III Guerra Mundial de Divisas y posibles escenarios de salida – Jim Rickards

Aviones en forma de billetes en el aire

(OroyFinanzas.com) – La expresión “guerra de divisas”, fue acuñada en 2010 por el ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega, para describir las devaluaciones orquestadas por los países desarrollados, en sus intentos de generar crecimiento económico en base a divisas más competitivas.

Jim Rickards recuerda que la primera guerra de divisas se produjo después de la Primera Guerra Mundial y abarcó un periodo comprendido entre 1921 y 1936. El advenimiento de la Segunda Guerra Mundial resolvió el problema. La segunda guerra de divisas tuvo lugar en  1967 y se prolongó 20 años, hasta la firma de los Acuerdos de Plaza y Louvre. “El sistema económico mundial no siempre se encuentra en una guerra de divisas, pero cuando sucede, abarca periodos largos en el tiempo” y, de la misma forma, estas guerras sólo finalizan con hechos externos, “como colapsos económicos o guerras abiertas”, antes que con soluciones lógicas. Rickards no tiene duda alguna de que el desenlace de esta tercera guerra tendrá enormes consecuencias para el sistema económico internacional y el propio mundo.

A diferencia de las dos primeras guerras de divisas – que involucró a las monedas de las naciones desarrolladas del mundo-, en esta tercera son las cuatro principales monedas mundiales – el dólar estadounidense, el yen japonés, el euro y la libra esterlina del Reino Unido – quienes forman una alianza frente a las divisas de las naciones en desarrollo. Las devaluaciones de estas cuatro divisas –que integran la cesta de divisas de los Special Drawing Rigths-SDR (Derechos Especiales de Giro-DEG) del FMI-, obligan a sus rivales a imprimir más divisas para mantener el tipo de cambio. Y así importan la inflación generada en los países desarrollados.

Rickards señala las causas de esta tercera guerra, en el intento desesperado de los principales bancos centrales para tirar de una economía mundial que vive afectada por una depresión estructural. El origen de la estrategia se remonta al expresidente de la Reserva Federal (FED), Ben Bernanke, que todavía mantiene que esta devaluación simultánea traerá los beneficios de la liquidez sin que tengan por qué darse las circunstancias aledañas que ya causaron estragos durante la Gran Depresión de la década de 1930.

Hasta el momento, las autoridades han diseñado una especie de equilibrio entre las fuerzas deflacionarias mundiales y las fuerzas inflacionarias, con la impresión de dinero. Una estabilidad que Jim Rickards compara con la que se puede sentir pisando la hierba encima de la falla de San Andrés. Sin embargo, con la proximidad de las elecciones presidenciales en EE.UU. y la campaña electoral, “hay que esperar que el dinero llueva del cielo” porque los partidos políticos prometerán mejoras fiscales para que los estadounidenses puedan disponer de mayor renta. Pero esta medida, “va a fallar también”. Porque el problema es que el “modelo de equilibrio” que utiliza la FED no encaja para la economía mundial que se ha tornado en un sistema cada vez más complejo.

Así que, “debemos esperar un colapso en un futuro próximo” advierte Rickards, lo que no significa que sea el fin del mundo. “El sistema monetario internacional se ha venido abajo tres veces en los últimos 100 años” y se requiere una reestructuración del sistema. Y estos son los cuatro posibles escenarios de reestructuración:

  • Un sistema de múltiples monedas de reserva
  • Adopción de alguna forma de estándar o patrón oro
  • Un sistema de Special Drawing Rights-SDR (Derechos Especiales de Giro-DEG) emitidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI)
  • Colapso de la sociedad

De estos, Rickards apuesta por los SDR como instrumento para la próxima crisis financiera, que sin duda hará pequeña la padecida en 2008. La crisis que está por llegar, “será más grande que la propia FED, que ya se ve como un mal fondo de cobertura, y además tiene límites a su actuación. El único balance limpio es el FMI, y van a imprimir miles de millones de SDR para favorecer la transición del dólar como reserva mundial a los SDR”.

Para Rickards, que inversores afamados e inteligentes estén preparándose para los trastornos que inevitablemente acompañan dicha reestructuración monetaria es una señal evidente. Y entre los ejemplos citó las recientes adquisiciones de oro de China y la compra de los ferrocarriles por parte de Warren Buffett. Los inversores se mueven a activos que conservan el valor económico durante las transiciones de divisas. ¿Y si a la reestructuración le acompaña el colapso social? ¿Qué podría suceder? Rickards utiliza una palabra para describir lo que se podría esperar: el Neo-fascismo.

Fuente: CFAInstitute

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