(OroyFinanzas.com) – Jim Kingsdale fue un empresario e inversor estadounidense, que consiguió la independencia financiera en la burbuja tecnológica de las “puntocom”. Jim creó una empresa, que creció rápidamente y pudo vender a un muy buen precio. Como consecuencia de ello, reflexionó sobre cómo había logrado su fortuna, y creó el término “tsunami investing”.

El concepto de “tsunami investing” es bien simple: en lo que a ganar dinero se refiere, es mucho más importante estar en el momento y lugar adecuado, que no trabajar duramente en cualquier otro momento y lugar. Efectivamente, avanza mucho más rápido quien se arroja a una corriente de río en la dirección adecuada, que no quien hace esfuerzos ímprobos por nadar en aguas mansas. O peor aún, quien nada contra una corriente sin saberlo…

Según Jim, periódicamente surge algún tsunami económico, que trae abundante riqueza a aquellos inversores que, por inteligencia o por azar, tienen posiciones en dicho mercado, prácticamente hagan lo que hagan en él.

¿En qué se diferencia el concepto “tsunami investing” de la simple especulación? En postular que el tsunami se extiende a todo un sector, más que a un producto o un mercado concreto, y sus causas vienen de largo tiempo atrás, más que deberse a noticias o manipulaciones en el mercado.

Jim falleció de cáncer el 22 de Diciembre de 2009, pero dejó nos dejó su legado en numerosos artículos en seekingalpha.com, basta con buscarlos en internet. ¿Será la energía el próximo tsunami investing?

Inversión en energía

El petróleo ha sido una de las tradicionales commodities, mucho se ha escrito sobre el futuro peak-oil. Por otra parte, las empresas de generación eléctrica son las utilities por excelencia, con inversiones fijas que requieren de un capital enorme en un mercado regulado de difícil entrada.

El rápido desarrollo de las economías mundiales, y la incorporación a las clases medias de centenares de millones de personas, sobre todo en Asia y Suramérica, hacen pensar que sí: el crecimiento exponencial en la demanda de energía puede producir un próximo tsunami, que haga rico a todo el que tenga alguna posición en el sector energético.

¿Energía para todos?

Sin embargo el fracking ha cambiado bastante la percepción que del mercado del petróleo se tenía hasta hace pocos años atras, por lo que habrá que seguir estudiando el sector del petróleo. Por otra parte, el desarrollo tecnológico está llevando a la producción de nuevos paneles solares con alto rendimiento y bajo coste, que desde practicamente este año estan ya en disposición de competir con otras fuentes de generación. De hecho, las dificultades para que ello ocurra son más administrativas que técnicas.

El imprescidible (y oportunísimo) “La madre de todas las batallas”, de Daniel Lacalle, aboga precisamente por esta tesis: una aplanación en el sector de la energía, de tal manera que la energía será más accesible y más económica, debido a la bajada en costes que producirá sin duda la mejora de la eficiencia y los avances tecnológicos.

¿Sigue siendo la energía un campo con oportunidades para el inversor? ¿o vamos hacia una “democratización” de la energía, donde todos dispondremos de energía barata y abundante? Posiblemente las dos cosas.

Campo de oportunidades

Posiblemente no haya en Europa un sector más caótico y desastroso que el sector eléctrico español. Desde hace muchos años, con gobiernos de todos los colores, regulación tras regulación han ido distorsionado el mercado, hasta llegar a la situación actual, completamente alejada de la realidad y eficiencia económica. Esto, que en sí mismo es desalentador, significa que hay un margen de mejora inmenso. Mejora que alguien tendrá que llevar acabo, abriendo un amplio campo de negocio a aquellos que desarrollen la tecnología necesaria. Y no hablamos sólo en España, cuando hay un avance tecnológico es siempre algo global.

En muchos aspectos el sector energético actual recuerda al sector de las telecomunicaciones de hace 15 ó 20 años. Una explosión tecnológica similar es posible, ofreciendo oportunidades de nueva producción, de gestión, de mejora de la eficiencia, de medios de transporte, y de muchas otras cosas que ahora no podemos ni imaginar.

En resumen, es seguro que en el sector energético hay muchas cosas por hacer y el desarrollo tecnológico puede producir en un futuro cercano un tsunami económico comparable en este campo al ocurrido en el de las telecomunicaciones.

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