos derivados del marco institucional de la economía. En economías como la israelí con estabilidad institucional y seguridad jurídica, el fraude se sofistica teniendo la mayor parte de su negocio fuera del país y debido a la inestabilidad de los países vecinos, donde florece el mercado negro de armas.
Por tanto, bajo la excusa de luchar contra los “mercados negros”, los ciudadanos tendrán una parcela menos de libertad y tendrán que someterse a un control exhaustivo de todas sus actividades. Es una técnica más de “represión financiera” más allá del coste nulo de los depósitos, tipos de interés reales nulos o incluso negativo [3]s y las restricciones al libre movimiento de capitales.
El próximo debate, el cual formará parte de los trabajos de esta comisión, es la regulación de las comisiones de las tarjetas de crédito y operaciones electrónicas. En la Unión Europea existe una regulación al respecto acordada con el cartel formado por los dos operadores más importantes de tarjetas: Visa y MasterCard. Con un mercado extraordinariamente regulado y sometiendo al consumidor al pago de rentas de oligopolio, no han tardado en aparecer instrumentos que escapan de los reguladores y, probablemente, seguirán apareciendo en un futuro próximo.
Fuente: Israel National News [4]
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