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Estimado Sr. Maduro: si quiere la paz en Venezuela, deje funcionar a los mercados

(OroyFinanzas.com) – Estimado Sr. Maduro: He leído con sumo interés su artículo de opinión en el New York Times [1]. Acabo de regresar de un viaje por Venezuela en el que he podido disfrutar de su hermoso país. Me gustaría compartir con usted algunas reflexiones acerca del estado en que se encuentra su nación. Al contrario de lo que afirma la propaganda estatal que exportan al extranjero (por cierto, una de las pocas cosas que aún pueden seguir exportando, además de candidatas a miss Universo), quisiera explicarle por qué el socialismo es una doctrina enemiga de la paz y, de paso, desmentir algunas de sus afirmaciones.

La pobreza en Venezuela

En primer lugar, el Estado venezolano siempre ha controlado la economía con mano de hierro, incluso antes de la llegada de su predecesor, el presidente Hugo Chávez. El Estado de Bienestar en Venezuela no es algo reciente. Muy al contrario: lleva décadas lastrando el progreso del país. La única diferencia entre 1998 y el momento actual es que los gobiernos socialistas que lo precedieron tuvieron que arreglárselas con unos ingresos menores debido al descenso de los precios del petróleo que se hundieron tras las fuertes subidas de la década de 1970.

Aun así, usted se refiere a la «enorme» reducción de la pobreza en Venezuela, que cayó del 49% en 1998 a cerca del 25% en 2012, como si fuera un logro de su gobierno. Eso no sirve para demostrar la eficacia de sus políticas. Ya en 1980 las tasas de pobreza de Venezuela habían descendido a un nivel parejo al de estos últimos años (30%) como resultado de los máximos alcanzados por el precio del petróleo durante la escalada de las materias primas de los años 70. Pese a ello, la pobreza repuntó con fuerza y llegó a superar el 60% en 1995, cuando el petróleo se desplomó desde máximos históricos. Usted se atribuye el mérito de la reducción de la pobreza cuando en realidad lo único que cambió fue el precio del petróleo. No se ponga medallas que no le corresponden.

Muchos venezolanos dependen de los subsidios que reciben del gobierno y los menores ingresos procedentes del crudo indican que pronto volverán a ser pobres. El 50% de los ingresos totales del Estado siguen ligados al petróleo. Insisto: nada fundamental ha cambiado.

Precios máximos y tasas de pobreza

En segundo lugar, cualquiera que visite Caracas y vea sus extensas barriadas pobres pondrá en duda inmediatamente las estadísticas que confecciona su gobierno. Para calcular la tasa de pobreza, a ustedes les basta con hacer una encuesta por los hogares y preguntar por su nivel de ingresos. Luego,comparan esas cifras con el umbral de pobreza fijado en 2 dólares por el Banco Mundial y obtienen la tasa de pobreza en Venezuela. Como usted mismo probablemente sabe, ese método no es muy exacto. La pobreza se mide a partir de una cesta de bienes y servicios básicos como los alimentos y la vivienda. Pero claro, Chávez primero y usted después han decretado precios máximos para muchos alimentos y para el alquiler de viviendas en casi todo el país, lo cual ha provocado escasez general porque nadie quiere producir a los precios fijados. Según las estadísticas, sin embargo, los precios son «bajos». Que muchos venezolanos no puedan comprar algo tan básico como la harina, sencillamente porque ya no hay, no obsta para que su precio máximo legal, artificialmente bajo, se siga incluyendo entre sus medidas contra la pobreza como si en el mercado se vendiera por ese dinero.

El descenso de la pobreza no ha sido el resultado de las medidas anti-mercado aprobadas por usted o por el presidente Chávez, sino consecuencia del alza de los precios del petróleo y de la manipulación de las estadísticas de pobreza. Pero incluso con los precios del petróleo cerca de máximos históricos usted se muestra incapaz de ofrecer seguridad y prosperidad a Venezuela. Si los precios del petróleo vuelven a bajar —cosa que harán en algún momento— las tasas de pobreza volverán a subir en Venezuela. Las barriadas marginales crecerán y a muchos venezolanos les costará llegar a fin de mes. La situación será mucho peor de lo que es ahora.

La mejoría del nivel de vida. De quién, ¿de la gente o de los «boligarcas»?

Pese a que Venezuela sigue hundida, usted señor Maduro, tiene el valor de escribir que «nuestras políticas sociales han mejorado el nivel de vida de los ciudadanos en general». Exactamente, ¿qué es lo que ha mejorado? Por todas partes hay escasez, los salarios reales son de los más bajos de América Latina, la inflación se sitúa entre las más altas del mundo, la producción nacional se ha paralizado, la extracción de petróleo no deja de caer pese a las abundantes reservas por culpa de la falta de mantenimiento en las instalaciones y de capital humano, el PIB de Venezuela se desploma a gran velocidad, la educación se ha convertido en mera transmisión de la propaganda gubernamental, y se silencia a los críticos con violentas medidas represoras.

Lo más divertido de todo es que los anticapitalistas presumen que Venezuela tiene el salario mínimo más elevado de toda América Latina, pero no es más que otro engaño, pues está denominado en bolívares que a continuación son convertidos a dólares mediante un tipo de cambio de chiste fijado por el gobierno. En el mercado negro ya se pagan 100 bolívares por 1 euro mientras el gobierno sigue intentando hacer creer que un tipo de cambio de 8,6 bolívares es sostenible. Jim Rogers dijo una vez, no en vano, que uno de los mejores indicadores económicos de un país es el diferencial entre el tipo de cambio en el mercado negro y el fijado por el gobierno.

Como vengo señalando, las menores tasas de pobreza son un mero espejismo. Cualquier logro «alcanzado» a lo largo de la década precedente ha sido ilusorio. Si las supuestas mejorías que usted plantea no se han plasmado en el ámbito de la pobreza, ¿cómo exactamente han ayudado a los venezolanos las políticas confiscatorias aprobadas por usted y por su predecesor?

Los venezolanos están siendo engañados

Lo que probablemente quiereusted decir es que ha mejorado el nivel de vida de quienes tienen una relación estrecha con el régimen actual. Los críticos los denominan «boligarcas»: un selecto grupo de amigos de un gobierno corrupto que se han hecho de oro al amparo de la omnipotencia del Estado. «Boli» viene de bolivariano, pues los socialistas presumen de ser los herederos de Simón Bolívar, liberal (clásico)acérrimo que luchó por la independencia de Venezuela. Chávez comenzó a aprovecharse de la popularidad del libertador a fin de recabar apoyo popular para sus políticas socialistas, a las que denominó «revolución bolivariana». Los críticos con el régimen socialista han empezado a hablar en broma de la «boliburguesía»: personas que se han enriquecido a lomos de millones de venezolanos de clase media atraídos por las falsas promesas del socialismo. Poseen aviones particulares y viajan a la Tierra Prometida —los Estados Unidos, el presunto enemigo número uno de Venezuela— para comprar iPhones con carcasa de oro y despilfarrar el dinero público en toda clase de caprichos a lo largo del fin de semana. Usted no es distinto, señor Maduro, émulo de su admirado Fidel Castro, que ha amasado una riqueza personal de 900 millones de dólares a fuerza de boicotear mercados y robar a los cubanos.

Un llamamiento a la paz: abandone el socialismo

El único modo de alcanzar la paz es abandonar las políticas socialistas en las que se ha embarcado y garantizar el imperio de la ley para que los empresarios y los inversores prosperen. Necesita atraer capital extranjero, no confiscar el capital nacional y espantar a los inversores internacionales. Debe dejar libre al bolívar fuerte para que pueda ser cambiado por la divisa que los venezolanos (y los inversores extranjeros) prefieran. Debe eliminar los controles de precios y liberar a la industria de la intervención estatal.

Si sigue intimidando a los productores pronto no habrá nada que comprar, y entonces el gobierno culpará a los productores por los anaqueles vacíos. Señor Maduro, si no abandona el socialismo conducirá a su país directamente hacia el abismo y lo colocará al borde de una guerra civil.Un pueblo que no tiene nada en la despensa, nada tiene que perder. La economía de mercado es la «ley del sirviente»: aquellos que mejor sirven a los clientes, ganan. La escasez y la pobreza generalizadas, sin embargo, impondrán en Venezuela (y en cierta medida ya lo han hecho) la «ley del más fuerte» y los venezolanos tendrán que pelear entre sí para satisfacer sus necesidades más básicas.

Ironías de la vida, su artículo se publicó el día 1 de abril, festividad de los Santos Inocentes en los Estados Unidos. Lo felicito, señor Maduro. Consiguió engañar a la mayoría de sus lectores.

Autor: Olav Dirkmaat [2] de GoldRepublic [3]

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